http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/03/30/actualidad/1396210462_854402.html
Éxodos, conflictos y pobreza.
Los impactos del cambio climático ya se notan en todo el mundo, alerta el último informe de la ONU.
Crecerán en este siglo si no se adoptan medidas.
Un clima cada vez más extremo.
Imagen desértica del lago Curulai, en la Amazonia brasileña, tomada por Greenpeace.
Los impactos del calentamiento global ya son visibles en todos los continentes y en todos los océanos, alerta el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que dibuja un panorama futuro muy lúgubre si los líderes mundiales no actúan a tiempo. De no adoptar medidas, el texto prevé que durante este siglo aumente el desplazamiento de poblaciones, sobre todo en zonas litorales que se verán afectadas por la subida del nivel del mar, las inundaciones y la erosión de las costas. El informe también alerta sobre el descenso de las cosechas, la extinción de especies y la degradación de los ecosistemas. Y apunta incluso al riesgo de que se produzcan conflictos violentos o guerras civiles.
El IPCC, la mayor red científica del mundo dedicada a estudiar el cambio climático, desvela hoy en Yokohama (Japón) la segunda de las tres partes de su extenso informe de actualización sobre la literatura científica del calentamiento, llamado AR5. Sus centenares de autores, escogidos por Naciones Unidas, han contado con más del doble de estudios que la última vez (el AR4 es de 2007) para elaborar informes que serán clave en las negociaciones de las próximas cumbres internacionales sobre el clima. El informe del Grupo I, divulgado en septiembre pasado, concluyó que la actividad humana es la responsable del cambio climático. Ahora el Grupo II presenta su revisión sobre sus impactos, la vulnerabilidad de los territorios y las posibilidades de adaptación.
El calentamiento en Europa.
Vista de las inundaciones provocadas por la crecida del Guadalquivir.
Menos glaciares, más sequía. El resumen para responsables políticos que presenta hoy el IPCC incluye unas tablas en las que se enumeran los impactos atribuibles al cambio climático desde el último informe de evaluación de los expertos, el llamado AR4, de 2007. En Europa, los científicos tienen claro que responden a esta causa el retroceso de los glaciares alpinos, escandinavos e islandeses o el incremento de las masas forestales quemadas en décadas recientes en Portugal y Grecia. También atribuyen al cambio climático la llegada temprana de aves migratorias desde 1970, el estancamiento de cosechas de trigo en algunos países y el cambio en la distribución de especies de peces en los mares europeos.
Erosión costera. Entre los riesgos futuros que destaca el informe está la erosión de la costa, las inundaciones de ríos y mayores restricciones de agua, sobre todo a causa de la mayor evaporación que se producirá en el sur del continente. El texto alerta también sobre los fenómenos de calor extremo, que afectarán a la salud, la productividad y el riesgo de incendio.
Los efectos del calentamiento global no son una amenaza futura e inconcreta, sino que ya pueden observarse en muchas regiones, asegura el IPCC en su resumen para los responsables políticos: fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, sequías y ciclones; cosechas menos abundantes; cambios en las precipitaciones que afectan el acceso a los recursos hídricos... Y el mundo está “mal preparado” para enfrentarse a los impactos futuros, añade la nota de prensa que lo acompaña. Un texto que se ha estado consensuando durante este fin de semana con los responsables políticos y que rebaja algunas de las previsiones incluidas en un borrador filtrado hace unos días. Estas son algunas de las alertas que lanza el informe:
Conflictos. Se prevé que el cambio climático aumente el desplazamiento de poblaciones durante el siglo XXI, especialmente en países en vías de desarrollo, señala el texto, que añade: “Indirectamente, puede incrementar el riesgo de conflictos violentos en forma de guerra civil y entre comunidades al amplificar factores instigadores de conflictos bien documentados como pobreza y perturbaciones económicas”.
Más pobreza. Los peligros relacionados con el clima “afectan directamente” a las vidas de los más pobres, porque impactan en sus medios de vida, en la reducción de las cosechas, en la destrucción de sus viviendas y, de forma indirecta, al aumentar los precios de la comida y la inseguridad alimentaria.
Costas. La previsible subida del nivel del mar durante el siglo XXI provocará inundaciones y erosión del litoral. Al mismo tiempo, las proyecciones muestran que el aumento de la población, el desarrollo económico y la mayor urbanización atraerán a más personas hacia zonas costeras, con lo que el peligro será mayor. El informe asegura que los costes de adaptación a esta realidad varían mucho entre países. En el caso de algunos en vías de desarrollo y de pequeños Estados insulares, hacer frente a los impactos y a los costes de adaptación puede suponer varios puntos porcentuales de su producto interior bruto.
Seguridad alimentaria. El calentamiento global, la subida del nivel del mar y los cambios en las precipitaciones afectarán a las tierras cultivables. Y no para bien, según el informe. En el caso de los principales cultivos (trigo, arroz y maíz), en las regiones tropicales y templadas, el texto habla de “impacto negativo” en las cosechas si la temperatura sube más de dos grados centígrados y no se toman medidas de adaptación.
Salud. El informe señala que la carga de enfermedad provocada por el cambio climático es pequeña si se compara con otras consecuencias y que no está bien cuantificada. Sin embargo, añade que ya hay evidencia de mayor mortalidad relacionada con el calor y menor con el frío en algunas zonas como resultado del calentamiento. Los cambios en la temperatura y la precipitación ya han alterado la distribución de algunas enfermedades transmitidas por el agua, añade. Los riesgos futuros incluyen problemas de salud en zonas costeras y pequeñas islas debido a la subida del nivel del mar y las inundaciones[RFC 1-5], así como en grandes poblaciones urbanas a causa de inundaciones tierra adentro. Hasta la mitad del siglo XXI, el impacto consistirá en “el agravamiento de problemas de salud ya existentes”. A más largo plazo, pero dentro del siglo, los científicos creen que empeorará la salud en regiones de países en desarrollo.
Océanos. Ya están notando los efectos del cambio climático: mayor calentamiento (provoca desplazamiento de especies marinas, como el bacalao atlántico hacia latitudes polares), acidificación y deficiencia de oxígeno.
Ecosistemas. Algunos hábitats “únicos y amenazados” ya están en peligro debido al cambio climático. Si la temperatura media sube un grado más, aumentará el riesgo de “consecuencias graves”. Con una subida de dos grados, el riesgo se ampliará a muchas especies con capacidad de adaptación limitada, especialmente en los arrecifes de coral y el Ártico. El texto alerta de que, si no se actúa, los cambios en algunos ecosistemas pueden ser “abruptos e irreversibles”.
Medio rural. El texto alerta del peligro que acecha a las zonas rurales debido al acceso insuficiente al agua potable y de riego, y del descenso de la productividad de las cosechas. Agricultores y pastores en regiones semiáridas serán los más afectados en un futuro próximo.
Acceso al agua. El informe asegura que los recursos de aguas superficiales y subterráneas renovables “se reducirán significativamente” en la mayoría de las regiones subtropicales, lo que “intensificará la competición por el agua entre sectores”.
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Un clima cada vez más extremo.
Los científicos alertan de que sequías, inundaciones y otros fenómenos radicales se acentúan 13 de los 14 años más cálidos se han producido en lo que va de siglo.
El cultivo del olivo en España se beneficiará del cambio climático.
El municipio filipino de Tolosa tras el paso del tifón Haiyan.
Olas de calor, sequías, ciclones, inundaciones… El año 2013 ha sido un buen ejemplo de cómo los fenómenos meteorológicos extremos impactan en comunidades y regiones enteras. El tifón Haiyan arrasó zonas del centro de Filipinas, Oklahoma (EE UU) sufrió el mayor tornado jamás observado, nevadas sin precedentes azotaron Israel, Jordania y Siria. La declaración anual de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima mundial, presentada ayer en Ginebra, alerta de que se acentúan los episodios climáticos extremos e insiste: la influencia de la actividad humana sobre el clima explica algunos de los cambios que se están observando.
La tendencia al calentamiento mundial a largo plazo sigue plasmándose en las estadísticas. El 2013 ha sido, junto con 2007, el año más cálido desde que se tienen registros. Pero, además, según destaca el informe de la OMM, 13 de los 14 años más cálidos se han producido en el siglo XXI. Cada uno de los tres últimos decenios ha sido más cálido que el anterior (el récord lo tiene 2001-2010). El promedio de la temperatura registrada en la tierra y en la superficie de los océanos fue el año pasado de 14,5 grados centígrados, es decir, aumentó en medio grado respecto a la media de los años sesenta, setenta y ochenta. Datos que se traducen en récords: Australia registró el año más caluroso de la historia; Argentina, el segundo.
¿Pueden todos o parte de estos fenómenos atribuirse al calentamiento global? Jessica Blunden, científica de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y una de las autoras del estudio, señala que “siempre ha habido, y siempre habrá, fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y variaciones naturales debidas a factores como El Niño o La Niña”, pero recuerda que el Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) dijo en septiembre que el calentamiento es “inequívoco” y que “la influencia humana está clara”.
Más lluvia y a la vez más sequía en España.
El informe de la OMM (Organización Meteorológica Mundial) destaca acerca de España que las precipitaciones durante el año 2013 fueron un 20% superiores a la media histórica, pero con “grandes diferencias geográficas”. Mientras algunas zonas costeras del Atlántico registraron un aumento del 50% sobre los valores habituales, regiones del Mediterráneo estuvieron más secas de la media. El mes de marzo fue el más lluvioso desde que hay registros nacionales (1947), añade el informe.
“Más que el cuánto ha llovido, lo anormal ha sido cómo: todo por el oeste, procedente de una borrasca tras otra llegadas del Atlántico”, explica Ana Casals, portavoz de la Agencia Española de Meteorología (Aemet). “Hemos tenido récord en número de días con tempestades en el mar y aviso rojo. En cambio, en Valencia, la sequía ha sido récord. De 151 años con registros en la ciudad, nunca en un invierno se había registrado tan poca agua”, añade.
Los temporales en el mar han sido una de las características extraordinarias del año. La Aemet llevó a cabo un estudio para analizar el oleaje. Concluyó que desde 1957 no había habido otro invierno con tanto oleaje, pero no debido a la intensidad o a la altura de las olas, sino a la frecuencia de los episodios. La Aemet decretó hasta siete alertas de nivel rojo por fuerte oleaje, cuando lo habitual es que no superen las dos o tres.
Las peculiaridades climáticas en el resto de Europa incluyen, según la enumeración del informe de la OMM, el verano más húmedo en el Reino Unido desde 1910 o las inusuales —por elevadas— temperaturas en Suecia en febrero. Turquía, en cambio, tuvo un 13% menos de precipitaciones de lo habitual, lo que generó sequía.
“Vemos muchos casos en los que los episodios extremos se producen tal y como los científicos habían proyectado en función del cambio climático”, explica Blunden por correo electrónico. “Por ejemplo, en distintas zonas por todo el mundo se han predicho olas de calor más extremas, chubascos copiosos y sequías más intensas, y ahora estamos viendo que esos fenómenos ocurren. Por desgracia, no es tarea fácil analizarlos en cuanto suceden y atribuirlos, o no, al cambio climático”, añade. Para explicarlo, Blunden alude a un estudio que incorpora el informe de la OMM acerca de las temperaturas récord registradas en Australia en 2013.
El trabajo, realizado por científicos de la Universidad de Melbourne (Australia), utilizó nueve modelos climáticos para estudiar si los cambios en la probabilidad de que se registraran temperaturas extremas durante el verano australiano se debían a la influencia humana. Demostraron que el récord de 2013 como año más caluroso “hubiera sido prácticamente imposible sin los gases que retienen el calor de origen humano, lo que demuestra que algunos fenómenos extremos es mucho más probable que se produzcan debido al cambio climático”. En este caso, señala Blunden, “el estudio establece un vínculo directo entre el cambio climático y ese calor sin precedentes”.
También el secretario general de la OMM, Michel Jarraud, precisó ayer durante la presentación del informe que, “muchos de los fenómenos meteorológicos extremos que se produjeron en 2013 se correspondían con las consecuencias que se esperaban que tuviera el cambio climático provocado por la actividad humana”. Ejemplos: “Precipitaciones más fuertes, un calor más intenso y un mayor número de daños causados por mareas de tempestad e inundaciones costeras como resultado del aumento del nivel del mar”. El tifón Haiyan sería el mejor ejemplo de ello, añadió.
Manuel de Castro, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y uno de los autores españoles del informe del IPCC, asegura que hay algunos fenómenos extremos que se relacionan con mayor seguridad con el cambio climático, “sobre todo cuando hablamos de olas de calor, puesto que se tiene evidencia clara de que hay una tendencia creciente”, señala. En otros episodios, como lluvias torrenciales o ciclones tropicales, “hay menos evidencia, aunque eso no quiere decir que no se puedan achacar al calentamiento global”. “Es una explicación plausible pero no se puede asegurar al cien por cien hasta que no tengamos más evidencia”, añade.
Con un escenario así, los sistemas de predicción meteorológica serán esenciales, asegura Blunden. “Especialmente por el crecimiento de megaciudades muy pobladas, generalmente situadas en zonas costeras vulnerables a ciclones, crecidas e inundaciones”. Y añade: “Gracias a las predicciones, India pudo evacuar a cerca de un millón de personas antes del ciclón tropical Phailin, y redujo enormemente la pérdida de vidas”.
El aumento de la temperatura media de la Tierra en 1,8 grados centígrados, hacia mediados de siglo, hará más rentable el cultivo del olivo en la cuenca del Mediterráneo, especialmente en el norte de África, donde los beneficios obtenidos pueden aumentar un 41%. El incremento medio de la cosecha en la zona será de un 4,1%, pero habrá ganadores y perdedores a escala regional y local.
En España, la tendencia global será positiva, hacia una mayor rentabilidad de este cultivo histórico y tolerante a la sequía (solo limitado por las heladas fuertes y las temperaturas excesivamente altas), aunque en algunas zonas del centro de la península Ibérica el impacto será negativo. Un grupo de científicos ha examinado la evolución previsible de los olivares en las condiciones impuestas por el cambio climático en el Mediterráneo, de donde procede el 97% de la producción mundial.
La investigación, publicada esta semana en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense, tiene en cuenta tanto la respuesta de la planta (Olea europea) a las condiciones del calentamiento, como la de la mosca de olivo (Bactrocera oleae), su principal plaga, y la interacción entre ambas, ya que una y otra tienen diferente tolerancia a la temperatura. Es decir, que en una región puede no aumentar mucho la cosecha pero, si se reduce notablemente la infección de la mosca que deteriora la aceituna y reduce la productividad del árbol, los beneficios pueden subir notablemente. No hay que olvidar que los modelos de proyección climática indican que el Mediterráneo, debido al incremento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sufrirá una subida notable de las temperaturas, pero el olivo tiene unos límites dentro de los cuales puede sobrevivir o incluso ganar productividad, mientras que la mosca que lo infecta está condicionada por márgenes diferentes.
La floración del olivo se adelantará en toda la cuenca mediterránea sobre la estacionalidad media actual, y llegará 18 días antes en áreas de la península Ibérica, norte de África y Grecia.
Los beneficios del cultivo de la explotación del olivo aumentarán en zonas de España e Italia debido al incremento de las cosechas, que compensarán con creces los niveles de infección de la mosca, el coste mayor de su prevención y eliminación así como una menor calidad del aceite, concluyen Luigi Ponti (Agencia Nacional de Nuevas Tecnologías, Energía y desarrollo Económico Sostenible, en Roma) y sus colegas. Sin embargo, en algunas zonas del centro de la península Ibérica y del norte de Portugal los beneficios decrecerán debido a los altos niveles de infección y sus costes asociados.
En el norte de África, sin embargo, los beneficios aumentarán, aunque se reduzcan ligeramente las cosechas, debido al menor nivel de infección de la mosca, la reducción de costes para hacerle frente y la mejora calidad del aceite. En Oriente Próximo, las cosechas disminuirán.
Los cambios que cabe esperar de la productividad en cada lugar se deben, sobre todo, a los diferentes efectos del aumento de la temperatura en la mosca y en el olivo. Así, pese al aumento medio total de las cosechas en la cuenca Mediterránea del 4,1%, los científicos anticipan una reducción del nivel de infección del 8% y un aumento de los beneficios netos obtenidos por la explotación del cultivo de un 9,6%. Las poblaciones de mosca disminuirán en zonas altas y con inviernos fríos, así como en áreas donde las temperaturas estivales rozan o superan el máximo tolerable por esta especie.
Ponti y sus colegas advierten de que los olivares de bajo beneficio probablemente se abandonarán en muchos lugares, con el consiguiente mayor riego potencial de incendios, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad.
Creo que el informe tiene, además, fecha de hoy.
Mode Shell&Texaco Off.