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jueves, marzo 14, 2013
Von Kleist, in memoriam
A todos aquellos que aun no lo sepan, que supongo que serán muchos, les informo de que el pasado viernes falleció en Munich Ewald-Heinrich von Kleist. Está citado varias veces en una serie de posts de este blog que tiene un primer, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo capítulos, más un epílogo.
Ewald von Kleist tenía 90 años y estaba a punto, si hubiese llegado a la primavera del año que viene, de llegar al 70 aniversario de la acción que lo hizo entrar en la Historia, que es el intento de asesinar al Führer Adolf Hitler coordinado por el conde Von Stauffenberg.
En 1944, Von Kleist era un jovencísimo oficial (teniente) de la Wehrmacht, perteneciente a una familia de muy serias ideas antinazis, que ya había hecho algunos intentos de socavar el poder del NSDAP incluso antes de estallar la II guerra mundial. En noviembre de 1943, había contactado ya con Klaus von Stauffenberg quien, decidido a acabar con Hitler, trabajaba en un plan conspiratorio que fracasó. Entonces Von Kleist, aprovechando que pertenecía a una unidad que tenía previsto pasar revista delante del Führer, se comprometió a hacerle llegar al conde los explosivos que necesitaba para llevar a cabo su atentado. La revista, sin embargo, fue suspendida.
Aun así, Von Kleist siguió implicado en la conspiración, sólo que en Berlín. Una vez que estalló la bomba en el Estado Mayor de Hitler, y sobre todo durante las horas en las que se había lanzado la operación Valquiria y la suerte del canciller no estaba clara en la capital, jugó un papel fundamental, junto con otros oficiales jóvenes y rabiosamente antinazis. Según los relatos, él fue quien colocó el cañón de su pistola en la barriga del general Friedich Fromm, comandante en jefe del denominado Ejército de Reserva que estaba llamado a jugar un papel fundamental en la toma de Berlín por los conspiradores, en el momento en que éste comenzó a dudar de que Hitler estuviese muerto, e intentó volver grupas.
Por razones que nunca han quedado del todo claras, al menos que yo sepa, Ewald von Kleist se libró de la durísima represión, varios miles de personas, que siguió al fracaso del coup de Von Stauffenberg. Según su propia versión, tuvo la suerte de que ninguno de los conspiradores que fue interrogado lo delató. Tras pasar una temporada en prisión, fue enviado a la primera línea del frente.
En un país como Alemania, que ha tenido y tiene una relación tan compleja con el nazismo y su desarrollo, sorprende las relativamente pocas veces que Von Kleist, pese a ser un protagonista casi de primer nivel de la Operación Valquiria, ha hablado. Ciertamente, hay algunas apreciaciones suyas, como las declaraciones que hizo en el excelente documental The restless conscience; pero, comparativamente hablando, ha hablado mucho menos que otros protagonistas e implicados en la segunda guerra mundial. El fondo de la cuestión es el poderoso sentimiento nacionalista alemán, que ya hizo muy difícil a los aliados encontrar colaboradores locales para su red de espías durante la segunda guerra mundial. Muchos alemanes odiaban a Hitler pero, al mismo tiempo, se sentían incapaces de odiar a Alemania. Por la misma razón, también ha habido y sigue habiendo alemanes que, aun reconociendo los, digamos, defectos de Hitler, y el hecho de que en 1944 estaba llevando al país al marasmo, consideran la conspiración del conde Von Stauffenberg y sus compañeros como una traición a su país, pues su razón última hubiera sido terminar la guerra y negociar un armisticio, que no podía ser sino de perdedor.
Se tiene por cierto, aunque en su literalidad sea un hecho incomprobable, de que con Von Kleist muere el último conspirador contra Hitler.
Publicado por Juan de Juan en 8:10 a.m.
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Comentarios
Ben MacIntyre acaba de publicar "La historia secreta del día D" y en el mundo hacen una buena reseña. Yo sabía que se la habían colado enterita y después del desembarco creían que les entrarían por otro lado, lo que ignoraba es que los que urdieron la trama eran tan poco profesionales. Igual precisamente por eso les salió tan bien.
PD: La intención es lo que cuenta.