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La mujer que esclavizó el movimiento obrero.
Antonio Maestre.
Margaret Thatcher ha muerto de un infarto cerebral a los 87 años de edad. Once de ellos los pasó gobernando con mano implacable desde el número 11 de Downing Street. Amiga de Augusto Pinochet, al que visitó durante su exilio británico, fue fiel seguidora de las políticas neoliberales agresivas de los Chicago Boys. La Dama de Hierro se ganó su apoyo a base de reprimir con crueldad el movimiento obrero, llevar a Gran Bretaña a una guerra en una pequeña isla contra Argentina y permitir que varios huelguistas murieran de hambre sin atender sus peticiones en Irlanda del Norte. Sus reformas pusieron los cimientos de la hegemonía económica continental que vive hoy el país, pero sus habitantes lo pagaron caro, por la merma de derechos laborales y protección social que padecieron.
La estela de Pinochet
La líder tory se caracterizó por llevar a cabo unas políticas neoliberales muy ambiciosas de la mano del pensamiento económico de Milton Friedman y Friedrich Hayek. Este último llegó a mandarle una carta a la primera ministra para pedirle que implementara en Gran Bretaña las políticas económicas que Pinochet estaba llevando a cabo en Chile. Thatcher llegó a reconocerle a Hayek que esas políticas no son compatibles con una democracia occidental, como explica Naomi Klein en su libro La doctrina del Shock. A pesar de ello, la Dama de Hierro encontró el modo de llevar a cabo en su país una serie de reformas neoliberales de un calado desconocido hasta entonces en Europa.
“Parásitos”, por utilizar los servicios públicos
Thatcher era una defensora a ultranza del individualismo. Consideraba que el individuo era centro de la sociedad y el que debía proveerse de todo lo necesario para subsistir. De hecho, la líder tory llegó a declarar que “no hay tal cosa como ‘la sociedad’”. Thatcher consideraba la pobreza un defecto de la personalidad y acusaba a los homeless de estar en su situación por propia responsabilidad, pidiendo casas al estado sin hacer nada para cambiar su situación. Incluso, llego a denominar como “parásitos” a todos aquellos ciudadanos que usaban los servicios públicos. Es por esto que llegó a reducir en casi seis puntos los programas sociales de ayuda. “Debemos respaldar a los trabajadores, no a los gandules”, dijo Thatcher dentro de su campaña de criminalización contra los más pobres, que Owen Jones recogió en su libro, Chavs, la demonización de la clase obrera.
Viviendas caras y más indigentes
Una de las medidas tomadas por Thatcher que definían su carácter liberal fue la venta de las Council houses mediante el acta del Parlamento de 1980, denominada Housing Act. Esta ley permitió a los especuladores enriquecerse con las viviendas sociales y aumentó de manera significativa el número de indigentes y el precio de la vivienda. Las desigualdades con Thatcher fueron otra de las situaciones que aumentó hasta niveles desonocidos en Gran Bretaña. Cuando la Dama de Hierro accedió al poder en 1979 el nivel de pobreza era del 13,4%. Cuando dejó el gobierno en 1990, el índice alcanzaba el 22%.
Las privatizaciones y el movimiento obrero
Thatcher llevó a cabo un proceso desnacionalizador sin precedentes. Su política agresiva de privatizaciones llevó a bajar el peso del Estado en el PIB, en apenas cuatro años (1979-1983), de un 10,5% a un 6,5%. En este tiempo, privatizó el 20% del sector público británico, con empresas como la British Gas, British Telecom y la distribución de aguas.
Huelgas masivas de mineros
Pero sin duda uno de los sucesos que marcaron los 11 años de gobierno de Margaret Thatcher fue la huelga de los mineros que comenzó en marzo de 1984 en la localidad de Brampton, un reducto de izquierdas obrero en South Yorkshire. La empresa nacional anunció el cierre de la mina de Cortonwood, pero los mineros no se creyeron las promesas de recolocación del gobierno y se declararon en huelga. Los de Brampton pidieron el apoyo del resto de zonas mineras y los trabajadores de Yorkshire, Escocia, Gales del Sur, Kent, Durham y Northumberland se unieron al paro.
Erradicar los sindicatos
La huelga era la oportunidad que Thatcher esperaba para erradicar el movimiento obrero y acabar con los sindicatos, a los que consideraba una amenaza para el libre desarrollo del individuo. La lucha de clases, como calificó el conflicto el líder sindical Arthur Scargill, la ganó la Dama de Hierro después de casi un año de lucha.
Margaret Thatcher ha muerto hoy, después de desatar los “perros de la codicia”, como expresó el escritor Manuel Vicent.
Pobre
Totalmente de acuerdo salvo en una cosa, es el DIEZ de Downing Street, no el 11
Su política agresiva de privatizaciones llevó a bajar el peso del Estado en el PIB, en apenas cuatro años (1979-1983), de un 10,5% a un 6,5%.
Juraria que es imposible, el peso del estado en la economia ahora oscila entre el 35 y el 40%, quizas se refiera al peso del sector empresarial publico.
llevar a Gran Bretaña a una guerra en una pequeña isla contra Argentina y permitir que varios huelguistas murieran de hambre sin atender sus peticiones en Irlanda del Norte.
Ahora no tengo mucho tiempo, porque voy acelerado. Pero sí me gustaría simplemente apuntar que Margaret Thatcher fue, sobre todo una gran patriota británica y una mujer que deja un legado ideológico que, sin vocación de exagerar, en mi opinión, rivaliza con los legados de Marx, Gandhi, Mao o Reagan.
Espero poder escribir un comentario más largo mañana.
Ahora no tengo mucho tiempo, porque voy acelerado. Pero sí me gustaría simplemente apuntar que Margaret Thatcher fue, sobre todo una gran patriota británica
"El patriotismo es el último recurso de los miserables/villanos/imbéciles"
Y con el "legado ideológico de Ronald Reagan" debes de estar de coña, el escribía y gobernaba al dictado de los lobbies y de sus consejeros
Totalmente de acuerdo salvo en una cosa, es el DIEZ de Downing Street, no el 11
Pues anda que el articulo no dice barbaridades, como lo de las Malvinas, o llamar "Huelgistas" a los presos del IRA que se pusieron en huelga de hambre para que volvieran a ser considerados presos políticos.
Seguramente te pondrías del lado de los británicos si tropas españolas desembarcaran en el Peñón de Gibraltar.
pues si. como nos pusimos del lado de los españoles cuando los de marruecos conquistaronatacaron se posaron en perejil.
y esto te lo dice uno que quiere un gibraltar español, pero por vías diplomáticas, que es como se hacen las cosas, si vamos a ostias, lo normal es que nos reciban a ostias.
Ahora no tengo mucho tiempo, porque voy acelerado. Pero sí me gustaría simplemente apuntar que Margaret Thatcher fue, sobre todo una gran patriota británica
.....6. ¿Estaba Thatcher obligada a defender las Malvinas?
Ahora nos parece que Londres no tenía otra opción que hacer frente a la agresión de la dictadura argentina. Entonces, no estaba tan claro. La fuerza naval británica no era la del pasado. La distancia con el Atlántico Sur, un obstáculo logístico impresionante. La postura de la Administración de Ronald Reagan, un tanto reticente, porque no quería ponerse claramente del lado de su aliado de Londres y abandonar a los militares argentinos, que eran claves en su estrategia anticomunista en Latinoamérica.
Thatcher no dudó en ningún momento. Y tuvo esa experiencia de guerra que permitió a los británicos recuperar cierta mística nacional que fue tan habitual en los años de la Segunda Guerra Mundial. Esta vez, las islas británicas no estaban en peligro, pero en términos propagandísticos Thatcher no le sacó menos réditos políticos.
La decisión más polémica de la guerra fue el hundimiento del General Belgrano, el buque de guerra argentino que se estaba alejando de la zona de exclusión en torno a las Malvinas impuesta por Londres. El almirante Woodward, jefe de la operación militar, envió a uno de sus hombres a la residencia de la primera ministra en Chequers, y en la misma entrada recibió rápidamente el visto bueno al ataque. Después, el Gobierno intentó encubrir los hechos.
Thatcher fue muy hija de puta, pero que en las ganas por demonizarla (cuya falta no hace) se intente hacer creer que es la culpable del conflicto de las Malvinas es demencial.
Por cierto, Aznar no creó la burbuja inmobiliaria, sino todo lo contrario.
Aznar quiso liberalizar el suelo con la Ley del suelo de 1998, donde se hubiera puesto fin a la corrupción de ayuntamientos y comunidades autónonomas, derivados de la recalificación de suelo rústico a urbanizable.
Pero dicha ley fue hundida por el Tribunal Constitucional, previa denuncia de los nacionalistas catalanes, porque alegaban que invadía competencias autonómicas y municipales. Claro, porque con la frustrada Ley Aznar no era necesario el preceptivo maletín de dinero negro para comprar el favor político de turno, y obtener la ansiada recalificación a urbanizable. Y con ello, se dispararon los precios del suelo que a su vez arrastraron los precios de la vivienda, con las funestas consecuencias que actualmente padecemos.
Gracias CiU.
Gracias Tribunal Constitucional.
Gracias castuza municipal y autonómica.
Pongo la referencia para desmitificar el mantra progresista de que Aznar fue el malvado impulsor de la burbuja
Si si, no me jodas que el gobierno entero del PP aplaudía con las orejas cuando subía el valor de la vivienda. ¿Y en los ayuntamientos quienes especulaban con el suelo?, ahora resulta que los gobernantes de ayuntamientos no pertenecían a los partidos políticos.
.....6. ¿Estaba Thatcher obligada a defender las Malvinas?
No se trata de ser adorador de la bicha, Inés. Como primera ministra británica claro que estaba obligada a defender las Malvinas. Los que optaron por la guerra como vía de resolver el conflicto sobre las islas (que venía de muy atrás) fueron los argentinos, no ella. Es absurdo echarle la culpa, sobre todo porque entonces se la quitamos a la dictadura argentina.
En cuanto al hundimiento del Belgrano, pues hombre, me parece muy rebuscado polemizar sobre un barco de guerra, diseñado para la guerra, hundido en una guerra, y perteneciente a uno de los contendientes. Si hubiera ido cargado de civiles, todavía...
Éste me parece un buen resumen:
Nació como la hija de un tendero del centro de Inglaterra y murió de forma discreta y pacífica en una habitación del Ritz de Londres, víctima de un derrame cerebral que ponía punto final a 10 años de mala salud, decenios de polémica política y 87 años de vida y de historia. Era Margaret Thatcher, la primera mujer que alcanzó, en 1979, el cargo de primera ministra británica, quizás la primera mujer que ha tenido realmente poder en estas islas desde que Isabel I reinaba en 1603, al decir de algún reputado comentarista político. Desde luego, la mujer que ha condicionado la política británica de los últimos 35 y años y quizás también los próximos 35.
“Hemos perdido a una gran primera ministra, a una gran líder, a una gran británica”, declaró el primer ministro David Cameron, al que la muerte de Thatcher le sorprendió de visita en Madrid. Los funerales, con honores militares pero sin rango de Estado, se celebrarán en la catedral de San Pablo.
Thatcher no fue la primera ni ha sido la última persona que alcanzó la cúpula del Partido Conservador desde orígenes humildes. Antes lo había hecho Edward Heath y luego lo conseguiría John Major. Pero su llegada al liderazgo tory en febrero de 1975 supuso una auténtica revolución: no solo porque rompía la tradicional hegemonía de líderes elitistas y acomodados, sino porque a pesar de su voz más bien desagradable, oratoria regular y atractivo discutible, encarnaba todo lo que se suponía que debía ser un genuino miembro del Partido Conservador británico: un patriota que creía en la familia, en Cristo y en el progreso con el sudor de la propia frente. Es decir, que creía que el progreso personal llega de la mano del esfuerzo y la responsabilidad individual y no gracias a la herencia recibida o a la generosidad del Estado. A cada uno según sus méritos, no según sus necesidades.
Esa filosofía, esencia de la creencia del verdadero tory en el esfuerzo (y la responsabilidad) individual, se conjugaba en el caso de Thatcher con una obstinación personal casi ilimitada y un margen para el compromiso más bien escaso, aunque no completamente inexistente. Y cuando llegó al poder en 1979, se puso manos a la obra de la mano de un programa de política económica salvaje: las nacionalizaciones se convirtieron en privatizaciones, el tipo máximo del IRPF cayó del 83% al 60% y luego al 40%, se disparó el IVA, se recortaron los gastos sociales, la sanidad, el transporte público, las subvenciones a la industria. Thatcher se enfrentó al poder establecido, incluido el de los sindicatos y en particular los mineros. Y empezó a cerrar empresas deficitarias.
Muchos pobres creyeron hacerse ricos porque pudieron comprar sus viviendas sociales. Pero el resultado de aquella cirugía thacherista que según ella no tenía alternativa, fue la multiplicación del paro y la pobreza, la división del país, el malestar social.
El general Leopoldo Galtieri llegó al auxilio de Thatcher con la invasión de las Malvinas en 1982. Allí, en una guerra que quizá pudo haberse evitado y dejó miles de muertos, Margaret Thatcher se convirtió para siempre en la Dama de Hierro y en un mito. Nada reanima más a estos isleños que una patriótica victoria militar: las Malvinas convirtieron en triunfo histórico las elecciones generales de 1983, que los conservadores daban por perdidas antes de la invasión de aquel olvidado archipiélago del lejano Atlántico Sur.
El ejército minero fue aplastado en Gales como el argentino había sido aplastado en las Malvinas. El thatcherismo empezó a convertirse en la doctrina de la política británica. Los laboristas concluyeron que jamás volverían a ganar las elecciones con un programa tradicional de izquierdas y abrazaron el centrismo. Ese es el mayor legado de Thatcher: eliminar las barreras ideológicas entre derecha e izquierda. Desde entonces, solo hay matices: todos acatan el principio del equilibrio en las cuentas públicas, la pelea se reduce al calendario, a la “intensidad y rítmo” de los ajustes.
La gran pregunta es: ¿ha transformado todo eso la economía británica? La economía británica se ha transformado, pero no está claro si eso se debe a Margaret Thatcher y si la Dama de Hierro ha logrado imponer sus principios de que a cada cual según sus méritos o su lema de que “no existe esa cosa llamada sociedad”.
Quizás paradójicamente, su revolución económica no significó la creación de un país mucho más eficiente. Detrás del espejismo del poderío financiero, cuyos cimientos de barro han quedado al descubierto desde la crisis financiera, Reino Unido sigue viviendo del tirón del sector público, con profundas diferencias entre el norte y el sur. Su dogmatismo le llevó a negar la necesidad de la presencia del Estado en muchos ámbitos de la vida cotidiana, llevando a un profundo deterioro de servicios públicos esenciales como Sanidad, Educación y Transporte. Pero el debate sobre hasta dónde ha de intervenir el Estado para proteger a los más pobres está estos días tan vivo como en los años ochenta. Y aún hoy la política económica y presupuestaria es en gran parte consecuencia de los recortes que durante años sufrieron los servicios públicos en tiempos de Thatcher.
La Dama de Hierro siempre ha dividido a los británicos. Hay neutrales, pero el país aún se divide en thatcheristas fanáticos y anti-thatcheristas irreductibles. No parece que eso le molestara mucho a ella. Siempre llevó la división en la sangre política. Pero no fue una gobernante completamente inflexible. Pese a que no le avergonzó practicar la guerra sucia contra el IRA y se salvó de milagro de la bomba del hotel de Brighton con la que los terroristas norirlandeses esperaban haberla asesinado en 1984, fue luego capaz de sembrar la semilla del proceso de paz de Irlanda del Norte con la firma del Acuerdo Anglo Irlandés, por el que Londres admitía por primera vez el principio de una Irlanda unida si así lo aceptaban los habitantes del Ulster.
Y pese a que acabó convirtiendo la construcción europea en una obsesión y en el cáncer que carcomió la unidad de los tories y su propio liderazgo, eso no le impidió firmar el Acta Única y ceder más soberanía a Bruselas que ningún otro primer ministro británico. Un pragmatismo que dejó entrever igualmente en sus relaciones con Mijaíl Gorbachov porque veía en él al hombre capaz de acabar con la Unión Soviética.
Su mundo estaba a menudo dividido en buenos y malos. Entre los malos, quienes no pensaban como ella; sobre todo, los de su propio partido. Entre los buenos destacaba, muy por encima de todos, su marido, Denis, el hombre que muchas noches la esperaba hasta tarde en el apartamento de Downing Street con dos vasos en la mano: uno con una muy generosa porción de whisky para ella, otro con un gintonic para él.
Denis se había enamorado de ella cuando era una jovencita recién graduada en Oxford que aspiraba a meterse en política. Él siempre admiró en ella su profundo sentido común, su enorme capacidad de trabajo, su obstinación. Él, hombre de negocios con fortuna, se convirtió en su gran padrino político. De su mano llegó a los Comunes por el escaño seguro de Finchley en 1959. Junto a él alcanzó el sueño de Downing Street. Y él fue quien le pidió que lo dejara cuando el partido ya empuñaba el cuchillo: “Déjalo antes de que te hagan daño”, dicen que le dijo. Y lo dejó. Denis se fue del todo hace ya diez años. Ella murió ayer. Un poco antes de lo que algunos esperaban. Pero ya lo tenía todo hecho. Solo el tiempo dirá si lo que hizo valió realmente la pena.
Igual meto la pata, pero me parece que no era liberal, no encuadraría en esa corriente a quien liberaliza sin control la dinámica económica de un estado pero enriquece su capacidad represiva.
Igual meto la pata, pero me parece que no era liberal, no encuadraría en esa corriente a quien liberaliza sin control la dinámica económica de un estado pero enriquece su capacidad represiva.
Neoliberal. Con todo lo que ese enigmático prefijo implica...
Igual meto la pata, pero me parece que no era liberal, no encuadraría en esa corriente a quien liberaliza sin control la dinámica económica de un estado pero enriquece su capacidad represiva.
Bueno, fue muy liberal en lo economico, muy conservadora en lo social, y muy nacionalista/centralista en lo territorial, era la hija de un tendero britanico, basicamente esa era su ideologia.
Que fuese elevada a los altares "liberales" tiene su logica, demostro, mucho mas y mejor que Reagan, que el nuevo canon macroeconomico, monetarismo, economia de la oferta, expectativas racionales, teoria de la eleccion publica, etc funcionaban en la realidad, realidad donde estaba fracasando el canon keynesiano incapaz de terminar con la inflacion.
No deja de ser ironico que haya muerto cuando el futuro gobernador del Banco de Inglaterra acepta como norma la vuelta a la Curva de Philips, que es keynesianismo hardcore, y es que quizas los budistas tengan razon y todo sea una rueda que gira y gira...
Ah, tampoco seamos ingenuos a los liberales, a la inmesa mayoria se la suda tanto su amistad con Pinochet, como se la suda a la inmesa mayoria de progres la amistad de Chavez o Castro con los ayatollahs iranies.
Thatcher fue muy hija de puta, pero que en las ganas por demonizarla (cuya falta no hace) se intente hacer creer que es la culpable del conflicto de las Malvinas es demencial.
Ah, tampoco seamos ingenuos a los liberales, a la inmesa mayoria se la suda tanto su amistad con Pinochet, como se la suda a la inmesa mayoria de progres la amistad de Chavez o Castro con los ayatollahs iranies.
Ni a un liberal le puede gustar la Tatcher ni a un progresista le puede gustar Castro, estás hablando de neocons y comunistas.
Una de los adalides de ese nefasto invento llamado "Capitalismo Popular", al que alegremente se apuntó luego la socialdemocracia con el único fin de abarcar mayor nicho electoral, sin darse cuenta que lo único que provocó fue una pérdida de la conciencia de clase, verdadero capital de la izquierda.
Ha elegido el mejor momento posible para morirse, lástima que no le de tiempo a ver morir a la criatura.
Comentarios
Totalmente de acuerdo salvo en una cosa, es el DIEZ de Downing Street, no el 11
Juraria que es imposible, el peso del estado en la economia ahora oscila entre el 35 y el 40%, quizas se refiera al peso del sector empresarial publico.
Objetividad ante todo.
Un saludo
Espero poder escribir un comentario más largo mañana.
Un saludo.
"El patriotismo es el último recurso de los miserables/villanos/imbéciles"
Y con el "legado ideológico de Ronald Reagan" debes de estar de coña, el escribía y gobernaba al dictado de los lobbies y de sus consejeros
Pues anda que el articulo no dice barbaridades, como lo de las Malvinas, o llamar "Huelgistas" a los presos del IRA que se pusieron en huelga de hambre para que volvieran a ser considerados presos políticos.
pues si. como nos pusimos del lado de los españoles cuando los de marruecos
conquistaronatacaronse posaron en perejil.y esto te lo dice uno que quiere un gibraltar español, pero por vías diplomáticas, que es como se hacen las cosas, si vamos a ostias, lo normal es que nos reciban a ostias.
Vamos, que era de los de la boina.
Pero que chorradas dices si la burbuja inmobiliaria la creo Ansar el adorado heroe liberal.
[size=large]Cameron cancela la rueda de prensa con Rajoy para regresar a Londres[/size]
.....6. ¿Estaba Thatcher obligada a defender las Malvinas?
Ahora nos parece que Londres no tenía otra opción que hacer frente a la agresión de la dictadura argentina. Entonces, no estaba tan claro. La fuerza naval británica no era la del pasado. La distancia con el Atlántico Sur, un obstáculo logístico impresionante. La postura de la Administración de Ronald Reagan, un tanto reticente, porque no quería ponerse claramente del lado de su aliado de Londres y abandonar a los militares argentinos, que eran claves en su estrategia anticomunista en Latinoamérica.
Thatcher no dudó en ningún momento. Y tuvo esa experiencia de guerra que permitió a los británicos recuperar cierta mística nacional que fue tan habitual en los años de la Segunda Guerra Mundial. Esta vez, las islas británicas no estaban en peligro, pero en términos propagandísticos Thatcher no le sacó menos réditos políticos.
La decisión más polémica de la guerra fue el hundimiento del General Belgrano, el buque de guerra argentino que se estaba alejando de la zona de exclusión en torno a las Malvinas impuesta por Londres. El almirante Woodward, jefe de la operación militar, envió a uno de sus hombres a la residencia de la primera ministra en Chequers, y en la misma entrada recibió rápidamente el visto bueno al ataque. Después, el Gobierno intentó encubrir los hechos.
:ilu:
Que se pudra en el infierno.
Si si, no me jodas que el gobierno entero del PP aplaudía con las orejas cuando subía el valor de la vivienda. ¿Y en los ayuntamientos quienes especulaban con el suelo?, ahora resulta que los gobernantes de ayuntamientos no pertenecían a los partidos políticos.
Cartel electoral con la que gano las elecciones del 79, buenismo, por cierto. :applause: :applause: :applause:
Un saludo
The Full Coercive Apparatus of a Police State:
Thoughts on the Dark Side of the Thatcher Decade
No se trata de ser adorador de la bicha, Inés. Como primera ministra británica claro que estaba obligada a defender las Malvinas. Los que optaron por la guerra como vía de resolver el conflicto sobre las islas (que venía de muy atrás) fueron los argentinos, no ella. Es absurdo echarle la culpa, sobre todo porque entonces se la quitamos a la dictadura argentina.
En cuanto al hundimiento del Belgrano, pues hombre, me parece muy rebuscado polemizar sobre un barco de guerra, diseñado para la guerra, hundido en una guerra, y perteneciente a uno de los contendientes. Si hubiera ido cargado de civiles, todavía...
Éste me parece un buen resumen:
No estoy de acuerdo. Pero me parece un punto de vista interesante.
Neoliberal. Con todo lo que ese enigmático prefijo implica...
Bueno, fue muy liberal en lo economico, muy conservadora en lo social, y muy nacionalista/centralista en lo territorial, era la hija de un tendero britanico, basicamente esa era su ideologia.
Que fuese elevada a los altares "liberales" tiene su logica, demostro, mucho mas y mejor que Reagan, que el nuevo canon macroeconomico, monetarismo, economia de la oferta, expectativas racionales, teoria de la eleccion publica, etc funcionaban en la realidad, realidad donde estaba fracasando el canon keynesiano incapaz de terminar con la inflacion.
No deja de ser ironico que haya muerto cuando el futuro gobernador del Banco de Inglaterra acepta como norma la vuelta a la Curva de Philips, que es keynesianismo hardcore, y es que quizas los budistas tengan razon y todo sea una rueda que gira y gira...
Ah, tampoco seamos ingenuos a los liberales, a la inmesa mayoria se la suda tanto su amistad con Pinochet, como se la suda a la inmesa mayoria de progres la amistad de Chavez o Castro con los ayatollahs iranies.
Un saludo
exacto.
http://blogs.elconfidencial.com/economi ... tcher-8257
DEP.
Ni a un liberal le puede gustar la Tatcher ni a un progresista le puede gustar Castro, estás hablando de neocons y comunistas.
Ha elegido el mejor momento posible para morirse, lástima que no le de tiempo a ver morir a la criatura.
Salu2