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El antihilo de política (para eso que no sabes en qué hilo poner)

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Comentarios

  • ¿Casado puede ser más imbécil?
  • Vlad escribió : »
    ¿Casado puede ser más imbécil?

    No subestimes su capacidad de imbecilidad.
  • Diony escribió : »
    MAGA

    Eres tontísimo.

  • Los expertos en muertes accidentales y suicidios oportunos son los del otro lado del hemiciclo.
  • editado septiembre 2020 PM
    https://www.elmatinal.com/economia/la-nueva-caixabank-no-heredara-los-litigios-por-preferentes-de-bankia/
    La nueva CaixaBank no heredará los litigios por preferentes de Bankia

    El gobierno progresista.

    Es lo que tiene que el presidente del país sea un exconsejero de cuando estafaban con preferentes robando los ahorros de toda la vida a ancianos.
  • Yep. De las otras la expertise sin duda la tienen los colegas vascos de Pablo.
  • Stern von Afrika escribió : »

    Este tipo de cosas son las que Podemos no puede tolerar que pasen y demuestran que tienen mucho que mejorar. Supongo que rectificarán.
  • Tira más el neoliberalismo del PPsoez.

    ¡Y le siguen votando!

    Jaaaa
  • editado septiembre 2020 PM


    Poder por el poder. La ideología es una simple excusa para llegar a él.

  • Una pregunta, el timo de Bankia hay alguien que se lo trague?
  • Perro no come perro...


  • Ni franquismo ni antifranquismo
    Centrismo, equidistancia y cromosomas impares
  • Me hace gracia, en la guerra civil hubo hijos de puta por ambos bandos pero al centro centrísimo de este país siempre se le olvida decir que en 1936 teníamos una democracia, mala pero la teníamos, y hasta años más tarde no volvimos a tenerla y ya porque la dictadura tuvo miedo que pasara una revolución de los claveles.
  • editado septiembre 2020 PM
    Centrista, equidistante y no antifranquista = criptofascista

    Q.E.D. en el caso de Cuñadianos
  • editado septiembre 2020 PM
    Patxi escribió : »
    @quiquepeinado: "No sé si Ciudadanos mantiene que "la II Guerra Mundial no fue un enfrentamiento de buenos contra malos". De momento ya va por aquí".

    Dudo que los terminaron en las cunetas por parte de Stalin, opinen tan maniqueamente sobre quienes eran los malos, y les sirva de consuelo que la bala que los mató, tal vez llevaba grabado: "en el nombre del bien".

  • editado septiembre 2020 PM
    Vlad escribió : »
    Me hace gracia, en la guerra civil hubo hijos de puta por ambos bandos pero al centro centrísimo de este país siempre se le olvida decir que en 1936 teníamos una democracia, mala pero la teníamos, y hasta años más tarde no volvimos a tenerla y ya porque la dictadura tuvo miedo que pasara una revolución de los claveles.

    La verdad es que comparando aquella democracia con otras que había por las mismas fechas, tampoco era tan mala. Y terminó por un golpe derechista. Eso sí, una vez iniciada la Guerra Civil, la democracia no estaba en ninguna parte: a un lado había una dictadura militar, al otro una revolución social y los hijos de puta estuvieron bien repartidos y campando a sus anchas en ambos bandos, como bien dices. No obstante, si hablamos de represión sí hubo una diferencia que me parece muy significativa entre ambas zonas: en el bando republicano hubo líderes políticos en puestos de responsabilidad que se distinguieron en salvar de los suyos a la gente de derechas a pesar de que con ello pusieran en grave riesgo sus propias vidas. Personajes como los anarquistas Melchor Rodríguez ("El ángel rojo") y Joan Peiró, el socialista Julián Zugazagoitia, Joan Peset de Izquierda Republicana, y otros menos conocidos como el socialista Melitón Serrano, salvaron la vida de miles de derechistas en la zona republicana. En cuanto al otro bando, no solo no hubo ángeles que destacaran por su labor humanitaria ayudando a los presos "rojos" entre los personajes prominentes del bando franquista, sino que todos los dirigentes republicanos que he mencionado arriba fueron perseguidos y castigados tras la guerra, que ya tiene cojones la cosa. De hecho fueron todos fusilados salvo Melchor Rodríguez que pasó varios años en la cárcel después de que le fuera conmutada la pena de muerte. Esa fue la justicia de Franco.
  • editado septiembre 2020 PM
    Lo importante es reconocer la realidad histórica: inmediatamente iniciado el golpe de estado militar contra el gobierno republicano se creo un vacío de la autoridad del estado en muchas zonas dónde existía una gran actividad sindical que fue suplantado por esas organizaciones sindicalistas, en ocasiones extremistas. Y no me refiero al PCE que ya os veo venir a algunos, ese PCE que prácticamente no tenía representación, sino por grupos y formaciones anarco-sindicalistas radicales como la FAI, por ejemplo.

    En el territorio bajo control del gobierno republicano, dónde no hubo un vacío de poder, no existieron atrocidades dignas de mención. Sin embargo, en las zonas bajo control o conquistadas por los golpistas militares, se organizaron grupos paramilitares que aplicaron la represión bajo las órdenes de los golpistas cometiendo terribles atrocidades. Todo esto dejando de lado las atrocidades cometidas y alentadas por los componentes del ejército sublevado, la Legión y los Regulares indígenas traídos del Norte de Africa gracias al puente aéreo montado por los nazis.

    De ahí que exista una gran diferencia entre los golpistas y el gobierno republicano. El bulo sempiterno de que los "hijos de puta estuvieron bien repartidos y campando a sus anchas en ambos bandos", eso es totalmente falso y demuestra un intento mezquino y mendaz en equiparar al gobierno republicano con los golpistas. Estos últimos institucionalizaron y oficializaron el terror con las consecuencias que ya conocemos y que todavía yacen en las cunetas del territorio. También es falso y mezquino decir que "una vez iniciada la Guerra Civil, la democracia no estaba en ninguna parte", si que lo estaba: en el gobierno republicano que intentaba defenderse del golpe de estado. Evidentemente.

    Y me hace gracia esa insistencia de calificar constantemente la GC como un conflicto entre "los bandos", como si hubiera realmente dos bandos iguales enfrentados el uno con el otro, a partes iguales. No existe tal concepto, siempre se intenta equiparar y que reine la equidistancia. La realidad es que hubo unos golpistas sublevados que atacaron ferozmente la república con un gobierno legítimo al que todos los partidos englobados dentro de la izquierda apoyaron y defendieron sin titubear.

    Los malos fueron los golpistas, los buenos, los que defendieron a la república, y no hay más.

    Otra cosa es que en cualquier situación violenta existan personas humanistas que hayan intentado salvar vidas. Pero hay que desengañarse: uno no puede apoyar a los malos, los agresores, los golpistas y considerarse una persona ética y justa, al margen de cualquier acción que se haya llevado a cabo para salvar vidas.
  • editado octubre 2020 PM

    Vaya con la hipocresía y el cinismo de algunos, que dependiendo del caso cambian de criterio. Por un lado hablan de criticar la "equidistancia", y por el otro equiparan regímenes con policía, fuerzas armadas y paramilitares, sin escrúpulos para usarlas, con población civil y dirigentes políticos opositores desarmados, ahí sí opera la "equidistancia".

    Fuera terminado en un puta tiranía comunista la guerra civil española, que se hubiera cargado tanto a fascistas como a demócratas sin distinción, cual blancos y menchebiques, y aplaudirían sus fusilamientos a dos manos :chis:

  • Sobre la Guerra Civil, y dejando aparte los análisis de brocha gorda, más bien propios de mentes pequeñas, esto del historiador Fernando del Rey:
    Ahora bien, como historiador, Fernando del Rey insiste en avanzar: “Dicho lo cual, deberíamos empezar a romper esquemas simplistas, porque los muertos causados por la violencia revolucionaria (que no republicana) en la otra retaguardia se las apropió el franquismo, pero en su inmensa mayoría ni estuvieron implicados en el golpe ni les dio tiempo a atisbar siquiera que aquella guerra fratricida desembocaría en una larga dictadura militar. ¿Se hubieran identificado con ese régimen de haber sobrevivido? Imposible saberlo”. En cualquier caso, asegura, “es obligado”, a su juicio, “que la democracia actual, en la medida en que es la casa de todos los españoles, haga suyas todas las víctimas”. Y concluye: “Hay una cuestión elemental: aquello fue una guerra civil que provocó la muerte de más de medio millón de nuestros ancestros. Sería una barbaridad no asumir esa dimensión originaria. Afortunadamente, hoy el demos lo integramos todos, sean cuales sean nuestros antecedentes familiares o nuestras querencias políticas”.

    La gran desmemoria con víctimas de la ‘retaguardia roja’: ¿otra ley para héroes como Melitón y Manuel?

    Por la provincia de Ciudad Real el frente no pasó en toda la guerra, fue zona republicana hasta el final, un tiempo en el que allí hubo más de 2.300 muertos por represión. Como se dice arriba, esa gente ni estuvo implicada en el golpe ni tuvo tiempo de simpatizar con la dictadura de Franco, simplemente se la persiguió y asesinó por sus ideas. Y aprovecho para recomendar el libro de este historiador a quienes realmente estén interesados en el tema, más allá de la propaganda para oligofrénicos:

    51jfInSoddL.jpg

    Fernando del Rey: “La democracia debe recordar a todas las víctimas”
  • Hombre, está más que claro, y hace falta reinvindicarlo. La Segunda República no sólo eran exforzados brigadistas defendiendo la democracia frente al monstruo fascista. Escondía a muchos anarquistas, comunistas y otros radicales, muchas de las cuales se encargaron de envenenar esa misma Républica con actos violentos dando así argumentos a quienes temían una "bolcheviquezación" de España y veían un golpe de Estado como un mal menor. Quizá seguida una Dictablanda V2, al estilo de Primo Rivera. Siempre se reprocha que la Transición no fuera más revanchista con el viejo regimen, pero rara vez se cae en la cuenta que los "buenos" de esta película, tenían muchas sombras.

    El problema es que ese trabajo raramente lo han hecho historiadores moderados o imparciales (o sus voces han quedado ahogadas) sino revisiónistas estilo Pia Moa o César Vidal, que cargan tintas hasta el absurdo sobre un bando para blanquear al otro. Si eso hacían ya hace diez o quince años (recordarás muy bien discusiones que tú mismo tenías en ese sentido en foros más viejos que éste), más complicado es hacerlo ahora, cuando las posturas son mucho más radicales. Ya no se trata de minimizar culpas o justificarlas. Se niegan, directamente, mientras se demoniza hasta el ridículo al adversario, tal vez sabiendo que el aplauso de sus fieles está garantizado, por torpe que sea el discurso.
  • editado octubre 2020 PM
    El mismo historiador confirma que en la represión y en las atrocidades locales en Ciudad Real, tanto las autoridades gubernamentales a nivel del estado, como los delegados del gobierno a nivel local, no tuvieron nada que ver. La represión en Ciudad Real se intenta instrumentalizar torticeramente para generalizar una situación que no existió. Reconoce también que en un primer momento los actos de violencia fueron espontáneos y que mas tarde se estructuraron de forma selectiva impulsados por las organizaciones sindicales y con algún impulso municipal muy localizado, por ejemplo, en algunas poblaciones con mucha representación anarco-sindical hubo matanzas y en otras localidades dónde esa representación no existía, o no era tan radical, no hubo represión ni matanzas. Por lo tanto él mismo reconoce que no hubo un "terror rojo" generalizado. Que es lo que acabo de explicar un poco más arriba y es algo que es bien conocido por los historiadores solventes.
    Para empezar, el historiador no habla de “violencia republicana”, sino “revolucionaria”. Asegura que sus autores “son perfectamente identificables, con siglas, nombres y apellidos”. “No podemos atribuir a la democracia que comenzó a construirse en 1931 los horrores cometidos en la retaguardia contraria a los rebeldes”, continúa.

    “La cosa, dice, es compleja”. Pero intenta resumir: “Las motivaciones de esa violencia fueron estas: la respuesta reactiva al golpe en la pugna inicial por el control del territorio; el estallido inmediato de un proceso revolucionario que implicó la limpieza política selectiva del enemigo interior; el desarrollo de la guerra, con su cadena de represalias y venganzas en respuesta a las brutalidades que se cometían en el otro lado, los bombardeos, etc.; pero también las experiencias inherentes al combate político en los años previos, que sirvieron para fijar los objetivos humanos unas vez que estalló el conflicto; y, por ende, la cultura política que guiaba a los artífices de las matanzas, imbuida de valores y creencias que poco tenían que ver con los principios de la democracia”.


    Y por otra parte pedir ahora que todas las victimas sean reconocidas me parece muy bien, pero consideremos que las victimas que se han apropiado los franquistas ya lo han sido y desde hace muchísimos años, desde la infame "Causa General" Franquista.


    En cualquier pueblo y ciudad de España uno se encuentra con este tipo de placa que les rinde homenaje:

    baneza3.jpg

    Ahora les toca a los otros, los que fueron asesinados de forma institucional y oficial y que todavía yacen en las cunetas y en las fosas, y que son mayoritarios.
  • Koljaiczek escribió : »
    ...La Segunda República ...Escondía a muchos anarquistas, comunistas y otros radicales, muchas de las cuales se encargaron de envenenar esa misma Républica con actos violentos dando así argumentos a quienes temían una "bolcheviquezación" de España y veían un golpe de Estado como un mal menor. Quizá seguida una Dictablanda V2, al estilo de Primo Rivera. Siempre se reprocha que la Transición no fuera más revanchista con el viejo regimen, pero rara vez se cae en la cuenta que los "buenos" de esta película, tenían muchas sombras.

    Ese es el típico discurso revisionista franquista, es un mito generalizado que se ha asentado tras largos años de propaganda. La realidad era otra totalmente distinta.

    los-mitos-del-18-de-julio_9788498924756.jpg
    «¿Es necesario otro libro sobre la guerra civil?», se pregunta el coordinador de este volumen. Lo es en la actualidad, cuando los viejos mitos franquistas han sido reemplazados por un revisionismo de derechas que descalifica la república para legitimar la rebelión militar. La mejor respuesta a esto es una exposición objetiva de los resultados actuales de la investigación, que es lo que nos ofrecen en estas páginas especialistas como Ángel Viñas, Fernando Puell de la Villa, Julio Aróstegui, Eduardo González Calleja, Hilari Raguer, Xosé M. Núñez Seixas, Fernando Hernández Sánchez y Francisco Sánchez Pérez. La suma de sus aportaciones nos ofrece una completa desmitificación del levantamiento del 18 de julio, realizada a través del estudio de sus tramas civil y militar, de los contratos establecidos previamente con la Italia fascista, de la naturaleza de los proyectos revolucionarios de izquierdas y derechas, de la presunta amenaza comunista, del peso real de la defensa del catolicismo en los móviles de los sublevados o de la leyenda negra sobre la violencia republicana en los meses del Frente Popular
  • Todos nosotros azotados más o menos por el tsunami de la aparición (entonces reciente) del ya famoso Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia en sus primeros tomos publicados (y que van a seguir publicándose a lo que parece). En tal diccionario figuran autores que afirman que Franco no fue un dictador, que Juan Negrín sí lo fue, que Casares Quiroga fue el último presidente de la República española, que el golpe de Estado del 18 de julio fue un «alzamiento» o un «pronunciamiento», que llaman a la guerra «Cruzada», que escriben más columnas sobre Calvo Sotelo que sobre Azaña, Gil Robles y el propio Franco, y en el que se recogen a mártires católicos asesinados en la guerra con su nombre y apellidos pero no a los asesinados del lado republicano. Como en tal obra (que ha costado más de seis millones de euros a todos nosotros, es decir, a los contribuyentes) intervinieron otros muchos historiadores, perfectamente solventes y que han hecho un gran trabajo, varios de los cuales estuvieron en El Escorial y están presentes precisamente en este volumen, la sensación de agravio profesional que lógicamente flotó en dicho encuentro fue muy elevada. Por lo cual dejar las cosas claras respecto al origen inmediato de la guerra civil creemos que resulta hoy más perentorio que nunca. Es lo que intenta hacer esta obra. El resultado, en síntesis, creemos que es uno de los mayores y más completos esfuerzos de demolición de ciertas interpretaciones sobre el golpe, y la guerra civil que sobrevino a continuación, que se han hecho en España y fuera de ella. Se abordan la trama civil y la militar y el papel que tuvieron en la sublevación y cómo operaron (Ángel Viñas y Fernando Puell), la idea revolucionaria de las izquierdas y la contrarrevolucionaria de las derechas (Julio Aróstegui y Eduardo González Calleja), el peso de la defensa del catolicismo y de la nación entre los sublevados (Hilari Raguer y Xosé Manoel Núñez Seixas), la presunta amenaza comunista (Fernando Hernández Sánchez) y, por último, el clímax de la primavera de 1936 que supuestamente condujo según numerosos autores a la guerra: las reformas agraria y laboral de los gobiernos Azaña- Casares Quiroga, la movilización de sindicatos y trabajadores, a la vez como respuesta y estímulo a las autoridades, y la leyenda negra de la violencia política y social de aquellos meses (Francisco Sánchez Pérez y José Luis Ledesma). También aporta este libro una visión puesta al día sobre el golpe que dio origen a la guerra y las justificaciones, explicaciones y contextualizaciones que de ambos fenómenos se han dado, incluidas la del fracaso, la falta de democracia y la violencia presuntamente inherentes a la República, esta última quizá la más viva en la actualidad.
  • EL MITO DE HOGAÑO POR EXCELENCIA: EL FRACASO DE LA REPÚBLICA COMO SISTEMA DE CONVIVENCIA

    Los mitos de antaño en cualquier caso, y como sugeríamos, van transformándose en los tópicos de hogaño, más sofisticados y sutiles. Un ejemplo manifiesto es que los políticos conservadores han ido modernizándose (muestra quizá de que en buena medida la tarea de los historiadores no es totalmente en vano) y que por lo general ya no alegan el peligro comunista ni incluso el revolucionario o socialista como causa de la guerra[1]. Suele aparecer, de forma cada vez más habitual en sus respuestas, el supuesto generalizado fracaso de la República como causa directa y sustancial de la guerra civil. El difunto Manuel Fraga, que capitaneó la derecha conservadora prácticamente hasta 1989, contestó en 2007 en una entrevista: «pero los muertos amontonados son de una guerra civil en la que toda la responsabilidad, toda, fue de los políticos de la II República. ¡Toda!». Su cuñado Carlos Robles Piquer aseguró en 2012 que «una terrible guerra civil había sido generada por las increíbles torpezas de una República»[2]. Nótese que las acusaciones ya no son a rojos y marxistas sino a los mismos políticos republicanos y a su escasa habilidad y operatividad. El problema para esta versión lo suscita el hecho de que la República era un régimen democrático de masas bastante avanzado para la época y de voluntad modernizadora. Lo más similar al régimen actual que hubo en España en los últimos doscientos años. Pero hay que recordar que la democracia actual en España es una monarquía y su procedencia viene de una transición pactada entre la oposición antifranquista y el posfranquismo, no de una ruptura política como la de 1931. Es por tanto de un gran interés general para muchos políticos y pensadores (y los historiadores no siempre están por encima de ellos ni mucho menos) desvincular ambas democracias, no usar a la República de ejemplo de nada (de nada que no sea negativo) y dejar claro que el proyecto republicano fue un auténtico fracaso, del que la guerra es la mejor prueba (y antídoto para los posibles nostálgicos). Por eso las tesis sobre el fracaso republicano como causa, premisa o antecedente de la guerra siempre tendrán muchos y muy influyentes oyentes. Hoy en día son tesis muy poderosas, mezcladas por lo general con la invocación al caos, anarquía y ausencia de orden público de los meses inmediatamente anteriores a la guerra. Sobre la leyenda negra de la violencia de esos días versa la aportación de José Luis Ledesma y aquí no vamos a entrar en ella, pero conviene hacer unas puntualizaciones sobre el tema de la falta de democracia del periodo republicano, por ser a mi entender un nuevo (o no tan nuevo) mito en construcción, con importantes valedores, no siempre conservadores o que no se muestran como tales. La manera más efectiva de descalificar el periodo republicano en la actualidad (no hasta los años ochenta del pasado siglo, cuando España aún no había consolidado otra experiencia democrática comparable) es afirmar que no fue una auténtica democracia, que fue una democracia de baja calidad o con importantes déficits, que estaba poblada de políticos y organizaciones que no eran democráticos o no lo eran plenamente, que fomentaba o amparaba la intolerancia y la intransigencia, etc. Aunque quienes defienden este punto de vista no siempre justifican la guerra (o el golpe) y algunos puede que no consideren esto causa de la guerra, el panorama que presentan es tan devastador y tenebroso que en la mayoría de las ocasiones no dejan otra salida o conclusión lógica al lector («esto-tenía-que-acabar-mal», «nohabía- otra-salida»), lector que no tiene por qué ser un historiador avezado y es probable que acepte sin más cualquier sugerencia de tal índole. En realidad se actúa por comparación y lo que quiere decirse es que la republicana no era una democracia como la actual, ni pacífica, ni pactada, ni bajo control[3]. El periodo republicano se presenta por tanto como una guerra civil larvada (sorda, o si se prefiere fría) previa al 18 de julio, como el enfrentamiento, ya existente pero más virulento y enconado en la contienda subsiguiente, entre ideologías totalitarias y antidemocráticas extremistas de signo opuesto pero igualmente asesinas, que son prácticamente equiparadas y que, ¡oh sorpresa!, están prácticamente desaparecidas o neutralizadas en la democracia actual. Esas ideologías y organizaciones se caracterizan por lo general de «antidemocráticas», y tanto da que sean de izquierdas como de derechas. En realidad se trata de un trasunto de la interpretación que se hace de las tesis de Furet y Nolte, entre otros, sobre el periodo de entreguerras europeo como de enfrentamiento entre comunismo y fascismo (y sus variopintas mutaciones y aliados), es decir, entre totalitarismos de izquierda y de derecha, que acabarían entre ambos con la democracia liberal, que sería en buena medida el objetivo número uno de los dos (por lo que algunos más audaces incluso llegan a emparentarlos ideológicamente). Pero la democracia triunfaría después de 1945 y más tarde a partir de 1989 se adueñaría de todo el continente (en España desde 1977 por su anomalía histórica).

    ...
  • Viene al cuento:
    CERRAR HERIDAS

    Claves del proyecto de ley de Memoria Democrática

    ...

    Los republicanos, invisibilizados, ocultados durante años, pero también los nacionales, oficialmente caídos por Dios y por España, fueron víctimas de una apropiación que hizo la dictadura de su figura para construir un relato y una imagen a la mayor gloria de Franco.

    https://ctxt.es/es/20200901/Firmas/33445/memoria-democratica-franco-valle-de-los-caidos.htm
  • editado octubre 2020 PM


    "las mujeres que sufrieron privación de libertad u otras penas, como consecuencia de los delitos de adulterio e interrupción del embarazo, por ejemplo. Cuestión que debe ampliarse igualmente a los que sufrieron persecución por su condición sexual, a través de la Ley de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad Social después".


    Válgame Dios, de esos terribles delitos no se escapa ningún país occidental, hasta arrestos sufrían los trabajadores por no ir a trabajar a principios de Siglo XX en América entera, donde la figura de la "Ley de Vagos y Maleantes" era el común denominador, era la norma. En Cuba el Che directamente se encargaba de los derechos de los "aberrados" por su condición sexual, que estoy seguro es una figura digna de admiración por varios de los que impulsan esa Ley.

    Cualquier cosa que no sea Crímenes de Guerra o de Lesa Humanidad, como fusilamientos sumarios o prisión sin juicio justo por delitos políticos, destierro forzado, privación forzada de la patria potestad de niños y dados en adopción por motivos políticos, etc. aberraciones de ese tipo, es cónsono con una ley reparadora. Pero esos delitos citados, adulterio, aborto, etc., que eran comunes en casi todos los países en su momento -cosa que no implica que estuviera bien, como tampoco estaba bien jornadas de trabajo de 14 horas de niños de 5 años, pero que en su época eran legales-, es demagogia barata para crispar dialécticamente ánimos con fines políticos e ideológicos.









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