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Es extraña la forma en que la historia vacila, cobra forma, se acelera y, de pronto, cristaliza.
A Recep Tayyip Erdogan se le ha tolerado todo durante los últimos 10 años.
Se le han tolerado los arrestos de periodistas e intelectuales, las arbitrariedades y el terror cotidiano.
Se le ha tolerado el cierre de establecimientos de venta de bebidas so pretexto de atentar contra la salud pública y las condenas por blasfemia contra escritores, humoristas y pianistas.
En nombre del “islam moderado” que se suponía representaba, se han aceptado los brotes de antisemitismo y la negativa obstinada, delirante, a apenas unos meses de su centenario, a reconocer el genocidio armenio.
Nadie quería admitir que, antes de que Europa le recordase las condiciones —no solo económicas, sino políticas y morales— exigidas a cualquier candidato a la integración en la UE, él, Erdogan, ya había decidido dar la espalda al Viejo Continente y a los valores que este representa y encarna.
Como “Ankara bien vale un sermón”, se forjó el mito de un “modelo AKP” basado en un islamismo de Estado controlado y, por tanto, ponderado, y que se suponía se asemejaría —en una versión apenas más dura— a una democracia a la italiana o a la alemana.
OTAN obliga (y también, hay que decirlo, los futuros gasoductos y oleoductos de Asia central que un día debían permitirnos escapar, eso pensábamos, al control de Moscú sobre el grifo energético del que dependen las capitales europeas), todos cerraban los ojos al estrangulamiento de la pequeña Armenia vecina, al expansionismo en las repúblicas musulmanas de la antigua URSS, al apoyo sin fisuras ni escrúpulos a todos los déspotas locales.
La misma sociedad turca, esa sociedad musulmana que creía haber exorcizado definitivamente, y desde hacía un siglo, los demonios del islamismo radical, asistía impotente, aparentemente resignada, o tal vez sin poder creerlo del todo, al desmantelamiento, lento pero metódico, de la herencia kemalista y sus grandes conquistas civilizatorias.
Y de pronto un proyecto inmobiliario, un simple —aunque faraónico— proyecto inmobiliario prende la mecha y desata una revuelta que se estaba incubando en secreto, pero que no había encontrado ni palabras para expresarse ni coraje para afirmarse.
¿Quiénes son estos manifestantes de la plaza de Taksim y esos otros que, en otras ciudades del país, han seguido su ejemplo?
Nadie quería ver la represión contra los kurdos y otras minorías
¿Ecologistas que se movilizan para salvar unos árboles centenarios?
¿Laicos que saben que su ciudad alberga ya algunas de las mezquitas más bellas del mundo y no ven el interés de construir una más en ese lugar simbólico no solo de la contestación, sino de la convivencia estambulita?
¿Kemalistas horrorizados ante la idea de ver una mezquita y un centro comercial que reproduciría exactamente un antiguo cuartel otomano reemplazar el Centro Cultural Atatürk, vecino al parque de Gezi, todo un orgullo para ellos?
¿Alevíes que consideran que bautizar el futuro tercer puente sobre el Bósforo con el nombre de Selim I, el sultán responsable de las masacres que les diezmaron hace cinco siglos, es una provocación que, sumada a otras tantas vejaciones y estigmatizaciones, rebasa el límite de lo tolerable?
¿Demócratas que, en ese centro comercial y religioso proyectado por un nuevo sultán en vías de “putinización” en versión otomana ven la fiel imagen del mercantilismo islamista que constituye la esencia de este régimen y su firma?
Todo eso al mismo tiempo, por supuesto.
Es como un velo que se desgarra o una máscara que cae.
Es la verdad de un Estado que, tras casi 11 años de ejercer un poder cada vez más opresivo y pese a haberse beneficiado de un crecimiento económico excepcional que ha convertido a Turquía en la novena potencia mundial, brilla a la vista de todos.
Es el rey Erdogan, que finalmente estaba desnudo, y el mito de su islamismo de cara amable que se disuelve como un espejismo.
No solo hay primaveras árabes.
Hay, habrá, una primavera turca impulsada por ese mismo pueblo de estudiantes, intelectuales, representantes de las profesiones liberales, europeístas, amantes de las ciudades y de la democracia que, hace seis años, tras el asesinato del periodista Hrant Dink, se manifestaba a la voz de “Todos somos armenios”.
Un día u otro, Turquía entrará en Europa.
Será una suerte tanto para ella como para un Viejo Continente que se hunde en la crisis.
Pero, para eso, tendrá que retomar su marcha hacia la democracia.
Tendrá que abrazar sin reservas el respeto al Estado de derecho y a los derechos humanos.
Y Erdogan ya no es —en realidad nunca lo ha sido— el dirigente que necesita para eso.
Les venía bien a las cancillerías y a la realpolitik de Occidente.
Pero se ha convertido en el enemigo de una sociedad civil que no se dejará confiscar tan fácilmente lo más noble de su memoria y que hoy le dice: “Tú también, Erdogan, ¡lárgate!”.
Bernard-Henri Lévy es filósofo.
Traducción de José Luis Sánchez-Silva.
Comentarios
Bueno, para contrarrestar esa perversa característica de que mande quien decida la mayoría, en las democracias (lo de "electorales" me parece una redundancia innecesaria) los abusos policiales suelen salir a la luz dejando en evidencia a los gobernantes.
Espero de todo corazón que las protestas surtan efecto, que se frenen el islamismo y el despotismo de las autoridades y que Turquía siga siendo un Estado democrático, laico, social y de derecho, como dice su Constitución.
En muchos de esos países, incluyendo, por supuesto, Siria, Libia e Iraq, no estaríamos hablando de unos pocos muertos, estaríamos hablando de ametrallamientos y bombardeos. A mi precisamente me parece que lo que no quieren los turcos (o una parte de ellos al menos) e acabar como sus vecinos.
Ahí le has dao.
Igual eso es bastante aplicable también a Venezuela y al populismo latinoamericano en general.
Un saludo
Turquía es un país candidato a entrar en la UE desde hace muchos años. No, Turquía no es Siria. Es una democracia, a pesar de su gobierno.
El problema es que, en general, la gente quiere hacer vivir a los demás como viven ellos, es decir, la gente quiere generalizar su ideología o su clan entre todos, la diversidad no gusta. Se trata de imponer tu forma de vida a los demás. Esto pasa y pasará, con el Islam pasa sobretodo porque sus clérigos dicen que el Islam debe regir el poder político también y es ahí dónde la libertad se destruye, por muy "democráticas" que sean esas leyes son enemigas abiertas de la libertad y de los derechos fundamentales del ser humano. Para que el hombre sea libre se necesita eliminar completamente las ideologías cerrojas que niegan a los demás porque entonces la "democracia" no es mas que un instrumento de "justificar" atentados contra la dignidad humana. Creo que esto lo tenemos que tener muy en cuenta, sobrestimamos el poder sanador de las sociedades de la "democracia".
Como puede considerarse un pais democratico sin tener un gobierno democratico?
Es democracia por querer entrar a la UE desde hace muchos años? Es democracia por no ser Siria?
Esto se llama totalitarismo democrático.
El hombre es libre cuando puede elegir cualquier ideología. La mejor solución para erradicar ideas perniciosas creo que no es eliminarlas, porque eso sólo se puede hacer por la fuerza y encima siempre habrá merluzos que seguirán profesándolas aunque sólo sea porque les atraiga lo prohibido, o algo así. La solución está en la educación.
Turquía tiene un régimen híbrido, aunque es más democrático que Rusia:
http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8Dndice_de_democracia
Si no se le ha permitido entrar en la UE creo que ha sido básicamente porque no acaba de ser una democracia, y yo espero que lo sea y de forma pacífica. Y no, evidentemente no es Siria.
Es un perfil ideológico alejadísimo de la idea de democracia, desde luego.
A mí me parece que The Economist, que se fundó en el siglo XIX, es liberal a secas, no neoliberal. Defiende por tanto el liberalismo de toda la vida, un término que viene de libertad, que creo que es algo que sí tiene que ver bastante con la democracia.
Claro, que es lógico que un defensor del régimen cubano y otras democracias populares del estilo tenga otra idea muy diferente del concepto.
Menos mal que no te lee un tal Keynes.
Sobre Suecia:
En septiembre de aquel año la derecha subió al poder en Suecia, pero evidentemente en la lista no se estaba valorando eso.
Yo no estoy hablando del neoliberalismo actual, insisto. Tú no sé de lo que estás hablando.
Ahá, ¿entonces Suecia ya no era una democracia?
Tú has dicho que para the Economist es mas democrático EEUU que la Suecia de la época dorada de la socialdemocracia. No sé de dónde te has sacado eso. El Índice de Democracia se viene publicando desde 2006, y me parece que Suecia siempre ha estado en él por delante de Estados Unidos.
La educación no es suficiente porque se manipula, tienes el ejemplo en España de Educación para la ciudadania que decir que los gays tienen que tener los mismos derechos que los heteros es ideológico. No es sencillo hacer lo correcto pero a mi me parece una equivocación que los nazis, stalinistas, integristas, ........ campen a sus anchas intentando cambiarnos la vida a los demás.
Pues sin acritud, en mi opinión tu visión de lo que debe ser la democracia es un tanto aberrante desde el momento en el que hablas de un Estado socialdemócrata, un Estado socialista o un Estado católico. El Estado ha de ser un marco institucional y político para todos, por eso el Estado democrático no pueden ser de ningún tipo de ideología. El Estado ha de ser democrático (es decir, en cuyo marco puedan ser ejercidas todas las prácticas políticas que respeten los derechos humanos mediante un Estado de derecho) y luego, los ciudadanos, eligen gobiernos que bien pueden ser conservadores, socialdemócratas, liberales, etc.
No es ingenuidad, sino idealismo, que es de lo que vienes hablando durante todo el hilo. Una democracia ideal se construye bajo un marco institucional neutro, imparcial. La democracia ideal no existe, pero sí hay regímenes que se aproximan más y otros menos.
Yo no hablaba de ese mapa, pero si te empeñas... Siguiendo tu razonamiento, ¿por qué Suecia aparece como país más democrático que USA, si a todas luces Suecia es mucho más socialdemócrata e intervencionista y USA más liberal?
Y ya que estamos, ¿en qué te basas para decir que ese mapa ha sido concebido de la forma que tú dices? Ponme algún país de ejemplo, o algo que me haga entender tu razonamiento. :ilu:
Cuando veas las barbas de tu vecino ............. . No conviene minusvalorar a los extremistas, en España "gracias a Franco" y a que la ultraderecha no ha tenido un lider claro, de momento, nos vemos "libres" de esa plaga pero mirar a Francia. La Educación chachiprogreguay no sirve para cambiar la realidad y las minorías violentas e intolerantes tienen el poder de hacerse mas grandes y peligrosas. Es un tema muy peliagudo pero haceros a la idea que en España tarde o temprano ganarán poder, y con el caldo de cultivo de la pobreza más aún.
Yo entiendo que no hay otra forma de la democracia que la representativa, a no ser que encuentres la manera de que TODOS los habitantes de un país voten todos y cada uno de los proyectos de ley que se discutan.
En todo caso entre un parlamento en el que se voten las leyes por representantes elegidos por el pueblo en sufragio universal directo y secreto entre diversas opciones políticas y un parlamento en el que hay unos tipos elegidos por una cúpula militar o política o en el que todos los parlamentarios tienen que prertenecer al mismo partido, creo que hay una enorme diferencia.
Otra cosa es que no hay que confundir democracia y estado de derecho. Si los parlamentarios han sido elegdos de una manera perfectamente democrática, pero luego hacen lo que les sale de los cojones, sin el control de una judicatura y una prensa independiente, quizá sea una demcracia, pero de estado de derecho nada tiene.
Luego el tema del capitalismo o del capitalismo de estado (aka comunismo) creo que no tiene nada que ver con si las elecciones son o no democráticas.
En el mapa del año pasado, Honduras y Guatemala aparecen en amarillo, igual que Turquía (regímenes híbridos):
EL Salvador, en cambio, aparece en verde, igual que en el mapa de 2010, a pesar de que desde 2009 allí manda el FMLN (¿pero no habíamos quedado en que los del Economist son súper fachas de la muerte?).
Pero insisto, si para ti lo más parecido a la democracia es la puta mierda que hay en Cuba (un régimen en el que el mismo puto partido y los mismos putos dirigentes mandan desde hace más de medio siglo, con miles de muertos, infinitos exiliados e incontables atrocidades a sus espaldas, osea, una dictadura de mierda), es lógico que los mapas estos del Economist te parezcan cosa de marcianos.
Democracia en comparación a lo que hay por el resto del planeta. Con frecuencia olvidamos que en la mayor parte del mundo se vive peor que aquí, cosa que no quiere decir que nuestro sistema no sea mejorable, y por eso en el mapa nuestro país aparece en un tono más claro que Escandinavia o Canadá.
Por más vueltas que le déis, esos mapas son bastante fiables.
Arabia, por ejemplo, está más oscura que Cuba. A ver si nos fijamos. Y eso que Arabia es aliada de los yanquis (¿pero no habíamos quedado en que los del Economist son neoliberales a muerte?).