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El Gobierno buscará a familiares de los presos
Rajoy se quedó sorprendido cuando recibió las fichas de españoles muertos en Kazajistán
Carlos E. Cué Madrid 6 OCT 2013 - 20:41 CET6
Nursultan Nazarbayev entregó a Mariano Rajoy los cuadernos azules con las fichas de españoles del Gulag de Kazajistán.
En los viajes al extranjero, es habitual que haya regalos entre los dos presidentes o primeros ministros. Pero suelen ser protocolarios. Mariano Rajoy se quedó sorprendido el lunes cuando Nursultan Nazarbayev, el presidente kazajo, que dirige con mano de hierro esta exrepública soviética desde 1991, le entregó dos cuadernos azules, uno con las fichas de españoles muertos en el Gulag de Kazajistán, y otro con los que sobrevivieron, este segundo bastante más grande.
Rajoy agradeció el gesto inesperado de Nazarbayev —nadie en la delegación española ni en la embajada sabía nada de este trabajo, como prueba el hecho de que toda la documentación, incluidos los nombres de los españoles, está en cirílico— y se interesó sobre todo por la historia que le contaba el presidente kazajo: republicanos y miembros de la División Azul, enfrentados en la Guerra Civil, acabaron estableciendo relaciones personales en los campos porque les unía un mismo idioma y destino común a miles de kilómetros de su país. “Entre España y Kazajistán hay muchos lazos personales”, explicó Nazarbayev tras entregar los documentos a Rajoy.
“Esperamos que estos documentos permitan a los españoles conocer el destino de sus familiares que estuvieron presos en Karaganda”, aseguró. Y eso es exactamente lo que va a hacer el Gobierno español. Los documentos están ya en La Moncloa —Rajoy regresó el viernes de Japón— y ahora empezarán a ser estudiados por funcionarios expertos para intentar contactar con los familiares y poder entregarles la copia de la ficha como preso de los campos soviéticos.
http://politica.elpais.com/politica/2013/10/06/actualidad/1381084861_810507.html
Españoles deportados en Kazajistán
El presidente kazajo entrega 152 expedientes a Rajoy de nacionales enviados por Stalin
CARLOS E. CUÉ | ENVIADO ESPECIAL, Astana 30 SEP 2013 - 12:09 CET10
El presidente kazajo, Nursultan Nazarbayev, ha sorprendido a Mariano Rajoy, de visita oficial en el país, con un regalo muy particular: dos cuadernos azules con los expedientes de 152 españoles que fueron deportados a estas tierras en los años cuarenta por el régimen de Stalin.
En Kazajistán había varios campos de internamiento, y en ellos acabaron españoles de los dos bandos de la Guerra Civil. Por un lado, voluntarios fascistas de la División Azul, que viajaron para luchar en Rusia con el ejército de Hitler en su intento de derrotar a Stalin y hacerse con el control de toda Europa. Muchos de estos soldados fueron capturados por los rusos y los mandaron como prisioneros a lugares como Kazajistán, con unas temperaturas que superan en invierno los 40 bajo cero.
Otros españoles que acabaron en estos mismos centros hicieron el camino contrario. Eran republicanos, llegaron a Rusia huyendo de Franco y algunos de ellos, implicados políticamente en el régimen soviético, acabaron siendo purgados y enviados a Kazajistán.
Nazarbayev ha entregado a Rajoy los expedientes que ha conseguido encontrar de 152 de estos españoles, aunque hubo más. El presidente kazajo ha explicado a Rajoy que los españoles de la División Azul y los republicanos, condenados a vivir en los mismos campos, acabaron relacionándose entre ellos a pesar de su enfrentamiento político. De esos 152, sólo 14 murieron en Kazajistán. El resto, con un lento goteo durante los años cincuenta y sesenta, volvieron a España.
http://politica.elpais.com/politica/2013/09/30/actualidad/1380535767_080401.html
Los ‘presos fantasma’ de Kazajistán
Centenares de españoles fueron internados en campos de concentración en el país soviético
Franquistas y republicanos coincidieron en su deportación
Alba Tobella Madrid 5 OCT 2013 - 18:36 CET130
Se conocieron en el gulag, en Kazajistán. Allí quedaron atrapados por el final de la Guerra Civil y la invasión alemana de la Unión Soviética. Antonio Leira Carpente y José García García nunca pensaron que su pequeña aventura soviética se convertiría en un infierno de dos décadas. Eran combatientes republicanos pero acabaron como apestados en la patria del proletariado.
Rusia admitió en 1992 que “muchos” españoles republicanos habían pasado por los campos de concentración estalinistas. Pero ninguna exrepública soviética había entregado a España la documentación oficial de esos presos hasta que, la semana pasada, Nursultan Nazarbayev, el presidente kazajo, regaló a Mariano Rajoy dos libros con las copias de los expedientes de 152 españoles —franquistas y republicanos—, que malvivieron congelados en sus campos en los años 40.
Leira y García tampoco sabían al partir —en 1937 el primero y 1938, el segundo— que acabarían rompiendo hielo para beber, ni que los llevarían de Siberia a Kazajistán en unos trenes en los que sobrevivieron semanas, hacinados en gélidos vagones de madera, hasta adentrarse en la inmensa estepa. Llegaron por separado a Karaganda, al noreste del país. Leira, cabo de la marina de un buque de la armada republicana y militante anarcosindicalista gallego, fue capturado junto a 46 compañeros en Odessa (actualmente en Ucrania) y trasladado al campo de Krasnoiarsk, en Siberia. García, cursillista aviador, estaba en Moscú en la cuarta promoción de prácticas a Kirovabad.
Tras la derrota de la República, no pudieron volver a España, ni salir de la URSS. Unos 80 pidieron exiliarse a Italia, Francia, Alemania o México. “El cambio determinante fue la invasión de los nazis, en 1941. En ese momento, todos los extranjeros pasaron a ser sospechosos si no firmaban, de manera voluntaria, permanecer en la URSS”, explica el catedrático de historia Secundino Serrano, autor del libro Españoles en el Gulag. Empezaba la deportación para esos “grupos irreductibles” de aviadores y marineros que se negaron a entrar en el sistema.
Leira y García se conocieron en Karaganda, aterrados por los ladrones que desvalijaban a los recién llegados. Allí esperaban ser remitidos a otro campo de trabajos forzados. Ya desde su llegada “habían quedado reducidos a esqueletos vivientes”, según recordaba, años después, un recluta francés. Acabaron en Kok-Usek, “el Valle Verde”, que traducían como el Valle del Infierno, el más frío de cuantos vieron. Un campo de concentración “ejemplar”.
José García, aviador.
Pasaron casi un lustro en un cerco de 300 metros de largo por 200 de ancho, aislado del exterior por tres líneas de alambrada de espino, vigilados por cuatro garitas con soldados aburridos ya que, si escapaban, el desolado paisaje les delataba. Los guardianes tenían también perros adiestrados para frenar una posible fuga. Eran unos 900. Mujeres, hombres y niños de distintas nacionalidades, puntos negros sobre la nieve, trabajando por sobrevivir.
Los internos en mejores condiciones físicas trabajaban en la mina. Una hora de camino de ida de madrugada contra la brisa helada. Otra, a la caída del sol, demasiado lejano en invierno, con hasta 50 grados bajo cero, y sofocante en verano, a casi 50. La comida, un bol de sopa de col antes de salir y otro a la vuelta. Y 450 gramos de pan, a menudo, mojado. “Había una cosa que llamaban ratas de agua, un manjar”, cuenta Beatriz Leira, hija de Antonio Leira, fallecido en 2000. Los que conseguían un puesto en la huerta, engullían a escondidas una patata cruda “que les sabía a manzana”, apunta Leira. “Según lo que trabajaban, comían”.
En Kok-Usek, los españoles eran los “presos fantasma”. Tenían prohibido comunicarse con su país, una dictadura enemiga. Solo podían hacer llegar noticias a sus familias cuando los europeos —principalmente judíos alemanes y austríacos— eran liberados. “Mi abuela se enteró de que mi padre estaba vivo por una carta que le llegó en alemán”, explica Leira: “Se aprendían de memoria las direcciones de los españoles”.
Antonio Leira, marinero gallego internado en el Gulag kazajo.
Tras sufrir un accidente en el que perdió varios dedos, Vicente Montejano, uno de los pocos aviadores que siguen con vida, se convirtió en uno de los españoles que se quedaban en los barracones, con la humedad calada en los huesos. Cosían unos zapatos muy cotizados entre las mujeres de la dirección del campo. “Confeccionábamos una especie de malla con hilo como el que se usaba para las mallas de pescadores... Al final resultaba, como es lógico, un zapato fino, para salir, pero no para trabajar o ir por el campo”, le contaba Montejano en 2007 a Carmen Calvo, hija de otro cursillista internado y autora de Los últimos aviadores de la República.
En cada traslado les separaban en grupos. Los dos amigos se perdieron. “José salió en una primera expedición. Antonio Leira tenia que salir en la siguiente, pero el río que los separaba se congeló y ya no les pudieron alcanzar”, cuenta Pilar García, viuda del aviador, por teléfono, haciendo esfuerzos para rescatar en la memoria al compañero de su marido. No se reencontraron hasta que, al fin, embarcaron en el Semíramis, en Odessa, el 2 de abril de 1954. Ya ancianos, se visitaron mutuamente. Se reunieron con otros compañeros de vez en cuando, hasta que fallecieron hace una década. En el Semíramis, con unos 300 pasajeros de los que 270 eran de la División Azul, viajaba también Vicente Montejano.
En total, unos 300 republicanos y 450 divisionarios pisaron los campos de toda la Unión Soviética, según calculan los expertos. Luiza Iordache, historiadora de la Universitat Autònoma de Barcelona y autora de Republicanos españoles en el Gulag, calcula que 76 republicanos pasaron por los centros kazajos a partir del estudio de sus expedientes, a los que accede con dificultad por el hermetismo de los archivos de las antiguas repúblicas soviéticas.
Pese a que los soldados franquistas de la División Azul también deambularon por Karaganda, el encuentro entre los dos grupos no llegó hasta 1948. La mitad de los republicanos acabó aceptando integrarse en la URSS y salieron del gulag. “Al resto, les juntaron con los divisionarios y en los campos europeos [hoy, en Ucrania]”, apunta Serrano.
El divisionario capitán Palacios recuerda uno de esos encuentros en Embajador en el infierno, narrado por Torcuato Luca de Tena: “Vimos entrar en el campo, extenuados y con síntomas de haber sufrido mucho, a un grupo de presos, con la novedad de que entre ellos venían muchas mujeres, con niños pequeños (...) ¡Cuál no sería nuestra emoción al oírles hablar en español! Castillo, abriendo los brazos, dio un tremendo ¡Viva España!, saludándoles, y el silencio fue su respuesta. Nos miraron con curiosidad, bajaron los ojos y siguieron su camino”.
La unión emocional para volver a España superaba ya la ideología. Ahora, tras el gesto de Nazarbayev, la Asociación Archivo, Guerra y Exilio y la Hermandad de la División Azul han escrito una carta conjunta al Ministerio de la Presidencia para solicitar una copia de los archivos.
Además de marineros y aviadores, algunos niños de la guerra [2.895 jóvenes enviados a Moscú en la guerra civil] fueron ingresados en el gulag por delitos comunes. Varios exiliados, por delitos políticos. Tras unos primeros años como una élite y como víctimas de una doble guerra, la desesperación por salir de la gigantesca prisión que era la URSS en 1941, llevó a algunos niños, forzados a nacionalizarse, a esconderse en los baúles de un avión que viajaba a Buenos Aires. Otros, famélicos por la posguerra, fueron internados por robar medio kilo de patatas. “Me marché de la fábrica de aviación en la que nos habían puesto a trabajar sin permiso de la milicia y me mandaron al gulag de Ucrania”, afirma Ángel Belza, un niño de la guerra que presenta sus memorias esta semana. “Fuimos rehenes durante 20 años. Estábamos encerrados”, exclama Francisco Mansilla, otro niño, presidente del Centro Español de Moscú vocal de la Asociación Archivo, Guerra y Exilio.
A los 94 años, Vicente Montejano mantiene el recuerdo del gulag suspendido entre la nebulosa del olvido: “A veces, hay cosas de las que uno no tiene ganas de hablar”.Y calla.
http://politica.elpais.com/politica/2013/10/05/actualidad/1380989110_759511.html
Comentarios
http://www.lecturalia.com/libro/85901/el-telon-de-acero
Me interesa el tema, así que imagino que lo pillaré. Ni decir tiene que Afri también lo comprará.
Miles de republicanos españoles, exiliados tras la Guerra Civil, sufrieron el horror de los campos nazis. Menos notorio es que varios cientos de ellos pasaron por los campos de concentración soviéticos, también conocidos como Gulag. Este interesantísimo documental habla del tema centrándose en la historia de uno de ellos, Vicente Montejano, el último superviviente de la cuarta expedición de aviadores republicanos a Kirovabad, lugar en que recibían instrucción para pilotar y donde les pilló el final de la Guerra Civil. Junto a varios de sus compañeros, Montejano se negó a permanecer en la Unión Soviética y por ello terminó encerrado durante casi quince años en el Gulag, donde perdió varios dedos de la mano derecha.
El documental está disponible en la web de RTVE, ahora que se cumple el tercer aniversario del fallecimiento de Montejano, cuando contaba con 98 años. Es una lástima que no pudiera verlo.
Por cierto, quiero destacar el papel estelar de Santiago Carrillo en el film negando los hechos y calificándolo todo de propaganda antisoviética. En fin.
El último aviador
Cientos de republicanos... sí claaaro.
Tierna la viejecita que tras haber pasado lo que paso dice que siempre sera comunista pero antistalinista.
Un saludo
Putos trotskistas...
Rómulo Negrín fué piloto de guerra en España luchando por la República, formado en la segunda tanda de pilotos entrenados en Kirovabad, pero ya estaba luchando en España cuando llegó el final de la guerra y se exilió en NY después de estancias en varios países, incluido la URSS. Acabó en Mexico. De lo que hablan más arriba es de la cuarta tanda de alumnos pilotos, muy poco antes del final de la guerra.
Por cierto, Rómulo Negrín estuvo en Rusia de pleno derecho porque su madre era rusa, Rómulo se apellidaba Negrín Mijailovich. Su familia por parte de madre vivía en Moscú.
Por lo tanto, esos comentarios en el documental son mentira.
Señora, no tiene ni puta idea, para variar.
Rómulo Negrín pudo salir de la URSS en 1939 por ser hijo de su padre, al contrario de otros pilotos republicanos a los que pilló allí el fin de la Guerra Civil, que eran menos importantes.
En total fueron cuarenta los pilotos republicanos que pasaron por el Gulag, y el motivo básicamente fue no querer permanecer en la Unión Soviética, que era la cárcel más grande del mundo.
En total hubo 346 españoles republicanos en el Gulag, entre aviadores, marinos, exiliados políticos, niños de la guerra (sobre todo) y otros. Se puede usted informar leyendo por ejemplo el libro de Luiza Iordache "En el Gulag" (RBA, 2014) -prologado por Ángel Viñas-, donde se cuenta la historia con todo detalle. Luiza Iordache estuvo unos cuantos años investigando el tema e incluso hizo su tesis sobre el mismo. Pero qué sabrá ella. También puede leer el libro "Los últimos aviadores de la República: la cuarta expedición a Kirovabad" (Ministerio de Defensa, 2010), de Carmen Calvo Jung, hija precisamente de uno de esos aviadores a los que usted, señora, tacha de delincuentes, como buena estalinista de mierda que es.
El único que miente en el documental es Santiago Carrillo cuando dice no tener constancia de que se encerrara a esa gente en los campos soviéticos. Carrillo, al ser uno de los principales dirigentes del PCE, sabía perfectamente de la suerte de los republicanos protestones como queda reflejado en sus memorias cuando menciona la posibilidad de que en los años cincuenta, tras la muerte de Stalin, a él mismo le pudieron enviar a Asia Central, refiriéndose a Karagandá, en Kazajistán, el lugar donde fueron encerrados casi todos los españoles presos en la URSS, ya fueran de la División Azul o republicanos.
Sé que no lo va a hacer, pero infórmese un poco antes de soltar estupideces, señora.
Por otra parte ya me explicarás cómo sale Rómulo Negrín de la URSS si estaba en España al finalizar la guerra en el 39.
Anticomunistas...
...lo ha soltado todo con cara de asco, la muy anticomunista.
Hay que joderse!
Y el HDP se emociona...
Como también lo hace algún criptofacha de por aquí...
https://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20140402/54404188123/semiramis-barcos-barcelona-repatriados-rusia-combatientes-guerra-civil-division-azul-regreso.html
Se está usted confundiendo con los niños de la guerra encerrados en campos de concentración por robar comida para no morirse de hambre. Tiene que prestar más atención, señora.
Estaba en España en su imaginación, señora. En el mundo real estaba haciendo un curso en Lipetsk desde agosto de 1938. Salió de la URSS en junio de 1939 después de que fuera a buscarle Hidalgo de Cisneros. Se reunió con su padre en París, desde allí fue a estudiar a EEUU y finalmente emigró a México, donde permaneció hasta su muerte.
Infórmese, señora.
Hay que esforzarse más en el anticomunismo y no contar trolas. Pero mira la Luisa lo que le cuesta contar la verdad, casi vomita.
Hija de puta lo será usted, señora. Sin ánimo de ofender a su madre, que bastante desgracia ha tenido la pobre con una hija como usted. Eso sí que es para vomitar muy fuerte.
Criptofacha frustrado una vez más.
Estas levas, y en particular este cuarto y último grupo de alumnos que viajaron a Rusia para formarse como pilotos que se engloba en cierto modo dentro de la "quinta del biberón", jóvenes que en su mayoría eran valencianos y catalanes, no tenían porqué ser fieles a la República al 100%. Sabemos, como fue normal durante toda la guerra, por lo menos desde que se consolidó el Ejercito Popular Republicano y sus levas, que la ideología de los jóvenes de 17 a 18 años llamados a filas no necesariamente coincidía con la fidelidad y respeto democrático a la República.
De ahí que algunos renegasen de la acogida en Rusia y quisieran retornar a la España fascista, incluso arriesgándose a entrar en contacto con nazis y fascistas en Moscú. Sin embargo, no entiendo el tipo de acogida que pretendían recibir del régimen franquista. Sabemos que cuando algunos retornaron nos les recibieron muy bien y a algunos incluso les hicieron la vida tan difícil que volvieron a la URSS.
Hay que decir que por lo menos en el documental todos reconocieron haber recibido muy buenos tratos, excelente formación y en algún caso incluso "vivir del cuento" durante dos años, cosa impensable en la situación en la que se encontraban los ciudadanos de la URSS en esos años fatídicos.
También hay que entender que las organizaciones comunistas del PCE que posibilitaron la acogida y la formación de estos españoles así como oficiales de la URSS, sentían en cierto modo que estas personas debían demostrar algún tipo de agradecimiento y reconocimiento y no entendían que renegasen de ellos, a sus ojos, eran ciertamente unos desagradecidos. Pero de hecho, la gran mayoría demostraron vocación antifascista y muchos dieron sus vidas en suelo ruso y algunos recibieron condecoraciones de alto rango por parte de las autoridades de la URSS, cosa que menciona la Luisa más arriba entre arcadas anticomunistas.
PS: info, durante la GCE, si te pillaba un miliciano haciendo contrabando (estraperlo) o robando comida, te podían fusilar in situ. Lo menciono tan solo para poner en contexto lo que reconocieron hacer alguno de estos “republicanos” en Rusia.
Que sí, que bien merecido se lo tenían y que viva el paraíso comunista.
Por cierto, ¿has pensado que el hijo de Vicente Montejano puede leer todas las mierdas que estás escribiendo sobre su padre?
¿Qué coño tienen que ver los tibetanos? ¿qué os pasa?
En Madrid, por ejemplo, se promulgaron bandos y edictos que advertían sobre estas prácticas que conllevaban castigos muy severos, incluyendo la pena de muerte.
Y también los milicianos rojos identificaban a monjas y católicas para violarlas...
Nadie ha dicho nada sobre "el paraíso comunista" pero hay que reconocer que la URSS (la cárcel más grande del mundo ) fue el único país que se prestó a ayudar a la República atacada por los fascistas y sus aliados.
¿Has pensado en los familiares de los republicanos antifascistas que murieron en suelo ruso para que anticomunistas propagandistas vengan ahora a contar mentiras?
¡Gracias por Orlov!
Hemos visto documentales diferenes, sin duda, es cierto que algunos reconocen hurtos, robar pan porque tenian hambre en el contexto de la WWII, que se castigase con penas de 20 años dice mucho del regimen sovietico, pero a la mayoria no les dejaban salir oficialmente por si filtraban secretos militares, alfo bastante ridiculo en pilotos apenas formados y que no eran altos cargos.
Lo de salir sin problemas por tener pasaporte sovietico es un nuen chiste, se habria quedado mas vacia que Berlin Este sin Muro.
Un saludo
El padre de mi amiga Ana, Pedro Cepeda, fue un niño de la guerra que trató de escapar en avión de la URSS en 1948, junto a su amigo José Tuñón Albertos, uno de los pilotos de la cuarta expedición a Kirovabad. El plan era ir escondidos en unos baúles que formaba parte del equipaje de unos diplomáticos argentinos, pero los descubrieron y fueron condenados a 25 años de trabajos forzados en el Gulag.
Así de fácil era salir de la puta Unión Soviética.
No sabemos los delitos que cometieron, reconocen contactos con los fascistas y hurtos, por eso recalco que durante la GCE, esos actos podían acarrear la pena de muerte.
Lo de salir de la URSS no era tan problemático en esa época, todavía no existía el Telón de Acero aunque sí la propaganda antisoviética . Hablamos de 1939-40. Ya a partir de Barbarossa el tema se vuelve más complicado. Lo de los pasaportes lo comentan en el documental, explican que era muy difícil hacerlo sin esos documentos y como se los confiscaron los British... pero seguro que vimos documentales distintos.
De todas formas los que inicialmente pidieron salir se lo concedieron, fue la España fascista, desde la Dirección General de Seguridad, la temida DGS, los que les negaron la entrada.
De la Luisa, la ultra-anticomunista a la que le dan arcadas cuando cuenta la verdad (ver video más arriba ):
Una cosa es que terminada la Guerra Civil a la España franquista no le interesara en absoluto que volvieron los rojos exiliados en la URSS (y que de hecho las autoridades españolas prefirieran que se pudrieran allí, y así se lo manifestaron a las alemanas), y otra que esos republicanos pudieran salir efectivamente de territorio soviético cuando pidieron ir a otros países, como México. Ninguno pudo salir con la única excepción de Rómulo Negrín, como ya se ha comentado. Y, de hecho, los que estuvieron visitando la embajada alemana en la URSS cuando Hitler y Stalin era amiguetes, terminaron en el Gulag tras el ataque germano de junio de 1941 acusados hipócritamente de connivencia con el fascismo.
Pero sigue alardeando de tu ignorancia.
Ignorancia dice...
HARINA DE OTRO COSTAL Y PEDRO CEPEDA EN «CURRENT TIME TV»