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Manifestantes prodemocracia este sábado en Hong Kong. / PHILIPPE LOPEZ (AFP)
El espectro de la violencia insufló nuevas energías a la campaña de desobediencia civil en favor de la democracia en Hong Kong, que hoy cumplía su séptimo día. La sentada frente a la sede del gobierno autónomo, en la que participaron decenas de miles de personas, fue la mayor desde la fiesta nacional del 1 de octubre, después de que uno de sus grupos fuera blanco de ataques violentos de partidarios pro chinos. La manifestación se producía también después de que el jefe del ejecutivo local, Leung Chun-Ying, advirtiera que para el lunes todo tiene que haber vuelto a la normalidad. O tomará “todas las medidas necesarias para restablecer el orden social”.
“Estamos aquí para defender la democracia. Los ataques contra los manifestantes” en el barrio de Mong Kok, más alejado del centro de Hong Kong donde se celebra el grueso de las sentadas, “son intolerables. El Gobierno ha sido mucho más crítico contra los manifestantes que contra quienes les han atacado”, aseguraba Chris Ho, de 29 años.
Los actos de violencia en Mong Kok dejaron 19 detenidos, entre los que se encuentran ocho personas vinculadas a las Triadas, la Mafia china. Los promotores de las protestas prodemocracia han acusado a la Policía de permisividad ante los ataques, algo que tanto este cuerpo como el gobierno local han negado tajantemente.
Esos incidentes llevaron el viernes a los movimientos estudiantiles a rechazar la oferta de diálogo que había presentado Leung un día antes. Esta noche, la Federación de estudiantes se declaró dispuesta a replantear su postura y sentarse a la mesa de negociación con la “número dos” del gobierno, Carrie Lam, si el ejecutivo autónomo se compromete a investigar los incidentes de violencia.
Los prodemócratas, encabezados por el movimiento civil Occupy Central y las organizaciones de estudiantes, demandan la salida de Leung y una reforma electoral que permita la celebración de comicios completamente libres.
El origen de las protestas, que hoy entraron en su séptimo día, está en la presentación por parte del Gobierno central en Pekín, el pasado agosto, de una propuesta de reforma electoral para 2017 que, aunque prevé el sufragio universal, no permite que los ciudadanos puedan nombrar candidatos.
China ha condenado tajantemente las manifestaciones. En un editorial hoy, el oficial Diario del Pueblo acusaba a la campaña de desobediencia civil de buscar una “revolución de colores”, en referencia a las que cambiaron el régimen en Ucrania o Georgia entre 2004 y 2005.
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