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Los estudios y actuaciones arqueológicos realizadas sobre el sitio señalan la existencia de tres fortificaciones superpuestas temporalmente:
Restos de un castellum militar romano, del que se conservan gruesos muros construidos con sillares, y que ocupa la mayor parte de la cumbre del cerro. En el lado este cuenta con un frente de muralla de más de 60 metros de longitud, que tiene adosadas a tramos regulares seis pequeñas torres rectangulares, y dos grandes estructuras cuadrangulares defensivas de las mismas características adosadas en el flanco sur. Hasta el momento, no se han encontrado fortificaciones de estas características en ningún otro punto de la Península Ibérica.
Restos del alcázar árabe, del que se conservan varios tramos de murallas construidas con tapial, cuya fábrica se realizaba con una mezcla prensada de tierra, pequeños guijarros, trozos de cerámicas y algo de cal, que a juzgar por los materiales que se han sacado de su fosa de cimentación podría ser del siglo XI, de época almorávide. El perímetro de este nuevo castillo sensiblemente mayor que el anterior.
Restos del castillo medieval, mandado a construir por Enrique Pérez de Guzmán y Meneses, II Duque de Medina-Sidonia.
Entre finales del siglo XVI y bien avanzado el siglo XX el castillo y su entorno sirvieron de cantera para extraer piedras que se utilizaron en nuevas construcciones de la ciudad, como Iglesia Mayor de Santa María la Coronada y el Ayuntamiento, dejando a la fortaleza en las ruinas que han llegado hasta nosotros.
En el siglo XIX el castillo se convierte en cuartel general de las tropas francesas durante el asedio de Cádiz y San Fernando. En el periodo ocupación francés entre 1810 y 1812 se volvieron a levantar las murallas y se construyeron dependencias en su interior, como barracones para la tropa, cuadras, cocinas, etc.
https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_Medina-Sidonia
" Para elaborar el alfajor prepararás lo que voy a decir: Una azumbre de miel blanca. Tres medios de avellanas y una libra de almendras, todo ello tostado y tronzado. Onza y media de canela en polvo. Dos onzas de matalahuva, cuatro adarmes de clavo y cuatro de cilantro, todo ello tostado y molido. Una libra de ajonjolí tostado. Ocho libras de polvo de moler, sacado de rosquillos de pan sin sal ni levaduras, muy cocidos en el horno. Con media libra de azúcar harás almíbar, luego agregarás la miel, y cuando esté subida de punto, le echas los mavíos, tres puñados de harina cernida y polvo de moler. Muélelo para que todo quede bien mezclado. Háganse los bollos en caliente, báñense en almíbar, cúbranse de azúcar fina con alguna canela y empapélense. En cada libra de bollos deben entrar de ocho a doce, para que sean lúcidos. La dificultad y el secreto del alfajor está en el punto de miel: para cocerlo dan las recetas muchas reglas, pero como ninguna es cierta, no las apunto, y digan que la práctica es aquí la maestra, como en todo".
Comentarios
Yo hasta Octubre nada de vacaciones.
Las casas son nuevas y no muy grandes pero al final las pisas solo para dormir y los jardines, aparcamientos, piscina, barbacoas (una a cada viento, como está mandado) están de maravilla. A tres kilómetros del casco pero en la puta nada. Encontrar una mísera raya de cobertura (jazztel) podía llevar mucho.
El dueño tiene otras casas en el casco antiguo y, por lo que vi, el resto de la oferta es igualmente de alucinar. Los casones señoriales de la parte más alta son para perder el sentido.