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Hans Küng: se acerca el final

editado enero 2014 en Política y actualidad
No lo sabía. Me enteré el otro día casi por casualidad. La enfermedad degenerativa que sufre Hans Küng está avanzando más deprisa de lo previsto y los médicos intuyen el final.

http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2013/10/13/hans-kung-parkinson-suiza/894921.html

Reconozco que la noticia, inesperada, me produjo una gran tristeza. Küng ha sido, para mí, referente en muchas cosas. En momentos de duda, de crisis, siempre estaba él, un perseguido que, pese a todo, ha continuado fiel a sus creencias, para, a través de sus textos, ofrecerme algún rayo de luz. Me he leído casi todos sus libros y en ellos he descubierto, sobre todo, tolerancia y vida. Desde luego, mucha más vida que la que he encontrado en los textos de los inquisidores que, absortos en su "reconfortante" tarea, se han olvidado del texto paulino "Donde hay espíritu del Señor, hay libertad" (2 Cor).

Muchas veces, y lo recuerda él en su autobiografía, en los momentos más duros y complicados, le preguntaron por qué continuaba fiel a Roma. Él siempre decía lo mismo: que su compromiso no era con Roma, sino con El que está por encima del Papa de Roma y ese compromiso era irrenunciable. Siempre he pensado que uno de los grandes motores de la Iglesia son los heterodoxos, aquellos que han sufrido persecución por parte de sus supuestos "hermanos". La hsitoria está llena de ejemplos. Uno de sus flagelos fue, por cierto, un tal Joseph Ratzinger, antiguo compañero de pupitre de Küng y responsable de su suspensión como profesor de Teología.

En estos probablemente sus últimos días, Küng ha vuelto a demostrar que es un ser libre, al solicitar la aceleración médica de su fallecimiento (la legislación suiza contempla esa posibilidad). Una petición que, incluso en estos momentos, ha vuelto a levantar la ira de los que se creen en posesión del monopolio de la verdad evangélica, que rechazan su opción como un supuesto deber (dicen ellos) impuesto por su fe.

Sólo quiero dejar estas líneas como signo y tributo de homenaje a este grandísimo teólogo cristiano que a mí personalmente tanto me ha ayudado. No me cabe ninguna duda de que la historia le reserva un lugar destacado en el Olimpo de los grandes pensadores cristianos del siglo XX.

Muchas gracias por todo, Sr. Küng.
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