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Hilo sobre comunistas malos y fascistas buenos y viceversa.
Hasta Mussolini estuvo alguna vez entre los comunistas. Jiménez Losantos lo fue y Antonio Escohotado también. Ser estúpido alguna vez en la vida no es tan grave, como reivindicar a esa basura o lavarles la cara a sus cultores después de viejo. El mayor peligro son los estúpidos que aún después de viejos no han madurado: los viejos inmaduros estúpidos.
La ultima militancia política de Tamames, fue en el Centro Democrático y Social, de Adolfo Suárez.
Por no prolongar una discursion que no va a ningún sitio.
1.- La democracia alemana no se suicida, es asesinada por los nazis y compañeros de viaje.
2.- Las Cortes franquistas, el franquismo, no se suicida, muere en el hospital.
3.- El régimen de Putin no es heredero del stalinismo, salvo en su vocación de superpotencia.
ImVHo.
1.- Esos “compañeros de viaje” fueron, entre otros, el Zentrum y el DDP, dos de los partidos creadores junto al SPD de la Constitución de Weimar, es decir, de la propia República de Weimar. Cuando dos de los partidos de la llamada Coalición de Weimar, es decir, de los padres de la República, votan a favor del tipo que acaba con ella junto a la inmensa mayoría del parlamento, para mí es un suicidio.
2.- La Ley para la Reforma Política fue una de las llamadas leyes fundamentales del franquismo, la última concretamente, y como tal fue votada por las Cortes franquistas. Fue ahí cuando murió realmente el franquismo, cuando hubo una base jurídica para eliminar sus estructuras. Una base otorgada por las propias estructuras franquistas... para suicidarse.
3.- Putin, ese antiguo oficial del KGB que le acaba de levantar un monumento a Stalin. Después del de Fidel Castro.
La Alemania nazi fue heredera de la República de Weimar, nuestra actual democracia (“el Régimen del 78”) es heredera del franquismo y la Rusia de Putin es heredera de la URSS. Esto es así porque en ningún caso hubo ruptura, más bien fueron los propios dirigentes quienes propiciaron el cambio y firmaron el certificado de defunción después.
Yo sé que es muy cómodo y tranquilizador desligar completamente los regímenes democráticos de ciertos dictadores, como si Hitler hubiera levantado casi él solito el régimen nazi desde la nada, o como si el franquismo hubiera desaparecido de repente y como por arte de magia tras la muerte del dictador, pero la realidad es más difusa, creo. Antes hablabas de los grises (por cierto, así llamaban a la policía de Franco... que existió hasta 1978), y sin embargo en estos temas no ves ni un matiz, Fodelín. Y es importante verlos, más que nada para no olvidar que ninguna democracia está inmunizada contra el totalitarismo. Se puede pasar de un régimen a otro con pasmosa facilidad y sin golpes de Estado ni nada.
Y luego está lo de Rusia, donde a Putin solo le falta ponerle un mausoleo a Stalin al ladito del de Lenin. El tema es que con Putin en Rusia ha habido una fuerte regresión, se han revertido muchos de los cambios y reformas que hizo Yeltsin sencillamente porque el actual autócrata ruso es un nostálgico de la URSS, como él mismo ha reconocido, aunque tú no lo termines de creer.
Por no prolongar una discursion que no va a ningún sitio.
1.- La democracia alemana no se suicida, es asesinada por los nazis y compañeros de viaje.
2.- Las Cortes franquistas, el franquismo, no se suicida, muere en el hospital.
3.- El régimen de Putin no es heredero del stalinismo, salvo en su vocación de superpotencia.
ImVHo.
1.- Esos “compañeros de viaje” fueron, entre otros, el Zentrum y el DDP, dos de los partidos creadores junto al SPD de la Constitución de Weimar, es decir, de la propia República de Weimar. Cuando dos de los partidos de la llamada Coalición de Weimar, es decir, de los padres de la República, votan a favor del tipo que acaba con ella junto a la inmensa mayoría del parlamento, para mí es un suicidio.
Curiosamente, fue viejo presidente socialcristiano: Rafael Caldera, quien en su afán de ser presidente por segunda vez en su vida, pactó con el llamado "chiripero" (pequeños partidos de izquierda, entre el ellos el PCV); y el PCV le puso como condición de su apoyo en la elección, el indulto a Hugo Chávez. Por ese 10% de los votos del PCV, Caldera condenó al país.
Ah, que se trataba de eso. Al final somos un poco franquistas, soviéticos y otras cosas por herencia. Alemania siempre tendrá también un poco de nazi, ya que el régimen posterior no se construyó a partir de la nada, y así con todos los países: Portugal, Grecia... Todos tienen algo de su pasado. Hasta Europa sigue siendo un poco Imperio Romano diríamos.
1.- Esos “compañeros de viaje” fueron, entre otros, el Zentrum y el DDP, dos de los partidos creadores junto al SPD de la Constitución de Weimar, es decir, de la propia República de Weimar. Cuando dos de los partidos de la llamada Coalición de Weimar, es decir, de los padres de la República, votan a favor del tipo que acaba con ella junto a la inmensa mayoría del parlamento, para mí es un suicidio.
LA desaparición de la República de Weimar no solo se fraguó en el Reichstagg. Tambien tuvieron mucho que ver las masivas sustituciones (absolutamente ilegales) de los funcionarios (sobre todo hablamos de las administraciones judicial y policial) alemanes por nazis leales (es decir, hizo saltar por los aires cualquier tipo de cerrojos legales que se les pudieran poner desde la administración, que los había) y el cierre de periódicos no afectos. (Amén de la violencia y extorsión en las calles)
Es decir, empleó métodos absolutamente ilegales, aunque no lo hiciera en el plano exclusivamente político.
PD: Aunque yo estoy de acuerdo en que parte del pasado queda en los genes de las futuras generaciones, en España, por ejemplo, los genes de Viriato, de los numantinos y de los tercios de Flandes han sobrevivido en unas decenas de miles de personas ... se las conoce como "seguidores del Aleti"
No se puede hilar fino para unas cosas y para otras aplicar brocha gorda.
Cuando se trata de democracia, la gente suele juzgar a brocha gorda, y sólo ver si el origen de un régimen es eleccionario, dejando a un lado los "detalles burocráticos". Manejos similares a los de los nazis hicieron los chavistas con la institucionalidad venezolana, y bastante que se escuchaba a la progresía decir que eran democráticos, porque su origen era una elección. Con eso mataban todas las criticas. Por ejemplo: el senado era quien elegía los ascensos militares a partir de general, Chávez eliminó el senado en la nueva constitución, e hizo que el presidente directamente eligiera a los oficiales que ascendían, alegando que el senado politizaba los ascensos. Ahora Venezuela tiene más generales que Estado Unidos, y por supuesto, todos esos "generales" le deben el grado a su militancia chavista. Todo eso sucedía, mientras Podemos decía que Venezuela era un ejemplo de democracia; y solamente con el argumento del origen eleccionario, y su "legalidad constituyente". Así que si se quiere hilar fino, Bolivia al día de hoy, sería una dictadura también.
Si no hay separación de poderes y no hay una seguridad de que el ejecutivo no maeja el poder judicial, mal podemos hablar de una democracia, ni en el caso de Venezuela ni en el de ningún otro estrado.
La separación de poderes (y entre esto es muy importante que los funcionarios no sean elegidos a dedo) es fundamental. Por eso yo considero que la democracia en España es muy deficitaria, con esos jueces de los altos tribunales y esos fiscales jefes elegidos por los políticos. En este tema, no hay demasiada diferencia entre lo que hizo Hitler y lo que hacen hoy nuestros políticos
Vladimir Putin maneja el poder judicial en Rusia. Daniel Ortega maneja el poder judicial en Nicaragua, Nicolás Maduro maneja el poder judicial en Venezuela; el MAS maneja el poder judicial en Bolivia. Y Podemos en España está obsesionado con el tema del poder judicial.
Aunque en el fondo el poder judicial es un simple maquillador de "legalidad" de las decisiones del líder supremo, que se sostiene, como todos, en las bayonetas.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, mas que comunistas, en el sentido tradicional, son un mix de extrema izquierda posMayo68 y populismo latinoamericano, pero en ningun caso son socialdemocratas.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, mas que comunistas, en el sentido tradicional, son un mix de extrema izquierda posMayo68 y populismo latinoamericano, pero en ningun caso son socialdemocratas.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, has escrito. Pues lo hizo el propio Pablo Iglesias hace unos años. Claro, que era la época en que definía como socialdemócratas incluso a Marx y Engels.
1.- Esos “compañeros de viaje” fueron, entre otros, el Zentrum y el DDP, dos de los partidos creadores junto al SPD de la Constitución de Weimar, es decir, de la propia República de Weimar. Cuando dos de los partidos de la llamada Coalición de Weimar, es decir, de los padres de la República, votan a favor del tipo que acaba con ella junto a la inmensa mayoría del parlamento, para mí es un suicidio.
LA desaparición de la República de Weimar no solo se fraguó en el Reichstagg. Tambien tuvieron mucho que ver las masivas sustituciones (absolutamente ilegales) de los funcionarios (sobre todo hablamos de las administraciones judicial y policial) alemanes por nazis leales (es decir, hizo saltar por los aires cualquier tipo de cerrojos legales que se les pudieran poner desde la administración, que los había) y el cierre de periódicos no afectos. (Amén de la violencia y extorsión en las calles)
Es decir, empleó métodos absolutamente ilegales, aunque no lo hiciera en el plano exclusivamente político.
Una vez que el parlamento aprobó la Ley Habilitante, Hitler disfrutó de carta blanca para hacer y deshacer a su antojo y no tenía problemas en darle a todo un barniz legal, considerando que las leyes las creaba él, claro. Todo lo que dices y mucho más vino después y no fue sino la instauración de un régimen totalitario.
Pero quiero aprovechar tu comentario para hacer ver de nuevo la delgada línea roja que separa a veces la democracia de la dictadura, especialmente en aquellos años.
La Ley de Defensa de la República, presentada por el Gobierno de Azaña y aprobada en 1931, significó una férrea limitación de la libertad de expresión a través de la censura y el control de los medios de comunicación ya desde los primeros tiempos de la Segunda República:
Lo cierto fue que ley fue aplicada inmediatamente y en numerosas ocasiones. Solo un mes después de haberse aprobado la Ley se confinó en un pueblo de Granada durante seis meses a una persona que en un mitin celebrado en Zaragoza “deslizó frases de menosprecio e injurias para las Cortes Constituyentes”, lo que suponía infringir el apartado V del artículo 1º (es “agresión” contra la República, “toda acción o expresión que redunde en menosprecio de las Instituciones del Estado”).
Fueron suspendidos periódicos, cerrados locales de organizaciones políticas y sindicales, y realizadas incontables detenciones gubernativas. En caso de imposición de multas, se establecía “en defecto de pago, el arresto supletorio”. Asimismo, al amparo de la Ley, cientos de personas fueron deportadas a Guinea Ecuatorial y al Sáhara (éste fue el caso de 104 trabajadores, con ocasión de las alteraciones ocurridas en el Alto Llobretat [en enero de 1932]). Se aplicó incluso a miembros de la Administración de Justicia. Un caso conocido fue la sanción impuesta por el ministro de la Gobernación Santiago Casares Quiroga al juez Luis Amado, consistente en la suspensión por dos meses de empleo y sueldo, el 26 de abril de 1932, por haber decretado la libertad condicional de un procesado. Algunas de las sanciones impuestas rozaban el ridículo. Así, el 23 de diciembre de 1931… una resolución ministerial decía: “...por el hecho de haberse cantado la “marcha real” por las Hijas de María, he impuesto al cura párroco de referencia [de Mures, Navarra] la multa de 100 pesetas. (…) Muestra del interés del Gobierno en la aplicación de la Ley es el telegrama oficial de 14 de enero de 1932 a diversos gobiernos civiles, solicitando informes de las personas más extremistas, “expresándome sus nombres y el concepto por el cual puedan producir perturbaciones de orden público, a fin de aplicar si fura posible la Ley de Defensa de la República”.
Todas estas sanciones fueron impuestas sin ningún tipo de control por parte de los tribunales de justicia, ya que no admitieron a trámite los recursos que se plantearon para anular las sanciones impuestas por el Ministro de la Gobernación, excepto en tres ocasiones en que las sentencias anularon las sanciones por no haber aplicado adecuadamente la Ley de Defensa de la República, y cuando la ley estaba ya derogada, no porque se hubieran violado los derechos constitucionales de los acusados.
En 1933 esta ley fue sustituida por otra norma de excepción, la Ley de Orden Público, que sería utilizada incluso por Franco.
La violencia y la extorsión nunca faltaron en las calles durante la Segunda República y tras la victoria del Frente Popular, en febrero de 1936, se produjo una depuración de funcionarios por motivos ideológicos, así como la utilización partidista de los cuerpos policiales, junto a la práctica de políticas que seguían una lógica vengativa, fundamentalmente en relación a la represión de la Revolución de 1934.
Por su interés, dejo un párrafo del libro "Retaguardia roja. Violencia y revolución en la guerra civil española", del catedrático de Historia Política Fernando del Rey:
La impresionante movilización miliciana desplegada a partir del 18 de julio de 1936 -multitudinaria, rápida y contundente allí donde el golpe fue derrotado- no surgió por generación espontánea. Sus precedentes inmediatos hay que rastrearlos en la acción colectiva protagonizada por la izquierda obrera antes, durante y después de las elecciones generales del 16 de febrero; las mismas elecciones que desembocaron en el problemático triunfo del Frente Popular y en una nueva mayoría parlamentaria de izquierdas en las Cortes. En los meses sucesivos, lejos de aplacarse, esa movilización se mantuvo en pie. Por encima de los aspectos festivos iniciales, o de que algún historiador vea aquí "el triunfo de la democracia", aquella movilización reunió una serie de características insoslayables: las organizaciones obreras se adueñaron de las calles y abrieron las puertas a la ocupación -que no reposición- de los ayuntamientos por las izquierdas (con la consiguiente expulsión de muchos concejales centristas y derechistas que habían obtenido sus actas limpiamente en 1931 o 1933); impulsaron la reforma agraria por la vía de los hechos consumados sin atenerse en principio a los procedimientos legales obligados; provocaron con su presión y sus coacciones -sin negociación previa- un cambio drástico y no consensuado en las relaciones laborales; alentaron una cadena huelguística que no tenía parangón con otros ciclos de protesta en los años previos y hasta extremos difícilmente soportables para el empresariado; dieron alas a prácticas anticlericales cuyo grado de virulencia no se advertía desde los sucesos de mayo de 1931, y levantaron, en fin, un cerco en toda regla en torno al mundo conservador (asalto y cierre de locales por la fuerza, depuración de funcionarios municipales sin atenerse a la ley, detenciones arbitrarias sin competencias para ello, palizas...). Aunque los choques violentos que se derivaron de ahí -plasmados en más de cuatrocientos muertos y muchos más centenares de heridos en toda España- no tuvieron un origen unidireccional, pues tanto la extrema derecha como las fuerzas de orden público los alentaron, en un alto grado los provocó ese ambiente creado por iniciativa directa de la izquierda obrera más intransigente.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, has escrito. Pues lo hizo el propio Pablo Iglesias hace unos años. Claro, que era la época en que definía como socialdemócratas incluso a Marx y Engels.
Si el objetivo, pelín infantil, es demostrar que me has "pillado" en un mensaje, pues congrats, suelo equivocarme 854.702 veces al día.
Si el objetivo, pelín infantil, es que no hay que creer a un político en campaña electoral, llegas tarde ya lo sabemos
Pero vamos, tanto Unidas Podemos, como Podemos, como los movimientos sociales que los generaron ni fueron ni pretendían ser socialdemócratas, aunque querían quedarse con los votos del PSOE, claro.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, has escrito. Pues lo hizo el propio Pablo Iglesias hace unos años. Claro, que era la época en que definía como socialdemócratas incluso a Marx y Engels.
Si el objetivo, pelín infantil, es demostrar que me has "pillado" en un mensaje, pues congrats, suelo equivocarme 854.702 veces al día.
Hablando de violencia en la retaguardia, ayer se cerró la sevillana fosa de Pico Reja, tras exhumar los cadáveres de 1786 personas asesinadas, bajo la responsabilidad de Queipo de Llano, en las primeras semanas tras el intento de golpe de estado de 1936.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, has escrito. Pues lo hizo el propio Pablo Iglesias hace unos años. Claro, que era la época en que definía como socialdemócratas incluso a Marx y Engels.
Incluso Marx y Engels eran socialdemócratas XD Sobre todo en "Crítica al programa de Gotha", donde Marx expresa "todo su amor" por la socialdemocracia, anteponiéndole la dictadura del proletariado alcanzada necesariamente por la violencia, y no por los votos en la democracia "burguesa" XD De hecho, eso marcó dogmáticamente a Lenin, condenando a los mencheviques, y convirtió a los comunistas marxistas o socialistas reales, en enemigos históricos de la democracia liberal, hasta nuestros días, donde participan electoralmente ante la ineficacia de la lucha armada, pero para intentar desmantelarla desde adentro.
La deshonestidad intelectual en la política es buen indicativo que no se debe confiar en ningún político; y tonto el que crea que hay políticos "buenos" a los cuales vale darle un cheque en blanco para cambiar todo, porque supuestamente si lo hace mal se puede sacar en elecciones XD . Si se carga las elecciones aprovechando el cheque en blanco para cambiar las reglas de juego, a tomar por culo.
Bien dicho, ¿porque creer en politicos habiendo generales que quieren salvar la Patria?
Cualquier sistema democratico, o simplemente civilizado, desconfia del Poder, de todos, politico, militar, economico, mediatico, judicial..., y busca limitar su poder, esa es la mejor garantia de nuestros derechos y libertades.
Todo sistema tiene bugs que pueden ser aprovechados por los hacker. La época en la que sólo se podría reventar una democracia metiendo tanques en el parlamento, hace mucho que pasó. Chávez descubrió un bug que fue patentado por la izquierda populista internacional: la Asamblea Constituyente con "poderes originarios". Sin mencionar esa locura de que candidatos con pasado terrorista o golpista con partidos de ideologías totalitarias, se puedan presentar a elecciones.
No me valen elecciones para aprobar si los negros son o no personas.
Todo sistema tiene bugs que pueden ser aprovechados por los hacker. La época en la que sólo se podría reventar una democracia metiendo tanques en el parlamento, hace mucho que pasó. Chávez descubrió una que fue patentada por la izquierda populista: la Asamblea Constituyente con "poderes originarios".
Brillante, me ha recordado que mi cuñado, aficionado al ajedrez, conoció hace muuuchos tiempo a un disidente soviético, y su mayor felicidad al venir a España era tener lo que nunca pudo tener en Moscú, una maceta con flores, suya, nada más, nada menos.
Será de grises para los tontos útiles del partido, que recibían la misma miseria equitativa producida en serie.
Los comunistas y su dictadura de partido, no se exponen a elecciones pluralista donde el carisma importa, sólo necesitan a un Rasputin burocrático que tenga a los "altos camaradas" en su inventario, aunque su carisma sea equivalente a "0".
Y no hay nada más individualista, que creerse profeta de la historia y que ella habla por su boca XD
Excelente artículo sobre el origen en el socialismo del nazismo.
Por qué el nazismo fue socialismo y por qué el socialismo es totalitario
El nazismo es socialismo
01/10/2021 Jorge Reisman
Mi propósito hoy es hacer solo dos puntos principales: (1) Mostrar por qué la Alemania nazi era un estado socialista, no capitalista. Y (2) mostrar por qué el socialismo, entendido como un sistema económico basado en la propiedad estatal de los medios de producción, requiere positivamente una dictadura totalitaria.
La identificación de la Alemania nazi como un estado socialista fue una de las muchas grandes contribuciones de Ludwig von Mises.
Cuando uno recuerda que la palabra "nazi" era una abreviatura de "der National sozialistische Deutsche Arbeiters Partei -en traducción al inglés: el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes-, la identificación de Mises podría no parecer tan notable. ¿Qué debería uno esperar del sistema económico? de un país gobernado por un partido con "socialista" en su nombre para ser sino socialismo?
Sin embargo, aparte de Mises y sus lectores, prácticamente nadie piensa en la Alemania nazi como un estado socialista. Es mucho más común creer que representaba una forma de capitalismo, que es lo que han afirmado los comunistas y todos los demás marxistas.
La base de la afirmación de que la Alemania nazi era capitalista era el hecho de que la mayoría de las industrias de la Alemania nazi parecían quedar en manos privadas.
Lo que Mises identificó fue que la propiedad privada de los medios de producción existía solo de nombre bajo los nazis y que la sustancia real de la propiedad de los medios de producción residía en el gobierno alemán. Porque era el gobierno alemán y no los propietarios privados nominales el que ejercía todos los poderes sustantivos de la propiedad : era él, y no los propietarios privados nominales, quien decidía qué se iba a producir, en qué cantidad, con qué métodos y a quién se debía producir. a distribuir, así como qué precios se cobrarían y qué salarios se pagarían, y qué dividendos u otros ingresos se permitiría recibir a los propietarios privados nominales. Mises mostró que la posición de los supuestos propietarios privados se reducía esencialmente a la de los jubilados del gobierno.
La propiedad gubernamental de facto de los medios de producción, como la denominó Mises, estaba implícita lógicamente en principios colectivistas tan fundamentales adoptados por los nazis como que el bien común está antes que el bien privado y el individuo existe como un medio para los fines del Estado. . Si el individuo es un medio para los fines del Estado, también lo es, por supuesto, su propiedad. Así como él es propiedad del Estado, su propiedad también es propiedad del Estado.
Pero lo que estableció específicamente el socialismo de facto en la Alemania nazi fue la introducción de controles de precios y salarios en 1936. Estos se impusieron en respuesta a la inflación de la oferta monetaria llevada a cabo por el régimen desde el momento de su llegada al poder a principios de 1933 . El régimen nazi infló la oferta monetaria como medio para financiar el gran aumento del gasto público requerido por sus programas de obras públicas, subsidios y rearme. Los controles de precios y salarios se impusieron en respuesta al alza de precios que empezó a generar la inflación.
El efecto de la combinación de la inflación y los controles de precios y salarios es la escasez, es decir, una situación en la que las cantidades de bienes que la gente intenta comprar superan las cantidades disponibles para la venta.
La escasez, a su vez, resulta en un caos económico. No se trata solo de que los consumidores que llegan a las tiendas temprano en la mañana estén en condiciones de comprar todas las existencias de productos y dejar sin nada a los clientes que llegan más tarde, una situación a la que los gobiernos suelen responder imponiendo racionamiento. La escasez da como resultado el caos en todo el sistema económico. Introducen aleatoriedad en la distribución de suministros entre áreas geográficas, en la asignación de un factor de producción entre sus diferentes productos, en la asignación de trabajo y capital entre las diferentes ramas del sistema económico.
Ante la combinación de controles de precios y escasez, el efecto de una disminución en la oferta de un artículo no es, como lo sería en un mercado libre, elevar su precio y aumentar su rentabilidad, operando así para detener la disminución. en el suministro, o invertirlo si ha ido demasiado lejos. El control de precios prohíbe el aumento del precio y, por lo tanto, el aumento de la rentabilidad. Al mismo tiempo, la escasez provocada por los controles de precios impide que los aumentos de la oferta reduzcan el precio y la rentabilidad. Cuando hay escasez, el efecto de un aumento en la oferta es simplemente una reducción en la gravedad de la escasez. Solo cuando la escasez se elimina por completo, un aumento en la oferta requiere una disminución en el precio y provoca una disminución en la rentabilidad.
Como resultado, la combinación de controles de precios y escasez hace posibles movimientos aleatorios de la oferta sin ningún efecto sobre el precio y la rentabilidad. En esta situación, la producción de los bienes más triviales y sin importancia, incluso rocas para mascotas, puede expandirse a expensas de la producción de los bienes más importantes y que se necesitan con más urgencia, como medicamentos que salvan vidas, sin efecto sobre el precio o rentabilidad de cualquiera de los dos bienes. Los controles de precios evitarían que la producción de medicamentos se volviera más rentable a medida que disminuía su suministro, mientras que la escasez incluso de rocas para mascotas impedía que su producción fuera menos rentable a medida que aumentaba su suministro.
Como mostró Mises, para hacer frente a tales efectos no deseados de sus controles de precios, el gobierno debe abolir los controles de precios o agregar más medidas, a saber, precisamente el control sobre lo que se produce, en qué cantidad, por qué métodos y a quién. se distribuye, a la que me referí anteriormente. La combinación de controles de precios con este conjunto adicional de controles constituye la socialización de facto del sistema económico. Porque significa que el gobierno ejerce entonces todos los poderes sustantivos de propiedad.
Este fue el socialismo instituido por los nazis. Y Mises lo llama socialismo según el patrón alemán o nazi, en contraste con el socialismo más obvio de los soviéticos, al que llama socialismo según el patrón ruso o bolchevique.
Por supuesto, el socialismo no acaba con el caos causado por la destrucción del sistema de precios. Lo perpetúa. Y si se introduce sin la existencia previa de controles de precios, su efecto es inaugurar ese mismo caos. Esto se debe a que el socialismo no es en realidad un sistema económico positivo. Es simplemente la negación del capitalismo y su sistema de precios. Como tal, la naturaleza esencial del socialismo es la misma que la del caos económico resultante de la destrucción del sistema de precios por los controles de precios y salarios. (Quiero señalar que la imposición del socialismo al estilo bolchevique de un sistema de cuotas de producción, con incentivos en todas partes para exceder las cuotas, es una fórmula segura para la escasez universal, tal como existe bajo controles generales de precios y salarios).
A lo sumo, el socialismo simplemente cambia la dirección del caos. El control de la producción por parte del gobierno puede posibilitar una mayor producción de algunos bienes de especial importancia para él, pero lo hace a expensas de causar estragos en el resto del sistema económico. Esto se debe a que el gobierno no tiene forma de conocer los efectos sobre el resto del sistema económico de asegurar la producción de los bienes a los que otorga especial importancia.
Los requisitos para hacer cumplir un sistema de control de precios y salarios arrojan mucha luz sobre la naturaleza totalitaria del socialismo; más obviamente, por supuesto, sobre la variante alemana o nazi del socialismo, pero también sobre la del socialismo al estilo soviético.
Podemos comenzar con el hecho de que el propio interés financiero de los vendedores que operan bajo controles de precios es evadir los controles de precios y aumentar sus precios. Los compradores que de otro modo no podrían obtener los bienes están dispuestos, de hecho, ansiosos por pagar estos precios más altos como medio para asegurarse los bienes que desean. En estas circunstancias, ¿qué impedirá que los precios suban y que se desarrolle un mercado negro masivo?
La respuesta es una combinación de sanciones severas combinadas con una gran probabilidad de ser atrapado y luego sufrir esas sanciones. No es probable que las meras multas sean un gran elemento disuasorio. Se considerarán simplemente como un gasto comercial adicional. Si el gobierno se toma en serio sus controles de precios, es necesario que imponga sanciones comparables a las de un delito mayor.
Pero la mera existencia de tales sanciones no es suficiente. El gobierno tiene que hacer que sea realmente peligroso realizar transacciones en el mercado negro. Tiene que hacer que la gente tema que, al realizar una transacción de este tipo, la policía los descubra de alguna manera y termine en la cárcel. Para crear tal miedo, el gobierno debe desarrollar un ejército de espías e informantes secretos. Por ejemplo, el gobierno debe hacer que un tendero y su cliente teman que si se involucran en una transacción del mercado negro, algún otro cliente en la tienda los denunciará.
Debido a la privacidad y el secreto en el que se pueden realizar muchas transacciones del mercado negro, el gobierno también debe hacer que cualquiera que esté contemplando una transacción en el mercado negro tenga miedo de que la otra parte pueda resultar ser un agente de policía que intenta atraparlo. El gobierno debe hacer que la gente tenga miedo incluso de sus antiguos asociados, incluso de sus amigos y parientes, para que no se conviertan en informantes.
Y, finalmente, para obtener condenas, el gobierno debe dejar la decisión sobre la inocencia o la culpabilidad en el caso de transacciones en el mercado negro en manos de un tribunal administrativo o sus agentes policiales en el lugar. No puede depender de los juicios con jurado, porque es poco probable que se encuentren muchos jurados dispuestos a dictar veredictos de culpabilidad en casos en los que un hombre podría tener que ir a la cárcel durante varios años por el delito de vender algunas libras de carne o un par de zapatos por encima del precio máximo.
En resumen, por lo tanto, los requisitos simplemente para hacer cumplir las regulaciones de control de precios es la adopción de las características esenciales de un estado totalitario, a saber, el establecimiento de la categoría de "crímenes económicos", en la que se trata la búsqueda pacífica del interés propio material. como un delito penal, y el establecimiento de un aparato policial totalitario repleto de espías y delatores y el poder de arresto y encarcelamiento arbitrario.
Claramente, la aplicación de controles de precios requiere un gobierno similar al de la Alemania de Hitler o la Rusia de Stalin, en el que prácticamente cualquiera puede convertirse en un espía de la policía y en el que existe una policía secreta que tiene el poder de arrestar y encarcelar a la gente. Si el gobierno no está dispuesto a llegar a tales extremos, entonces, en esa medida, sus controles de precios resultan inaplicables y simplemente se rompen. El mercado negro asume entonces proporciones importantes. (Dicho sea de paso, nada de esto sugiere que los controles de precios fueran la causa del reinado de terror instituido por los nazis. Los nazis comenzaron su reinado de terror mucho antes de la promulgación de los controles de precios. Como resultado, promulgaron controles de precios en un entorno preparado para su aplicación).
La actividad del mercado negro implica la comisión de más delitos. Bajo el socialismo de facto, la producción y venta de bienes en el mercado negro implica el desafío de las regulaciones gubernamentales relativas a la producción y distribución, así como el desafío de sus controles de precios. Por ejemplo, el gobierno pretende que los bienes que se venden en el mercado negro se distribuyan de acuerdo con su plan, y no en el mercado negro. Los factores de producción utilizados para producir esos bienes también están destinados por el gobierno a ser utilizados de acuerdo con su plan, y no con el fin de abastecer el mercado negro.
Bajo un sistema de socialismo de jure, como el que existía en la Rusia soviética, en el que el código legal del país abierta y explícitamente convierte al gobierno en propietario de los medios de producción, toda actividad del mercado negro implica necesariamente la apropiación indebida o el robo de bienes del Estado. propiedad. Por ejemplo, se consideraba que los trabajadores o gerentes de las fábricas en la Rusia soviética que producían productos que vendían en el mercado negro robaban las materias primas suministradas por el estado.
Además, en cualquier tipo de estado socialista, nazi o comunista, el plan económico del gobierno es parte de la ley suprema del país. Todos tenemos una buena idea de lo caótico que es el llamado proceso de planificación del socialismo. Su mayor interrupción por parte de trabajadores y gerentes que desvían materiales y suministros para producir para el mercado negro, es algo que un estado socialista tiene lógicamente derecho a considerar como un acto de sabotaje de su plan económico nacional . Y el sabotaje es como lo considera el código legal de un estado socialista. De acuerdo con este hecho, la actividad del mercado negro en un país socialista a menudo conlleva la pena de muerte.
Ahora bien, creo que un hecho fundamental que explica el reinado generalizado del terror que se encuentra bajo el socialismo es el increíble dilema en el que se coloca un estado socialista en relación con las masas de sus ciudadanos. Por un lado, asume plena responsabilidad por el bienestar económico del individuo. El socialismo al estilo ruso o bolchevique reconoce abiertamente esta responsabilidad: esta es la fuente principal de su atractivo popular. Por otro lado, en todas las formas que uno pueda imaginar, un estado socialista comete una chapuza increíble. Hace que la vida del individuo sea una pesadilla.
Todos los días de su vida, el ciudadano de un estado socialista debe pasar tiempo en interminables filas de espera. Para él, los problemas que experimentaron los estadounidenses en la escasez de gasolina de la década de 1970 son normales; sólo que no los experimenta en relación con la gasolina —porque no posee un automóvil y no tiene ninguna esperanza de tener uno—, sino en relación con simples prendas de vestir, con vegetales, incluso con pan. Peor aún, con frecuencia se ve obligado a trabajar en un trabajo que no es de su elección y que, por lo tanto, sin duda debe odiar. (Porque bajo la escasez, el gobierno llega a decidir la distribución del trabajo tal como lo hace con la distribución de los factores materiales de producción.) Y él vive en una condición de hacinamiento increíble, sin casi ninguna posibilidad de privacidad. (Ante la escasez de viviendas, se asignan internos a los hogares; las familias se ven obligadas a compartir apartamentos. Y se adopta un sistema de pasaportes y visas internas para limitar la gravedad de la escasez de viviendas en las áreas más deseables del país). Para decirlo suavemente, una persona obligada a vivir en tales condiciones debe hervir de resentimiento y hostilidad.
Ahora bien, ¿contra quién sería más lógico que los ciudadanos de un estado socialista dirigieran su resentimiento y hostilidad que contra ese mismo estado socialista? El mismo estado socialista que ha proclamado su responsabilidad por su vida, les ha prometido una vida de bienaventuranza, y que de hecho es responsable de darles una vida de infierno. De hecho, los líderes de un estado socialista viven en un dilema adicional, en el sentido de que diariamente alientan a la gente a creer que el socialismo es un sistema perfecto cuyos malos resultados solo pueden ser obra de hombres malvados. Si eso fuera cierto, ¿quiénes en razón podrían ser esos hombres malvados sino los gobernantes mismos, que no solo han hecho de la vida un infierno, sino que han pervertido un sistema supuestamente perfecto para hacerlo?
De ello se deduce que los gobernantes de un estado socialista deben vivir en el terror del pueblo. Por la lógica de sus acciones y sus enseñanzas, el resentimiento hirviente y hirviente de la gente debería brotar y tragarlos en una orgía de venganza sangrienta. Los gobernantes lo intuyen, aunque no lo admitan abiertamente; y, por lo tanto, su mayor preocupación es siempre mantener a raya a la ciudadanía.
En consecuencia, es cierto, pero muy inadecuado, decir simplemente cosas como que el socialismo carece de libertad de prensa y libertad de expresión. Por supuesto, carece de estas libertades. Si el gobierno es dueño de todos los periódicos y editoriales, si decide para qué fines se pondrán a disposición el papel y el papel, entonces obviamente no se puede imprimir nada que el gobierno no quiera que se imprima. Si es dueño de todas las salas de reuniones, no se puede pronunciar ningún discurso o conferencia pública que el gobierno no quiera pronunciar. Pero el socialismo va mucho más allá de la mera falta de libertad de prensa y expresión.
Un gobierno socialista aniquila totalmente estas libertades. Convierte a la prensa ya todos los foros públicos en un vehículo de propaganda histérica en su propio beneficio, y se dedica a la persecución implacable de todos los que se atreven a desviarse aunque sea un centímetro de la línea oficial de su partido.
La razón de estos hechos es el terror de los gobernantes socialistas al pueblo. Para protegerse, deben ordenar que el ministerio de propaganda y la policía secreta trabajen las 24 horas. Uno, desviar constantemente la atención del pueblo de la responsabilidad del socialismo, y de los gobernantes del socialismo, por la miseria del pueblo. El otro, alejar y silenciar a cualquiera que pueda sugerir remotamente la responsabilidad del socialismo o sus gobernantes, alejar a cualquiera que comience a mostrar signos de pensar por sí mismo. Es por el terror de los gobernantes, y su desesperada necesidad de encontrar chivos expiatorios de los fracasos del socialismo, que la prensa de un país socialista siempre está llena de historias sobre conspiraciones extranjeras y sabotaje, y sobre corrupción y mala gestión por parte de los subordinados. oficiales, y por qué, periódicamente,
Es a causa de su terror y de su desesperada necesidad de aplastar cada aliento, incluso de posible oposición, que los gobernantes del socialismo no se atreven a permitir ni siquiera las actividades puramente culturales que no están bajo el control del Estado. Porque si la gente se reúne para una exhibición de arte o lectura de poesía que no está controlada por el estado, los gobernantes deben temer la diseminación de ideas peligrosas. Las ideas no autorizadas son ideas peligrosas, porque pueden llevar a las personas a comenzar a pensar por sí mismas y, por lo tanto, a comenzar a pensar sobre la naturaleza del socialismo y sus gobernantes. Los gobernantes deben temer la reunión espontánea de un puñado de personas en una habitación, y utilizar la policía secreta y su aparato de espías, informadores y terror, ya sea para detener tales reuniones o para asegurarse de que su contenido sea totalmente inocuo desde el punto de vista de la seguridad. vista del estado.
El socialismo no puede ser gobernado por mucho tiempo excepto por el terror. Tan pronto como se relaja el terror, el resentimiento y la hostilidad lógicamente comienzan a brotar contra los gobernantes. El escenario está así preparado para una revolución o una guerra civil. De hecho, en ausencia de terror o, más correctamente, de un grado suficiente de terror, el socialismo se caracterizaría por una serie interminable de revoluciones y guerras civiles, ya que cada nuevo grupo de gobernantes demostraría ser tan incapaz de hacer que el socialismo funcionara con éxito como sus gobernantes. antecesores anteriores a él. La inferencia ineludible que debe extraerse es que el terror realmente experimentado en los países socialistas no fue simplemente obra de hombres malvados, como Stalin, sino que surge de la naturaleza del sistema socialista. Stalin pudo pasar a primer plano porque su inusual voluntad y astucia en el uso del terror eran las características específicas que más requería un gobernante del socialismo para permanecer en el poder. Llegó a la cima por un proceso de selección natural socialista: la selección de los peores.
Necesito anticipar un posible malentendido con respecto a mi tesis de que el socialismo es totalitario por naturaleza. Esto concierne a los países supuestamente socialistas dirigidos por socialdemócratas, como Suecia y los demás países escandinavos, que claramente no son dictaduras totalitarias.
En tales casos, es necesario darse cuenta de que estos países, además de no ser totalitarios, tampoco son socialistas . Sus partidos gobernantes pueden abrazar el socialismo como su filosofía y su objetivo final, pero el socialismo no es lo que han implementado como su sistema económico. Su sistema económico real es el de una economía de mercado obstaculizada, como lo denominó Mises. Aunque más obstaculizado que el nuestro en aspectos importantes, su sistema económico es esencialmente similar al nuestro, en que la fuerza impulsora característica de la producción y la actividad económica no es un decreto del gobierno sino la iniciativa de los propietarios privados motivados por la perspectiva de la ganancia privada.
La razón por la que los socialdemócratas no establecen el socialismo cuando llegan al poder es que no están dispuestos a hacer lo que sería necesario. El establecimiento del socialismo como sistema económico requiere un acto masivo de robo: los medios de producción deben ser confiscados a sus propietarios y entregados al estado. Es casi seguro que dicha incautación provoque una resistencia considerable por parte de los propietarios, resistencia que sólo puede vencerse mediante el uso masivo de la fuerza.
Los comunistas estaban y están dispuestos a aplicar tal fuerza, como se evidencia en la Rusia soviética. Su carácter es el de ladrones armados dispuestos a cometer asesinato si eso es lo necesario para llevar a cabo su robo. El carácter de los socialdemócratas, por el contrario, se parece más al de los carteristas, que pueden hablar de hacer el gran trabajo algún día, pero que de hecho no están dispuestos a cometer la matanza que sería necesaria, por lo que se dan por vencidos a la menor señal de que algo serio resistencia.
En cuanto a los nazis, generalmente no tenían que matar para apoderarse de las propiedades de los alemanes que no fueran judíos. Esto se debió a que, como hemos visto, establecieron el socialismo a escondidas, a través de controles de precios, que sirvieron para mantener la apariencia exterior y la apariencia de propiedad privada. Los propietarios privados fueron así privados de su propiedad sin saberlo y, por lo tanto, no sintieron la necesidad de defenderla por la fuerza.
Creo que he demostrado que el socialismo, el socialismo real, es totalitario por su propia naturaleza.
En los Estados Unidos en la actualidad, no tenemos socialismo de ninguna forma. Y no tenemos una dictadura, y mucho menos una dictadura totalitaria.
Tampoco tenemos todavía el fascismo, aunque nos estamos moviendo hacia él. Entre los elementos esenciales que aún faltan están el gobierno de un solo partido y la censura. Todavía tenemos libertad de expresión y de prensa y elecciones libres, aunque ambas han sido socavadas y no se puede garantizar su existencia continua.
Lo que tenemos es una economía de mercado obstaculizada que está creciendo cada vez más obstaculizada por una intervención cada vez mayor del gobierno, y que se caracteriza por una pérdida creciente de la libertad individual. El crecimiento de la intervención económica del gobierno es sinónimo de pérdida de la libertad individual porque significa iniciar cada vez más el uso de la fuerza física para obligar a las personas a hacer lo que voluntariamente no eligen hacer o impedir que hagan lo que voluntariamente eligen hacer.
Dado que el individuo es el mejor juez de sus propios intereses, y al menos como regla busca hacer lo que le conviene y evitar hacer lo que perjudica su interés, se deduce que cuanto mayor sea el grado de intervención del gobierno, mayor es el grado en que a los individuos se les impide hacer lo que los beneficia y, en cambio, se ven obligados a hacer lo que les causa pérdidas.
Comentarios
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Hasta Mussolini estuvo alguna vez entre los comunistas. Jiménez Losantos lo fue y Antonio Escohotado también. Ser estúpido alguna vez en la vida no es tan grave, como reivindicar a esa basura o lavarles la cara a sus cultores después de viejo. El mayor peligro son los estúpidos que aún después de viejos no han madurado: los viejos inmaduros estúpidos.
La ultima militancia política de Tamames, fue en el Centro Democrático y Social, de Adolfo Suárez.
https://es.wikipedia.org/wiki/Centro_Democrático_y_Social
En tu MUY HONESTA/HUMILDE opinión y en la de cualquiera que tenga los pies medianamente en la tierra.
Es que en este foro se lee de cada ficción que deja perplejo a cualquiera. Si de algo podemos presumir es de imaginación.
Qué circulo vicioso
1.- Esos “compañeros de viaje” fueron, entre otros, el Zentrum y el DDP, dos de los partidos creadores junto al SPD de la Constitución de Weimar, es decir, de la propia República de Weimar. Cuando dos de los partidos de la llamada Coalición de Weimar, es decir, de los padres de la República, votan a favor del tipo que acaba con ella junto a la inmensa mayoría del parlamento, para mí es un suicidio.
2.- La Ley para la Reforma Política fue una de las llamadas leyes fundamentales del franquismo, la última concretamente, y como tal fue votada por las Cortes franquistas. Fue ahí cuando murió realmente el franquismo, cuando hubo una base jurídica para eliminar sus estructuras. Una base otorgada por las propias estructuras franquistas... para suicidarse.
3.- Putin, ese antiguo oficial del KGB que le acaba de levantar un monumento a Stalin. Después del de Fidel Castro.
La Alemania nazi fue heredera de la República de Weimar, nuestra actual democracia (“el Régimen del 78”) es heredera del franquismo y la Rusia de Putin es heredera de la URSS. Esto es así porque en ningún caso hubo ruptura, más bien fueron los propios dirigentes quienes propiciaron el cambio y firmaron el certificado de defunción después.
Yo sé que es muy cómodo y tranquilizador desligar completamente los regímenes democráticos de ciertos dictadores, como si Hitler hubiera levantado casi él solito el régimen nazi desde la nada, o como si el franquismo hubiera desaparecido de repente y como por arte de magia tras la muerte del dictador, pero la realidad es más difusa, creo. Antes hablabas de los grises (por cierto, así llamaban a la policía de Franco... que existió hasta 1978), y sin embargo en estos temas no ves ni un matiz, Fodelín. Y es importante verlos, más que nada para no olvidar que ninguna democracia está inmunizada contra el totalitarismo. Se puede pasar de un régimen a otro con pasmosa facilidad y sin golpes de Estado ni nada.
Y luego está lo de Rusia, donde a Putin solo le falta ponerle un mausoleo a Stalin al ladito del de Lenin. El tema es que con Putin en Rusia ha habido una fuerte regresión, se han revertido muchos de los cambios y reformas que hizo Yeltsin sencillamente porque el actual autócrata ruso es un nostálgico de la URSS, como él mismo ha reconocido, aunque tú no lo termines de creer.
Curiosamente, fue viejo presidente socialcristiano: Rafael Caldera, quien en su afán de ser presidente por segunda vez en su vida, pactó con el llamado "chiripero" (pequeños partidos de izquierda, entre el ellos el PCV); y el PCV le puso como condición de su apoyo en la elección, el indulto a Hugo Chávez. Por ese 10% de los votos del PCV, Caldera condenó al país.
LA desaparición de la República de Weimar no solo se fraguó en el Reichstagg. Tambien tuvieron mucho que ver las masivas sustituciones (absolutamente ilegales) de los funcionarios (sobre todo hablamos de las administraciones judicial y policial) alemanes por nazis leales (es decir, hizo saltar por los aires cualquier tipo de cerrojos legales que se les pudieran poner desde la administración, que los había) y el cierre de periódicos no afectos. (Amén de la violencia y extorsión en las calles)
Es decir, empleó métodos absolutamente ilegales, aunque no lo hiciera en el plano exclusivamente político.
PD: Aunque yo estoy de acuerdo en que parte del pasado queda en los genes de las futuras generaciones, en España, por ejemplo, los genes de Viriato, de los numantinos y de los tercios de Flandes han sobrevivido en unas decenas de miles de personas ... se las conoce como "seguidores del Aleti"
No se puede hilar fino para unas cosas y para otras aplicar brocha gorda.
Cuando se trata de democracia, la gente suele juzgar a brocha gorda, y sólo ver si el origen de un régimen es eleccionario, dejando a un lado los "detalles burocráticos". Manejos similares a los de los nazis hicieron los chavistas con la institucionalidad venezolana, y bastante que se escuchaba a la progresía decir que eran democráticos, porque su origen era una elección. Con eso mataban todas las criticas. Por ejemplo: el senado era quien elegía los ascensos militares a partir de general, Chávez eliminó el senado en la nueva constitución, e hizo que el presidente directamente eligiera a los oficiales que ascendían, alegando que el senado politizaba los ascensos. Ahora Venezuela tiene más generales que Estado Unidos, y por supuesto, todos esos "generales" le deben el grado a su militancia chavista. Todo eso sucedía, mientras Podemos decía que Venezuela era un ejemplo de democracia; y solamente con el argumento del origen eleccionario, y su "legalidad constituyente". Así que si se quiere hilar fino, Bolivia al día de hoy, sería una dictadura también.
La separación de poderes (y entre esto es muy importante que los funcionarios no sean elegidos a dedo) es fundamental. Por eso yo considero que la democracia en España es muy deficitaria, con esos jueces de los altos tribunales y esos fiscales jefes elegidos por los políticos. En este tema, no hay demasiada diferencia entre lo que hizo Hitler y lo que hacen hoy nuestros políticos
Vladimir Putin maneja el poder judicial en Rusia. Daniel Ortega maneja el poder judicial en Nicaragua, Nicolás Maduro maneja el poder judicial en Venezuela; el MAS maneja el poder judicial en Bolivia. Y Podemos en España está obsesionado con el tema del poder judicial.
Aunque en el fondo el poder judicial es un simple maquillador de "legalidad" de las decisiones del líder supremo, que se sostiene, como todos, en las bayonetas.
Los "socialdemócratas" sin duda.
Comunistas.
Nadie en Podemos o en Mas Pais se ha definido como socialdemocrata, has escrito. Pues lo hizo el propio Pablo Iglesias hace unos años. Claro, que era la época en que definía como socialdemócratas incluso a Marx y Engels.
Una vez que el parlamento aprobó la Ley Habilitante, Hitler disfrutó de carta blanca para hacer y deshacer a su antojo y no tenía problemas en darle a todo un barniz legal, considerando que las leyes las creaba él, claro. Todo lo que dices y mucho más vino después y no fue sino la instauración de un régimen totalitario.
Pero quiero aprovechar tu comentario para hacer ver de nuevo la delgada línea roja que separa a veces la democracia de la dictadura, especialmente en aquellos años.
La Ley de Defensa de la República, presentada por el Gobierno de Azaña y aprobada en 1931, significó una férrea limitación de la libertad de expresión a través de la censura y el control de los medios de comunicación ya desde los primeros tiempos de la Segunda República:
En 1933 esta ley fue sustituida por otra norma de excepción, la Ley de Orden Público, que sería utilizada incluso por Franco.
La violencia y la extorsión nunca faltaron en las calles durante la Segunda República y tras la victoria del Frente Popular, en febrero de 1936, se produjo una depuración de funcionarios por motivos ideológicos, así como la utilización partidista de los cuerpos policiales, junto a la práctica de políticas que seguían una lógica vengativa, fundamentalmente en relación a la represión de la Revolución de 1934.
Por su interés, dejo un párrafo del libro "Retaguardia roja. Violencia y revolución en la guerra civil española", del catedrático de Historia Política Fernando del Rey:
Si el objetivo, pelín infantil, es demostrar que me has "pillado" en un mensaje, pues congrats, suelo equivocarme 854.702 veces al día.
Si el objetivo, pelín infantil, es que no hay que creer a un político en campaña electoral, llegas tarde ya lo sabemos
Pero vamos, tanto Unidas Podemos, como Podemos, como los movimientos sociales que los generaron ni fueron ni pretendían ser socialdemócratas, aunque querían quedarse con los votos del PSOE, claro.
Pues una más
Incluso Marx y Engels eran socialdemócratas XD Sobre todo en "Crítica al programa de Gotha", donde Marx expresa "todo su amor" por la socialdemocracia, anteponiéndole la dictadura del proletariado alcanzada necesariamente por la violencia, y no por los votos en la democracia "burguesa" XD De hecho, eso marcó dogmáticamente a Lenin, condenando a los mencheviques, y convirtió a los comunistas marxistas o socialistas reales, en enemigos históricos de la democracia liberal, hasta nuestros días, donde participan electoralmente ante la ineficacia de la lucha armada, pero para intentar desmantelarla desde adentro.
La deshonestidad intelectual en la política es buen indicativo que no se debe confiar en ningún político; y tonto el que crea que hay políticos "buenos" a los cuales vale darle un cheque en blanco para cambiar todo, porque supuestamente si lo hace mal se puede sacar en elecciones XD . Si se carga las elecciones aprovechando el cheque en blanco para cambiar las reglas de juego, a tomar por culo.
Cualquier sistema democratico, o simplemente civilizado, desconfia del Poder, de todos, politico, militar, economico, mediatico, judicial..., y busca limitar su poder, esa es la mejor garantia de nuestros derechos y libertades.
Todo sistema tiene bugs que pueden ser aprovechados por los hacker. La época en la que sólo se podría reventar una democracia metiendo tanques en el parlamento, hace mucho que pasó. Chávez descubrió un bug que fue patentado por la izquierda populista internacional: la Asamblea Constituyente con "poderes originarios". Sin mencionar esa locura de que candidatos con pasado terrorista o golpista con partidos de ideologías totalitarias, se puedan presentar a elecciones.
No me valen elecciones para aprobar si los negros son o no personas.
+100
Brillante, me ha recordado que mi cuñado, aficionado al ajedrez, conoció hace muuuchos tiempo a un disidente soviético, y su mayor felicidad al venir a España era tener lo que nunca pudo tener en Moscú, una maceta con flores, suya, nada más, nada menos.
Será de grises para los tontos útiles del partido, que recibían la misma miseria equitativa producida en serie.
Los comunistas y su dictadura de partido, no se exponen a elecciones pluralista donde el carisma importa, sólo necesitan a un Rasputin burocrático que tenga a los "altos camaradas" en su inventario, aunque su carisma sea equivalente a "0".
Y no hay nada más individualista, que creerse profeta de la historia y que ella habla por su boca XD
Excelente artículo sobre el origen en el socialismo del nazismo.
Por qué el nazismo fue socialismo y por qué el socialismo es totalitario
El nazismo es socialismo
01/10/2021 Jorge Reisman
Mi propósito hoy es hacer solo dos puntos principales: (1) Mostrar por qué la Alemania nazi era un estado socialista, no capitalista. Y (2) mostrar por qué el socialismo, entendido como un sistema económico basado en la propiedad estatal de los medios de producción, requiere positivamente una dictadura totalitaria.
La identificación de la Alemania nazi como un estado socialista fue una de las muchas grandes contribuciones de Ludwig von Mises.
Cuando uno recuerda que la palabra "nazi" era una abreviatura de "der National sozialistische Deutsche Arbeiters Partei -en traducción al inglés: el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes-, la identificación de Mises podría no parecer tan notable. ¿Qué debería uno esperar del sistema económico? de un país gobernado por un partido con "socialista" en su nombre para ser sino socialismo?
Sin embargo, aparte de Mises y sus lectores, prácticamente nadie piensa en la Alemania nazi como un estado socialista. Es mucho más común creer que representaba una forma de capitalismo, que es lo que han afirmado los comunistas y todos los demás marxistas.
La base de la afirmación de que la Alemania nazi era capitalista era el hecho de que la mayoría de las industrias de la Alemania nazi parecían quedar en manos privadas.
Lo que Mises identificó fue que la propiedad privada de los medios de producción existía solo de nombre bajo los nazis y que la sustancia real de la propiedad de los medios de producción residía en el gobierno alemán. Porque era el gobierno alemán y no los propietarios privados nominales el que ejercía todos los poderes sustantivos de la propiedad : era él, y no los propietarios privados nominales, quien decidía qué se iba a producir, en qué cantidad, con qué métodos y a quién se debía producir. a distribuir, así como qué precios se cobrarían y qué salarios se pagarían, y qué dividendos u otros ingresos se permitiría recibir a los propietarios privados nominales. Mises mostró que la posición de los supuestos propietarios privados se reducía esencialmente a la de los jubilados del gobierno.
La propiedad gubernamental de facto de los medios de producción, como la denominó Mises, estaba implícita lógicamente en principios colectivistas tan fundamentales adoptados por los nazis como que el bien común está antes que el bien privado y el individuo existe como un medio para los fines del Estado. . Si el individuo es un medio para los fines del Estado, también lo es, por supuesto, su propiedad. Así como él es propiedad del Estado, su propiedad también es propiedad del Estado.
Pero lo que estableció específicamente el socialismo de facto en la Alemania nazi fue la introducción de controles de precios y salarios en 1936. Estos se impusieron en respuesta a la inflación de la oferta monetaria llevada a cabo por el régimen desde el momento de su llegada al poder a principios de 1933 . El régimen nazi infló la oferta monetaria como medio para financiar el gran aumento del gasto público requerido por sus programas de obras públicas, subsidios y rearme. Los controles de precios y salarios se impusieron en respuesta al alza de precios que empezó a generar la inflación.
El efecto de la combinación de la inflación y los controles de precios y salarios es la escasez, es decir, una situación en la que las cantidades de bienes que la gente intenta comprar superan las cantidades disponibles para la venta.
La escasez, a su vez, resulta en un caos económico. No se trata solo de que los consumidores que llegan a las tiendas temprano en la mañana estén en condiciones de comprar todas las existencias de productos y dejar sin nada a los clientes que llegan más tarde, una situación a la que los gobiernos suelen responder imponiendo racionamiento. La escasez da como resultado el caos en todo el sistema económico. Introducen aleatoriedad en la distribución de suministros entre áreas geográficas, en la asignación de un factor de producción entre sus diferentes productos, en la asignación de trabajo y capital entre las diferentes ramas del sistema económico.
Ante la combinación de controles de precios y escasez, el efecto de una disminución en la oferta de un artículo no es, como lo sería en un mercado libre, elevar su precio y aumentar su rentabilidad, operando así para detener la disminución. en el suministro, o invertirlo si ha ido demasiado lejos. El control de precios prohíbe el aumento del precio y, por lo tanto, el aumento de la rentabilidad. Al mismo tiempo, la escasez provocada por los controles de precios impide que los aumentos de la oferta reduzcan el precio y la rentabilidad. Cuando hay escasez, el efecto de un aumento en la oferta es simplemente una reducción en la gravedad de la escasez. Solo cuando la escasez se elimina por completo, un aumento en la oferta requiere una disminución en el precio y provoca una disminución en la rentabilidad.
Como resultado, la combinación de controles de precios y escasez hace posibles movimientos aleatorios de la oferta sin ningún efecto sobre el precio y la rentabilidad. En esta situación, la producción de los bienes más triviales y sin importancia, incluso rocas para mascotas, puede expandirse a expensas de la producción de los bienes más importantes y que se necesitan con más urgencia, como medicamentos que salvan vidas, sin efecto sobre el precio o rentabilidad de cualquiera de los dos bienes. Los controles de precios evitarían que la producción de medicamentos se volviera más rentable a medida que disminuía su suministro, mientras que la escasez incluso de rocas para mascotas impedía que su producción fuera menos rentable a medida que aumentaba su suministro.
Este fue el socialismo instituido por los nazis. Y Mises lo llama socialismo según el patrón alemán o nazi, en contraste con el socialismo más obvio de los soviéticos, al que llama socialismo según el patrón ruso o bolchevique.
Por supuesto, el socialismo no acaba con el caos causado por la destrucción del sistema de precios. Lo perpetúa. Y si se introduce sin la existencia previa de controles de precios, su efecto es inaugurar ese mismo caos. Esto se debe a que el socialismo no es en realidad un sistema económico positivo. Es simplemente la negación del capitalismo y su sistema de precios. Como tal, la naturaleza esencial del socialismo es la misma que la del caos económico resultante de la destrucción del sistema de precios por los controles de precios y salarios. (Quiero señalar que la imposición del socialismo al estilo bolchevique de un sistema de cuotas de producción, con incentivos en todas partes para exceder las cuotas, es una fórmula segura para la escasez universal, tal como existe bajo controles generales de precios y salarios).
A lo sumo, el socialismo simplemente cambia la dirección del caos. El control de la producción por parte del gobierno puede posibilitar una mayor producción de algunos bienes de especial importancia para él, pero lo hace a expensas de causar estragos en el resto del sistema económico. Esto se debe a que el gobierno no tiene forma de conocer los efectos sobre el resto del sistema económico de asegurar la producción de los bienes a los que otorga especial importancia.
Los requisitos para hacer cumplir un sistema de control de precios y salarios arrojan mucha luz sobre la naturaleza totalitaria del socialismo; más obviamente, por supuesto, sobre la variante alemana o nazi del socialismo, pero también sobre la del socialismo al estilo soviético.
Podemos comenzar con el hecho de que el propio interés financiero de los vendedores que operan bajo controles de precios es evadir los controles de precios y aumentar sus precios. Los compradores que de otro modo no podrían obtener los bienes están dispuestos, de hecho, ansiosos por pagar estos precios más altos como medio para asegurarse los bienes que desean. En estas circunstancias, ¿qué impedirá que los precios suban y que se desarrolle un mercado negro masivo?
La respuesta es una combinación de sanciones severas combinadas con una gran probabilidad de ser atrapado y luego sufrir esas sanciones. No es probable que las meras multas sean un gran elemento disuasorio. Se considerarán simplemente como un gasto comercial adicional. Si el gobierno se toma en serio sus controles de precios, es necesario que imponga sanciones comparables a las de un delito mayor.
Pero la mera existencia de tales sanciones no es suficiente. El gobierno tiene que hacer que sea realmente peligroso realizar transacciones en el mercado negro. Tiene que hacer que la gente tema que, al realizar una transacción de este tipo, la policía los descubra de alguna manera y termine en la cárcel. Para crear tal miedo, el gobierno debe desarrollar un ejército de espías e informantes secretos. Por ejemplo, el gobierno debe hacer que un tendero y su cliente teman que si se involucran en una transacción del mercado negro, algún otro cliente en la tienda los denunciará.
Debido a la privacidad y el secreto en el que se pueden realizar muchas transacciones del mercado negro, el gobierno también debe hacer que cualquiera que esté contemplando una transacción en el mercado negro tenga miedo de que la otra parte pueda resultar ser un agente de policía que intenta atraparlo. El gobierno debe hacer que la gente tenga miedo incluso de sus antiguos asociados, incluso de sus amigos y parientes, para que no se conviertan en informantes.
Y, finalmente, para obtener condenas, el gobierno debe dejar la decisión sobre la inocencia o la culpabilidad en el caso de transacciones en el mercado negro en manos de un tribunal administrativo o sus agentes policiales en el lugar. No puede depender de los juicios con jurado, porque es poco probable que se encuentren muchos jurados dispuestos a dictar veredictos de culpabilidad en casos en los que un hombre podría tener que ir a la cárcel durante varios años por el delito de vender algunas libras de carne o un par de zapatos por encima del precio máximo.
En resumen, por lo tanto, los requisitos simplemente para hacer cumplir las regulaciones de control de precios es la adopción de las características esenciales de un estado totalitario, a saber, el establecimiento de la categoría de "crímenes económicos", en la que se trata la búsqueda pacífica del interés propio material. como un delito penal, y el establecimiento de un aparato policial totalitario repleto de espías y delatores y el poder de arresto y encarcelamiento arbitrario.
Claramente, la aplicación de controles de precios requiere un gobierno similar al de la Alemania de Hitler o la Rusia de Stalin, en el que prácticamente cualquiera puede convertirse en un espía de la policía y en el que existe una policía secreta que tiene el poder de arrestar y encarcelar a la gente. Si el gobierno no está dispuesto a llegar a tales extremos, entonces, en esa medida, sus controles de precios resultan inaplicables y simplemente se rompen. El mercado negro asume entonces proporciones importantes. (Dicho sea de paso, nada de esto sugiere que los controles de precios fueran la causa del reinado de terror instituido por los nazis. Los nazis comenzaron su reinado de terror mucho antes de la promulgación de los controles de precios. Como resultado, promulgaron controles de precios en un entorno preparado para su aplicación).
La actividad del mercado negro implica la comisión de más delitos. Bajo el socialismo de facto, la producción y venta de bienes en el mercado negro implica el desafío de las regulaciones gubernamentales relativas a la producción y distribución, así como el desafío de sus controles de precios. Por ejemplo, el gobierno pretende que los bienes que se venden en el mercado negro se distribuyan de acuerdo con su plan, y no en el mercado negro. Los factores de producción utilizados para producir esos bienes también están destinados por el gobierno a ser utilizados de acuerdo con su plan, y no con el fin de abastecer el mercado negro.
Además, en cualquier tipo de estado socialista, nazi o comunista, el plan económico del gobierno es parte de la ley suprema del país. Todos tenemos una buena idea de lo caótico que es el llamado proceso de planificación del socialismo. Su mayor interrupción por parte de trabajadores y gerentes que desvían materiales y suministros para producir para el mercado negro, es algo que un estado socialista tiene lógicamente derecho a considerar como un acto de sabotaje de su plan económico nacional . Y el sabotaje es como lo considera el código legal de un estado socialista. De acuerdo con este hecho, la actividad del mercado negro en un país socialista a menudo conlleva la pena de muerte.
Ahora bien, creo que un hecho fundamental que explica el reinado generalizado del terror que se encuentra bajo el socialismo es el increíble dilema en el que se coloca un estado socialista en relación con las masas de sus ciudadanos. Por un lado, asume plena responsabilidad por el bienestar económico del individuo. El socialismo al estilo ruso o bolchevique reconoce abiertamente esta responsabilidad: esta es la fuente principal de su atractivo popular. Por otro lado, en todas las formas que uno pueda imaginar, un estado socialista comete una chapuza increíble. Hace que la vida del individuo sea una pesadilla.
Todos los días de su vida, el ciudadano de un estado socialista debe pasar tiempo en interminables filas de espera. Para él, los problemas que experimentaron los estadounidenses en la escasez de gasolina de la década de 1970 son normales; sólo que no los experimenta en relación con la gasolina —porque no posee un automóvil y no tiene ninguna esperanza de tener uno—, sino en relación con simples prendas de vestir, con vegetales, incluso con pan. Peor aún, con frecuencia se ve obligado a trabajar en un trabajo que no es de su elección y que, por lo tanto, sin duda debe odiar. (Porque bajo la escasez, el gobierno llega a decidir la distribución del trabajo tal como lo hace con la distribución de los factores materiales de producción.) Y él vive en una condición de hacinamiento increíble, sin casi ninguna posibilidad de privacidad. (Ante la escasez de viviendas, se asignan internos a los hogares; las familias se ven obligadas a compartir apartamentos. Y se adopta un sistema de pasaportes y visas internas para limitar la gravedad de la escasez de viviendas en las áreas más deseables del país). Para decirlo suavemente, una persona obligada a vivir en tales condiciones debe hervir de resentimiento y hostilidad.
Ahora bien, ¿contra quién sería más lógico que los ciudadanos de un estado socialista dirigieran su resentimiento y hostilidad que contra ese mismo estado socialista? El mismo estado socialista que ha proclamado su responsabilidad por su vida, les ha prometido una vida de bienaventuranza, y que de hecho es responsable de darles una vida de infierno. De hecho, los líderes de un estado socialista viven en un dilema adicional, en el sentido de que diariamente alientan a la gente a creer que el socialismo es un sistema perfecto cuyos malos resultados solo pueden ser obra de hombres malvados. Si eso fuera cierto, ¿quiénes en razón podrían ser esos hombres malvados sino los gobernantes mismos, que no solo han hecho de la vida un infierno, sino que han pervertido un sistema supuestamente perfecto para hacerlo?
De ello se deduce que los gobernantes de un estado socialista deben vivir en el terror del pueblo. Por la lógica de sus acciones y sus enseñanzas, el resentimiento hirviente y hirviente de la gente debería brotar y tragarlos en una orgía de venganza sangrienta. Los gobernantes lo intuyen, aunque no lo admitan abiertamente; y, por lo tanto, su mayor preocupación es siempre mantener a raya a la ciudadanía.
En consecuencia, es cierto, pero muy inadecuado, decir simplemente cosas como que el socialismo carece de libertad de prensa y libertad de expresión. Por supuesto, carece de estas libertades. Si el gobierno es dueño de todos los periódicos y editoriales, si decide para qué fines se pondrán a disposición el papel y el papel, entonces obviamente no se puede imprimir nada que el gobierno no quiera que se imprima. Si es dueño de todas las salas de reuniones, no se puede pronunciar ningún discurso o conferencia pública que el gobierno no quiera pronunciar. Pero el socialismo va mucho más allá de la mera falta de libertad de prensa y expresión.
Un gobierno socialista aniquila totalmente estas libertades. Convierte a la prensa ya todos los foros públicos en un vehículo de propaganda histérica en su propio beneficio, y se dedica a la persecución implacable de todos los que se atreven a desviarse aunque sea un centímetro de la línea oficial de su partido.
La razón de estos hechos es el terror de los gobernantes socialistas al pueblo. Para protegerse, deben ordenar que el ministerio de propaganda y la policía secreta trabajen las 24 horas. Uno, desviar constantemente la atención del pueblo de la responsabilidad del socialismo, y de los gobernantes del socialismo, por la miseria del pueblo. El otro, alejar y silenciar a cualquiera que pueda sugerir remotamente la responsabilidad del socialismo o sus gobernantes, alejar a cualquiera que comience a mostrar signos de pensar por sí mismo. Es por el terror de los gobernantes, y su desesperada necesidad de encontrar chivos expiatorios de los fracasos del socialismo, que la prensa de un país socialista siempre está llena de historias sobre conspiraciones extranjeras y sabotaje, y sobre corrupción y mala gestión por parte de los subordinados. oficiales, y por qué, periódicamente,
El socialismo no puede ser gobernado por mucho tiempo excepto por el terror. Tan pronto como se relaja el terror, el resentimiento y la hostilidad lógicamente comienzan a brotar contra los gobernantes. El escenario está así preparado para una revolución o una guerra civil. De hecho, en ausencia de terror o, más correctamente, de un grado suficiente de terror, el socialismo se caracterizaría por una serie interminable de revoluciones y guerras civiles, ya que cada nuevo grupo de gobernantes demostraría ser tan incapaz de hacer que el socialismo funcionara con éxito como sus gobernantes. antecesores anteriores a él. La inferencia ineludible que debe extraerse es que el terror realmente experimentado en los países socialistas no fue simplemente obra de hombres malvados, como Stalin, sino que surge de la naturaleza del sistema socialista. Stalin pudo pasar a primer plano porque su inusual voluntad y astucia en el uso del terror eran las características específicas que más requería un gobernante del socialismo para permanecer en el poder. Llegó a la cima por un proceso de selección natural socialista: la selección de los peores.
Necesito anticipar un posible malentendido con respecto a mi tesis de que el socialismo es totalitario por naturaleza. Esto concierne a los países supuestamente socialistas dirigidos por socialdemócratas, como Suecia y los demás países escandinavos, que claramente no son dictaduras totalitarias.
En tales casos, es necesario darse cuenta de que estos países, además de no ser totalitarios, tampoco son socialistas . Sus partidos gobernantes pueden abrazar el socialismo como su filosofía y su objetivo final, pero el socialismo no es lo que han implementado como su sistema económico. Su sistema económico real es el de una economía de mercado obstaculizada, como lo denominó Mises. Aunque más obstaculizado que el nuestro en aspectos importantes, su sistema económico es esencialmente similar al nuestro, en que la fuerza impulsora característica de la producción y la actividad económica no es un decreto del gobierno sino la iniciativa de los propietarios privados motivados por la perspectiva de la ganancia privada.
La razón por la que los socialdemócratas no establecen el socialismo cuando llegan al poder es que no están dispuestos a hacer lo que sería necesario. El establecimiento del socialismo como sistema económico requiere un acto masivo de robo: los medios de producción deben ser confiscados a sus propietarios y entregados al estado. Es casi seguro que dicha incautación provoque una resistencia considerable por parte de los propietarios, resistencia que sólo puede vencerse mediante el uso masivo de la fuerza.
Los comunistas estaban y están dispuestos a aplicar tal fuerza, como se evidencia en la Rusia soviética. Su carácter es el de ladrones armados dispuestos a cometer asesinato si eso es lo necesario para llevar a cabo su robo. El carácter de los socialdemócratas, por el contrario, se parece más al de los carteristas, que pueden hablar de hacer el gran trabajo algún día, pero que de hecho no están dispuestos a cometer la matanza que sería necesaria, por lo que se dan por vencidos a la menor señal de que algo serio resistencia.
En cuanto a los nazis, generalmente no tenían que matar para apoderarse de las propiedades de los alemanes que no fueran judíos. Esto se debió a que, como hemos visto, establecieron el socialismo a escondidas, a través de controles de precios, que sirvieron para mantener la apariencia exterior y la apariencia de propiedad privada. Los propietarios privados fueron así privados de su propiedad sin saberlo y, por lo tanto, no sintieron la necesidad de defenderla por la fuerza.
Creo que he demostrado que el socialismo, el socialismo real, es totalitario por su propia naturaleza.
En los Estados Unidos en la actualidad, no tenemos socialismo de ninguna forma. Y no tenemos una dictadura, y mucho menos una dictadura totalitaria.
Tampoco tenemos todavía el fascismo, aunque nos estamos moviendo hacia él. Entre los elementos esenciales que aún faltan están el gobierno de un solo partido y la censura. Todavía tenemos libertad de expresión y de prensa y elecciones libres, aunque ambas han sido socavadas y no se puede garantizar su existencia continua.
Lo que tenemos es una economía de mercado obstaculizada que está creciendo cada vez más obstaculizada por una intervención cada vez mayor del gobierno, y que se caracteriza por una pérdida creciente de la libertad individual. El crecimiento de la intervención económica del gobierno es sinónimo de pérdida de la libertad individual porque significa iniciar cada vez más el uso de la fuerza física para obligar a las personas a hacer lo que voluntariamente no eligen hacer o impedir que hagan lo que voluntariamente eligen hacer.
Dado que el individuo es el mejor juez de sus propios intereses, y al menos como regla busca hacer lo que le conviene y evitar hacer lo que perjudica su interés, se deduce que cuanto mayor sea el grado de intervención del gobierno, mayor es el grado en que a los individuos se les impide hacer lo que los beneficia y, en cambio, se ven obligados a hacer lo que les causa pérdidas.