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Parece que la cosa no se calma, incluso después de que recularan con las subidas en el transporte, dejando claro que dichas subidas han sido solo la gota que ha colmado el vaso, pero el descontento tiene unas raíces mucho mas profundas.
Hay que ver que capacidad de analisis que tienes, vas a venir unos dias y ya rapidamente ya vas a ver las raices profundas.
Por cierto una de las cosas mas cojonudas, los partidos de izquierda queriendo sacar tajada tomando posicion en las manifestaciones, y los manifestantes rompiendoles los trapos rojos.
A mí hay una cosa que me llama la atención, y es que en todos los países los indignados se manifiestan con sus respectivas banderas nacionales menos en España.
Si tuviesen el paro del 27%, la criminalización del ciudadano, ola de privatizaciones, recortes en sanidad y educación, pero mantenimiento de otros de ciertas castas .... ¿que harían?
Aquí ya lo sabemos, nadie desde fuera se lo explica.
'La FIFA es la verdadera presidenta de Brasil', asegura
'Ganarán 1.886 millones de dólares. Y no pagará 471 millones en impuestos. La FIFA viene, arma el circo, no gasta nada y se lleva todo'
Despilfarro de dinero público: 'Dijeron 23.000 millones de reales, ya estamos en 28.000 millones de reales y quién sabe lo que será...'
Más del doble de Sudáfrica'2010 o casi el triple de Alemania'06
FIFA: Gana 2000 millones de $ y no paga impuestos
El eslogan que la FIFA eligió para este Mundial 2014 es 'Todos al mismo ritmo', pero... Para que el organismo le concediese el torneo a Brasil, el Congreso del país tuvo que aprobar una ley por la que el organismo que preside Joseph Blatter está exento del pago del impuesto sobre sus ganancias. Fue uno de los requisitos imprescindibles, el principal que exigieron los jerarcas de ese organismo 'supranacional' que tiene su sede en Zúrich, Suiza, el país inventor del secreto bancario y el más famaso paraíso fiscal de Europa. Romario habla del organismo y también de la Hacienda de su estado. "La FIFA va a obtener unas ganancias de 4.000 millones de reales (unos 1.886 millones de dólares). Tendría que pagar más o menos 1.000 millones de reales (471 millones de dólares) en impuestos, y no va a pagar nada. La FIFA viene, monta el circo, no gasta nada y se lleva todas las ganancias".
El Domingo salió en El País un artículo muy bueno sobre la situación de Brasil. Básicamente dice que el país sufre atonía económica, que el crecimiento pasado se debe a eventos no repetibles y que hay que encontrar un nuevo camino. El crecimiento del PIB es tenue y la inflación elevada. Además hay problemas políticos porque la evolución democrática en Brasil ha creado grandes redes clientelares.
Creo que está claro que estas son las causas del descontento que alimenta las protestas, y que el Mundial es sólo un símbolo.
Y creo que también está claro que sólo podemos entender las protestas brasileñas en el contexto de las movilizaciones que desde las revueltas árabes recorren el mundo (15M, occupy WallStreet, taksim, YoSoy132...), e incluso en el de las guerras de la información de WikiLeaks o Snowden. El hilo conductor es que la sociedad ha roto el monopolio sobre la fijación de la agenda pública que ostentaba el poder (político, institucional, económico) y gracias a la tecnología ha empezado a comunicarse, a tejer redes y a crear contextos libremente, trasladando a la agenda pública conflictos y propuestas que antes quedaban fuera.
A esta capacidad de crear universos discursivos, pero también de organizarse y movilizarse, ha de sumársele la crisis de representatividad que aqueja a las democracias (y que obviamente también está presente en los sistemas autocráticos), y la deslegitimación de la clase política.
Una de las características de estos movimientos es su transversalidad, que hace imposible la articulación de una alternativa viable y estructurada (dada la multiplicidad de puntos de vista coincidentes tan sólo en la protesta), por eso no vemos programas políticos integrales ni grandes desarrollos doctrinales, sino protesta genérica, "mareas" de colores, movilizaciones contra cosas "pequeñas" como la subida del transporte público, o contra cosas "grandes" como un régimen autocrático.
La peculiaridad de Brasil es que el Gobierno ha propuesto "celebrar un referéndum para aprobar una asamblea constituyente que se encargaría, "exclusivamente", de emprender una profunda reforma política". La aparente mayor permeabilidad del Gobierno y las instituciones brasileñas, a pesar de las imágenes de la represión de las manifestaciones y de que aún es demasiado pronto, abre un camino inexplorado y muy interesante: el de tratar de incorporar al juego del poder a la nueva ciudadanía digital, abordando de frente la crisis de representatividad de la democracia y los problemas de credibilidad de los políticos.
Siempre me pareció que la mejor forma de abordar una protesta de esta naturaleza desde el Gobierno era el diálogo, y no mandar a los antidisturbios a Atocha. Mandar a alguien, aunque sólo sea a escuchar propuestas bienintencionadas pero utópicas; abrir vías de diálogo, explicar las decisiones e incorporar lo útil. Porque el descontento lo puede provocar la crisis, pero la desafección la provoca la distancia creciente entre la ciudadanía y los políticos, controladores de todo y empeñados en seguir usando los códigos y los resortes de los mass media para interactuar con la sociedad.
No sé si el Gobierno de Brasil sabe lo que hace, va de farol o improvisa. En todo caso la brasileña es una nueva vía que se abre para explorar el futuro de las sociedades conectadas y que habrá que seguir con atención. Brasil es sólo una manifestación más del cambio civilizatorio que han propiciado las nuevas tecnologías y que cada vez se explicita más. Una cosa que parece clara es que ese cambio, ineludible dada la crisis generalizada de las instituciones de la era industrial (desde la política a la educación, pasando por el periodismo y un largo etcétera), pasa por una reinvención de los mecanismos de participación, representación y control de las políticas públicas de los que dispone la ciudadanía. No soy un ingenuo ni un utopista tecnofascinado, y sé perfectamente que los manifestantes brasileños no van a pedir las reformas estructurales que el país necesita, aunque sí pedirán derechos sociales que sólo las reformas pueden hacer sostenibles (igual que en España se pide sanidad universal y gratuita y no contrato único). Los resultados prácticos de las movilizaciones han sido desiguales y a veces paradójicos, y la profundidad del discurso a menudo escasa. Pero la necesidad de nuevas formas de interlocución política y de reconfiguración institucional está ahí, y cada experiencia es valiosa porque ilumina una parte del camino.
Vamos a ver si hay suerte y Brasil toca la tecla, estaría bien que por una vez el premio no se lo llevara un nórdico.
Yo soy bastante pesimista en la salida de esta crisis brasileña, me temo que el gobierno querra salir con un manguerazo de gasto publico de dudosa eficacia economica y social, que puede alterar la hasta ahora buena marcha de la economia.
Gran análisis, completamente de acuerdo. Internet y la comunicación global estan cambiando el mundo, por eso el empeño de paises como USA y UK de controlarlo. Desgraciadamente los lobbys de poder se resisten al cambio y no se hasta que punto esto se podrá hacer de manera pacífica y es una pena muy grande porque algun joputa puede aprovecharse del movimiento de descontento global y joder la marrana.
Comentarios
¿Pero de verdad o será como cuando decías que ibas a ir a Honduras a pegar tiros o a Corea del Norte a estrechar lazos con Venezuela?
A mí hay una cosa que me llama la atención, y es que en todos los países los indignados se manifiestan con sus respectivas banderas nacionales menos en España.
Y no digo que sea bueno ni malo, sólo que es así.
Aquí ya lo sabemos, nadie desde fuera se lo explica.
Lo ha contado Albur en este mismo hilo...
La de mierda que deben tener estos, tienen la opacidad en sus genes.
Creo que está claro que estas son las causas del descontento que alimenta las protestas, y que el Mundial es sólo un símbolo.
Y creo que también está claro que sólo podemos entender las protestas brasileñas en el contexto de las movilizaciones que desde las revueltas árabes recorren el mundo (15M, occupy WallStreet, taksim, YoSoy132...), e incluso en el de las guerras de la información de WikiLeaks o Snowden. El hilo conductor es que la sociedad ha roto el monopolio sobre la fijación de la agenda pública que ostentaba el poder (político, institucional, económico) y gracias a la tecnología ha empezado a comunicarse, a tejer redes y a crear contextos libremente, trasladando a la agenda pública conflictos y propuestas que antes quedaban fuera.
A esta capacidad de crear universos discursivos, pero también de organizarse y movilizarse, ha de sumársele la crisis de representatividad que aqueja a las democracias (y que obviamente también está presente en los sistemas autocráticos), y la deslegitimación de la clase política.
Una de las características de estos movimientos es su transversalidad, que hace imposible la articulación de una alternativa viable y estructurada (dada la multiplicidad de puntos de vista coincidentes tan sólo en la protesta), por eso no vemos programas políticos integrales ni grandes desarrollos doctrinales, sino protesta genérica, "mareas" de colores, movilizaciones contra cosas "pequeñas" como la subida del transporte público, o contra cosas "grandes" como un régimen autocrático.
La peculiaridad de Brasil es que el Gobierno ha propuesto "celebrar un referéndum para aprobar una asamblea constituyente que se encargaría, "exclusivamente", de emprender una profunda reforma política". La aparente mayor permeabilidad del Gobierno y las instituciones brasileñas, a pesar de las imágenes de la represión de las manifestaciones y de que aún es demasiado pronto, abre un camino inexplorado y muy interesante: el de tratar de incorporar al juego del poder a la nueva ciudadanía digital, abordando de frente la crisis de representatividad de la democracia y los problemas de credibilidad de los políticos.
Siempre me pareció que la mejor forma de abordar una protesta de esta naturaleza desde el Gobierno era el diálogo, y no mandar a los antidisturbios a Atocha. Mandar a alguien, aunque sólo sea a escuchar propuestas bienintencionadas pero utópicas; abrir vías de diálogo, explicar las decisiones e incorporar lo útil. Porque el descontento lo puede provocar la crisis, pero la desafección la provoca la distancia creciente entre la ciudadanía y los políticos, controladores de todo y empeñados en seguir usando los códigos y los resortes de los mass media para interactuar con la sociedad.
No sé si el Gobierno de Brasil sabe lo que hace, va de farol o improvisa. En todo caso la brasileña es una nueva vía que se abre para explorar el futuro de las sociedades conectadas y que habrá que seguir con atención. Brasil es sólo una manifestación más del cambio civilizatorio que han propiciado las nuevas tecnologías y que cada vez se explicita más. Una cosa que parece clara es que ese cambio, ineludible dada la crisis generalizada de las instituciones de la era industrial (desde la política a la educación, pasando por el periodismo y un largo etcétera), pasa por una reinvención de los mecanismos de participación, representación y control de las políticas públicas de los que dispone la ciudadanía. No soy un ingenuo ni un utopista tecnofascinado, y sé perfectamente que los manifestantes brasileños no van a pedir las reformas estructurales que el país necesita, aunque sí pedirán derechos sociales que sólo las reformas pueden hacer sostenibles (igual que en España se pide sanidad universal y gratuita y no contrato único). Los resultados prácticos de las movilizaciones han sido desiguales y a veces paradójicos, y la profundidad del discurso a menudo escasa. Pero la necesidad de nuevas formas de interlocución política y de reconfiguración institucional está ahí, y cada experiencia es valiosa porque ilumina una parte del camino.
Vamos a ver si hay suerte y Brasil toca la tecla, estaría bien que por una vez el premio no se lo llevara un nórdico.
Yo soy bastante pesimista en la salida de esta crisis brasileña, me temo que el gobierno querra salir con un manguerazo de gasto publico de dudosa eficacia economica y social, que puede alterar la hasta ahora buena marcha de la economia.
Un saludo
Gran análisis, completamente de acuerdo. Internet y la comunicación global estan cambiando el mundo, por eso el empeño de paises como USA y UK de controlarlo. Desgraciadamente los lobbys de poder se resisten al cambio y no se hasta que punto esto se podrá hacer de manera pacífica y es una pena muy grande porque algun joputa puede aprovecharse del movimiento de descontento global y joder la marrana.