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Vista. De entrada, me gusta mucho el tipo de zombi que nos presenta. Creo que ayudan a explicar, mejor que en cualquier otra película de este género, porqué la infección se convierte en un fenómeno tan masivo y fulminante.
En general, ha sido muy entretenida, pero tiene algunas pegas: como es habitual, las mejores escenas son resumidas en el trailer, perdiendo así gran parte de su fuerza. Tampoco me gusta demasiado que pasemos de una primera parte espectacular, donde se refleja el caos que envuelve al mundo entero, a un tramo final mucho más relajado (incluso hay un involuntario momento cómico en pleno clímax, que hizo reír a gran parte del público...) La falta de gore no se echa demasiado en falta pero, cachis, se han pasado de políticamente correctos. Apenas se ve una gota de sangre en toda la peli.
Para mí esto es el máximo de rapidez o capacidad de salto tolerables en un zombi. Ni que decir tiene que los que al zombificarse o infectarse adquieren superpoderes, me parecen un poco una estafa, eso me gusta en el libro, son muy peligrosos porque son muchos, muchos más que los vivos, fijaté si encima se convierten en spidermans que mérito tiene y también crea mucha tensión el tema de los infectados que llevan consigo la infección (creo que, no habiendo tiempo en una peli para andarse con muchos temas a la vez, lo resuelven bastante limpiamente, dentro de la obsesión con "deprisa, deprisa" que tienen los guionistas o quien sea).
Aparte de eso y de lo comentado en otro hilo de lo que me apabulla Brad Pit con la enormidad de sus registros y que el final es pa darles de ostias. Si tu afición es ser el de "Guapa, 3 euros, cinco melones." no te metas a hacer cine, ostias. Aparte de eso, me ha gustado bastante. Está entretenida, no como para aguantarte si te estás meando, pero entretenida.
Los zombis están cambiando. Posiblemente, los adolescentes tendrán una imagen del zombi más dinámica, más física que la romeriana; en los últimos años, la horda zombi persigue en vez de esperar pacientemente que la comida llegue. Por mucho que se corra, en Guerra Mundial Z la suerte está echada, porque el no-muerto nunca se cansa, ni duda. Somos muchos los que preferimos al zombi lento, de casi nula inteligencia y actividad corporal bajo mínimos, pero la propuesta de Guerra Mundial Z (Word War Z, Marc Foster, 2013), al centrarse en el terror colectivo, en la nada de la multitud histérica, hace del zombi un enemigo del que no se puede escapar, y por ello mismo interesante, al no dar importancia al grupo de supervivientes sino a las masas que intentan huir sin tener escapatoria. De ahí que, en lugar de road movie, veamos más bien una, si se me permite la expresión, fly movie, pues, por tierra, la marabunta zombi es imparable, la única salvación está en el cielo… a veces.
La primera media hora, aproximadamente, nos va metiendo en la historia con dosis adecuadas de suspense, sin ver lo que ocurre, pero sabiendo que, como dice Gerry Lane (Brad Pitt), hay que moverse para sobrevivir, pararse es morir. Lástima del abuso del primer plano, que, unido al excesivo movimiento de cámara, llega a ser mareante. A ver cuándo pasa de moda la horrible moda de la cámara parkisoniana, que sin duda facilita la vida al director pero marea al resto de la humanidad. A medida que avanza el film, la cámara se va estabilizando, y empezamos a ver en qué se han gastado los casi doscientos millones de dólares, pasando de sugerir a apabullar. La parte de Israel es espectacular, especialmente la torre de cuerpos que forman los zombis para saltar los muros; sin duda, se ha convertido en la imagen más representativa del film, y, por su fuerza icónica, en una escena que formará, casi seguro, parte de las secuencias clásicas del cine de… ¿de qué?, ¿de zombis?, ¿apocalíptico?, ¿terror? Para mí, tiene un poco de todo, aunque, a medida que avanza la historia, va entrando más en la dinámica del cine zombi, siendo las situaciones que se crean en el laboratorio survival casi romeriano, en el que la estrategia se vuelve más importante que el azar y la pura forma física. Es cine zombi, pero sin entrar apenas en cómo la pandemia ha cambiado la sociedad haciendo tabula rasa con la civilización, si bien pasa todo tan rápido que no da tiempo a asimilar los cambios, en eso es coherente el desarrollo del film, nada que reprochar.
Como amante de la ciencia, agradezco que no sea, esta vez, el culpable de la pandemia un mad doctor, una farmacéutica sin escrúpulos o una negligencia médica por jugar a ser dios. En Guerra Mundial Z, la ciencia es la solución y no el origen del apocalipsis, como en tantas superproducciones americanas. Bien sabido es lo conservadores que suelen ser los blockbusters; en este, se nota la mano de Brad Pitt como productor, en ningún momento se busca la moralina, el patrioterismo o la búsqueda de la fe ciega para conseguir el final feliz. Es una película honesta, que usa los tópicos con habilidad para hacernos pasar un buen/mal rato, sin adoctrinar ni culpabilizar al espectador que piensa de una determinada manera. Se quiere el espectador amortice su entrada y su tiempo. El caso opuesto, puede verse en El hombre de acero (Man of Steel, Zack Snyder, 2013), filme rabiosamente anticientífico: La frase en boca de la malvada kryptoniana “la evolución siempre gana” está colocada con toda la intención, entre otras muchas indirectas y directas contra la ciencia –y la razón- y a favor de la fe. También es un film que tiene muy presente la religión como catarsis, tanto por las analogías mesiánicas, las similitudes de Superman con Cristo, y en algunos planos que firmaría el Tea Party, como el del sacerdote orientando a un confuso superhéroe, que además, promete defender los intereses americanos al haber “nacido en Kansas”. Salí molesto y tenso del cine, con la sensación de haberme escapado de una secta, todo lo contrario que con Guerra Mundial Z, que me dejó buen rollo, el placer de un producto pensado para entretener, sin mayores pretensiones. No es que vea mal que un film quiera remover algo en el espectador o invitar a la reflexión, de hecho, el cine de autor es mi favorito. Pero, si se quiere hacer un producto palomitero y a la vez profundo, el director tiene que ser un excelente equilibrista, al alcance de pocos. Guerra Mundial Z no hará pensar ni removerá las entrañas a los espectadores, pero sí pasarán un buen rato con un film, coherente y bien montado, que no es poco después del culebrón que fue su rodaje. El final es algo cutre, más bien unos puntos suspensivos para invitarnos a la segunda parte que, esperemos, mantenga la coherencia y el estilo ameno y honesto de la primera.
Para terminar, a quien le guste el tema zombi, recomendar el libro, muy diferente al film, si bien tienen en común la perspectiva mundial de la guerra contra los no muertos, aunque el libro llega mucho más allá. Max Brooks ha dejado claro en un vídeo en youtube que su libro nada tiene que ver con el film, de hecho, su novela es para aficionados a los podridos de toda la vida, y posiblemente, al que le haya gustado la película, no le guste el libro, pero, nunca es tarde para cogerle cariño a los zombis. Nos recuerdan lo que podemos perder, y, por tanto, todo lo que tenemos. Entre todas las cosas, la mejor: estar vivos.
No me ha gustado mucho, todos los personajes unos sosos, los más interesantes nada aprovechados, un montón de escenas que me dejan helado, un final bastante anticlimático, Pitt con los labios apretados y mirando para los lados muy atento, pero cuando parece que la cosa toma interés y ritmo, pum, se acaba. Boh. Meh. (opinión sobre la peli sin haber leido el libro)
Guerra Mundial Z no hará pensar ni removerá las entrañas a los espectadores, pero sí pasarán un buen rato con un film, coherente y bien montado, que no es poco después del culebrón que fue su rodaje.
Lo siento pero no. A mi ni me entretuvo ¿Dónde le ves la coherencia? ¿A qué te refieres con bien montada?
200 millones de dólares tirados. REC de Balagueró y Plaza costó 7,5 millones y le da dos centenares de patadas en el mismo campo.
Y fíjate, la ciencia queda como gilipollas en la película. No resuelve nada, el que lo tiene que invstigar hace el ridiculo y salva el día un tipo del que solo sabemos que es un soldado de élite. En eso se parece a Prometheus.
Comentarios
Yo estoy terminando el libro, te lo recomiendo
En general, ha sido muy entretenida, pero tiene algunas pegas: como es habitual, las mejores escenas son resumidas en el trailer, perdiendo así gran parte de su fuerza. Tampoco me gusta demasiado que pasemos de una primera parte espectacular, donde se refleja el caos que envuelve al mundo entero, a un tramo final mucho más relajado (incluso hay un involuntario momento cómico en pleno clímax, que hizo reír a gran parte del público...) La falta de gore no se echa demasiado en falta pero, cachis, se han pasado de políticamente correctos. Apenas se ve una gota de sangre en toda la peli.
Para mí esto es el máximo de rapidez o capacidad de salto tolerables en un zombi. Ni que decir tiene que los que al zombificarse o infectarse adquieren superpoderes, me parecen un poco una estafa, eso me gusta en el libro, son muy peligrosos porque son muchos, muchos más que los vivos, fijaté si encima se convierten en spidermans que mérito tiene y también crea mucha tensión el tema de los infectados que llevan consigo la infección (creo que, no habiendo tiempo en una peli para andarse con muchos temas a la vez, lo resuelven bastante limpiamente, dentro de la obsesión con "deprisa, deprisa" que tienen los guionistas o quien sea).
Aparte de eso y de lo comentado en otro hilo de lo que me apabulla Brad Pit con la enormidad de sus registros y que el final es pa darles de ostias. Si tu afición es ser el de "Guapa, 3 euros, cinco melones." no te metas a hacer cine, ostias. Aparte de eso, me ha gustado bastante. Está entretenida, no como para aguantarte si te estás meando, pero entretenida.
La primera media hora, aproximadamente, nos va metiendo en la historia con dosis adecuadas de suspense, sin ver lo que ocurre, pero sabiendo que, como dice Gerry Lane (Brad Pitt), hay que moverse para sobrevivir, pararse es morir. Lástima del abuso del primer plano, que, unido al excesivo movimiento de cámara, llega a ser mareante. A ver cuándo pasa de moda la horrible moda de la cámara parkisoniana, que sin duda facilita la vida al director pero marea al resto de la humanidad. A medida que avanza el film, la cámara se va estabilizando, y empezamos a ver en qué se han gastado los casi doscientos millones de dólares, pasando de sugerir a apabullar. La parte de Israel es espectacular, especialmente la torre de cuerpos que forman los zombis para saltar los muros; sin duda, se ha convertido en la imagen más representativa del film, y, por su fuerza icónica, en una escena que formará, casi seguro, parte de las secuencias clásicas del cine de… ¿de qué?, ¿de zombis?, ¿apocalíptico?, ¿terror? Para mí, tiene un poco de todo, aunque, a medida que avanza la historia, va entrando más en la dinámica del cine zombi, siendo las situaciones que se crean en el laboratorio survival casi romeriano, en el que la estrategia se vuelve más importante que el azar y la pura forma física. Es cine zombi, pero sin entrar apenas en cómo la pandemia ha cambiado la sociedad haciendo tabula rasa con la civilización, si bien pasa todo tan rápido que no da tiempo a asimilar los cambios, en eso es coherente el desarrollo del film, nada que reprochar.
Como amante de la ciencia, agradezco que no sea, esta vez, el culpable de la pandemia un mad doctor, una farmacéutica sin escrúpulos o una negligencia médica por jugar a ser dios. En Guerra Mundial Z, la ciencia es la solución y no el origen del apocalipsis, como en tantas superproducciones americanas. Bien sabido es lo conservadores que suelen ser los blockbusters; en este, se nota la mano de Brad Pitt como productor, en ningún momento se busca la moralina, el patrioterismo o la búsqueda de la fe ciega para conseguir el final feliz. Es una película honesta, que usa los tópicos con habilidad para hacernos pasar un buen/mal rato, sin adoctrinar ni culpabilizar al espectador que piensa de una determinada manera. Se quiere el espectador amortice su entrada y su tiempo. El caso opuesto, puede verse en El hombre de acero (Man of Steel, Zack Snyder, 2013), filme rabiosamente anticientífico: La frase en boca de la malvada kryptoniana “la evolución siempre gana” está colocada con toda la intención, entre otras muchas indirectas y directas contra la ciencia –y la razón- y a favor de la fe. También es un film que tiene muy presente la religión como catarsis, tanto por las analogías mesiánicas, las similitudes de Superman con Cristo, y en algunos planos que firmaría el Tea Party, como el del sacerdote orientando a un confuso superhéroe, que además, promete defender los intereses americanos al haber “nacido en Kansas”. Salí molesto y tenso del cine, con la sensación de haberme escapado de una secta, todo lo contrario que con Guerra Mundial Z, que me dejó buen rollo, el placer de un producto pensado para entretener, sin mayores pretensiones. No es que vea mal que un film quiera remover algo en el espectador o invitar a la reflexión, de hecho, el cine de autor es mi favorito. Pero, si se quiere hacer un producto palomitero y a la vez profundo, el director tiene que ser un excelente equilibrista, al alcance de pocos. Guerra Mundial Z no hará pensar ni removerá las entrañas a los espectadores, pero sí pasarán un buen rato con un film, coherente y bien montado, que no es poco después del culebrón que fue su rodaje. El final es algo cutre, más bien unos puntos suspensivos para invitarnos a la segunda parte que, esperemos, mantenga la coherencia y el estilo ameno y honesto de la primera.
Para terminar, a quien le guste el tema zombi, recomendar el libro, muy diferente al film, si bien tienen en común la perspectiva mundial de la guerra contra los no muertos, aunque el libro llega mucho más allá. Max Brooks ha dejado claro en un vídeo en youtube que su libro nada tiene que ver con el film, de hecho, su novela es para aficionados a los podridos de toda la vida, y posiblemente, al que le haya gustado la película, no le guste el libro, pero, nunca es tarde para cogerle cariño a los zombis. Nos recuerdan lo que podemos perder, y, por tanto, todo lo que tenemos. Entre todas las cosas, la mejor: estar vivos.
Lo siento pero no. A mi ni me entretuvo ¿Dónde le ves la coherencia? ¿A qué te refieres con bien montada?
200 millones de dólares tirados. REC de Balagueró y Plaza costó 7,5 millones y le da dos centenares de patadas en el mismo campo.
Y fíjate, la ciencia queda como gilipollas en la película. No resuelve nada, el que lo tiene que invstigar hace el ridiculo y salva el día un tipo del que solo sabemos que es un soldado de élite. En eso se parece a Prometheus.