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Sobre Mengele y un famoso aviador

En estas fechas tan señaladas, qué mejor que hablar del doctor Josef Mengele.


josef-mengele-1935.jpg


Bueno, en realidad abro este hilo por petición popular (de Pathfinder, vamos  :chis: ). El texto no es nuevo, está sacado de un par de hilos de Debatalia que en su día me guardé.


Como dijo un famoso forero, Mengele fue "un médico alemán".

Ahora bien, ¿por qué Josef Mengele no puede ser recordado como un buen médico?

Cuando Mengele llegó a Auschwitz, se estaban realizando allí experimentos con el objeto de descubrir un método eficiente y sencillo para esterilizar masivamente a las “razas inferiores”. Pero las ambiciones de Mengele iban más allá. Según sus biógrafos Gerald L. Posner y John Ware, “le preocupaba más garantizar la pureza racial de las futuras generaciones de alemanes” y “su objetivo principal era desentrañar el secreto para poder crear nacimientos múltiples con rasgos arios conseguidos por medio de la ingeniería genética. (…) Lo que perseguía era perfeccionar y preservar los mejores rasgos de la mítica superraza aria, los ojos azules, el pelo rubio y el cuerpo fuerte y sano”.

El doctor Hans Münch, del Instituto de Higiene de las Waffen SS en Rajsko, un subcampo de Auschwitz, dijo lo siguiente sobre las motivaciones de Mengele:

Le consideraba un nacionalsocialista convencido, que nunca cuestionó la norma de poner en práctica la Solución Final en el campo. Era un oportunista. Durante esa época, la ideología tenía una gran importancia. Himmler fue uno de los grandes místicos nazis y es posible que la investigación pseudocientífica se realizara para complacer a Himmler. Realmente, el objetivo fundamental de Mengele era ser profesor en la universidad después de la guerra.

La doctora Ella Lingens, que trabajó con Mengele, dijo de él que “tenía un talento medio” y que vio “dos de sus publicaciones antes de la guerra y realmente no eran muy brillantes”.

Para la doctora Martina Puzyna, una prisionera polaca que tuvo que ayudar a Mengele como Lingens, el trabajo de su jefe era absolutamente acientífico:

Descubrí que Mengele es una imagen de lo que sólo se puede describir como maníaco. Creía que se podía obtener una superraza como si estuviera hablando de la cría de caballos. Pensaba que se podía obtener el control absoluto sobre toda una raza. El hombre es tan infinitamente complejo que nunca se puede producir ese tipo de control estricto sobre una población tan amplia. Fue racista y nazi. Fue ambicioso hasta el punto de ser absolutamente inhumano. Estaba loco con la ingeniería genética. Creo que pensaba que cuando hubiera acabado con la raza judía, empezaría con los polacos y, cuando hubiera acabado con todos, con otra raza. Sobre todo, creo que hizo lo que hizo por él mismo, por su carrera. Para terminar, creo que hubiera matado a su propia madre si le hubiera supuesto algún tipo de ayuda.

El proceso sumario contra Mengele que se celebró en Alemania Occidental calificó de pseudoexperimentos sus actividades con gemelos en Auschwitz, y afirmó que tenían como objetivo “incrementar la tasa de nacimientos por medio de un aumento manipulado médicamente”.

Posner y Ware escriben:

Para perfeccionar un método que permitiera realizar una producción masiva de gente adecuada para poblar los nuevos territorios alemanes y sustituir a los soldados que faltaban, Mengele se propuso establecer cuáles eran los atributos y discapacidades que se heredaban genéticamente y que eran diferentes de los que se adquirían por el estilo de vida o el entorno. Esto se consigue mejor haciendo estudios comparativos de parejas de gemelos, utilizándose uno de los niños de la pareja como control. Pero esta comparación es válida solamente si se cuenta con un historial detallado. En Auschwitz esto, por lo general, no era posible. En consecuencia, Mengele utilizó un sistema que era necesariamente aleatorio y cuyos resultados científicos eran bastante dudosos. Esto supone una amenaza a las opiniones de algunos de los estudiosos del “fenómeno Mengele” según las cuales, si exceptuamos la influencia corruptora de la época, habría sido una figura destacada en los campos de la genética y la antropología.

En un informe del profesor Von Verschuer, director del Instituto de Antropología, Herencia Humana y Eugenesia Kaiser Wilhelm, el SS Hauptsturmführer y médico Josef Mengele recibió fondos y la autorización de Himmler para llevar a cabo sus experimentos en Auschwitz.
En resumen, Mengele no era ningún genio de la medicina, sus métodos no tuvieron una base científica y sus motivaciones a la hora de llevar a cabo sus criminales experimentos pseudocientíficos fueron sus ideas nazis y el deseo de agradar a Himmler para conseguir un puesto como profesor en la universidad.

Supuestamente Mengele investigó en Auschwitz acerca de varias enfermedades y anomalías. Una de ellas habría sido la heterocromía. Los experimentos para intentar cambiar la pigmentación de los ojos fueron descritos por médicos judíos prisioneros que los presenciaron, como Vexler Jancu o Vera Kriegel. Esta última afirmó haber visto una pared llena de ojos en uno de los laboratorios de Mengele “pinchados allí como si fueran mariposas”. Mengele utilizó a 36 niños de Birkenau en estas pruebas, y los resultados fueron en unos casos dolorosas infecciones y en otros la ceguera. Finalmente todos los niños fueron enviados a la cámara de gas. No parece muy científico. Además, la heterocromía es muy poco frecuente en seres humanos. ¿Realmente hacía falta matar a 36 niños para investigarla?

Otra enfermedad investigada por Mengele habría sido el noma, la estomatitis gangrenosa. Resulta que hubo un grupo de niños judíos con noma, que hoy sabemos que está muy relacionado con la desnutrición severa. Mengele alivió sus dolores mediante tratamientos sintomáticos, y luego, muy satisfecho, los envió a la cámara de gas. En fin...

Entre los muchos crímenes de Mengele también estuvieron las personas que asesinó enviándolas a la cámara de gas:

-En mayo de 1943, días después de su llegada a Auschwitz, envió a cientos de gitanos a la cámara de gas para frenar una epidemia de tifus.  Otros médicos de las SS no se habían atrevido a hacer tal cosa.

-A finales de 1943 envió a la cámara de gas a 600 mujeres judías, también como método de acabar con una epidemia de tifus.

-Entre abril y agosto de 1944 envió a la cámara de gas a decenas de miles de judíos húngaros.

-Entre el 31 de julio y el 2 de agosto de 1944 envió a 2.987 gitanos a la cámara de gas.

-A finales de 1944 envió a la cámara de gas a 40.000 mujeres de Birkenau, en sólo diez días. La razón fue que no había con qué alimentarlas.

Otro de los trabajos de Mengele era seleccionar entre los recién llegados al campo quiénes iban a ser empleados en trabajos forzados y quiénes iban a morir directamente. Según la doctora Ella Lingens, que trabajó con Mengele, todos los médicos encargados de aquella tarea se emborrachaban para poder soportarlo. Todos excepto dos: Josef Mengele y Fritz Klein. Klein era otro sociópata. Por su parte, Mengele silbaba música de Puccini mientras hacía la selección. Igual que a otros destacados nazis, a Mengele le apasionaban la música clásica y la literatura.

Le gustaba hacer selecciones coincidiendo con las fiestas religiosas judías.

En muchas ocasiones era el propio Mengele en persona quien asesinaba a los prisioneros.

Mengele era pues un sádico y un carnicero, y dio todavía más muestras de ello. Además de matar personalmente a muchos presos y experimentar con niños, se preocupaba de que estos últimos fuesen tratados de forma excelente antes de empezar con el proceso experimental. La razón era que debían de tener una buena salud para que no hubiera interferencias en los resultados de los estudios. Si se les contagiaba deliberadamente una enfermedad (como el tifus), debían de presentar sólo los síntomas de esa enfermedad y no de otra. Así, a los niños seleccionados se les proporcionaba una buena alimentación, higiene, camas cómodas y él en persona les daba dulces y ropa bonita, hasta el punto de que se ganaba su cariño. Y luego empezaban los experimentos: amputaciones innecesarias (muchas veces sin anestesia), punciones lumbares, contagios deliberados de infecciones, etc. Y así con cientos de niños. A dos los cosió por la espalda, hasta las muñecas. Además obligaba a sus cobayas a mantener relaciones sexuales entre ellos. La fase final era diseccionar a las víctimas.

Ephraim Reichenberg y su hermano fueron seleccionados por los colegas de Mengele. Según Ephraim, su hermano tenía una voz muy bonita y “en una ocasión cantó para los alemanes”, pero él no tenía la voz nada melodiosa, así que Mengele operó sus cuerdas vocales. Y lo dejó mudo. Y siguió mucho hasta 1984, cuando se le instaló un pequeño micrófono en el cuello.

Y no sólo cometió barbaridades con gemelos, sino también con muchos otros tipos de presos. Uno de sus experimentos consistió en cubrir con esparadrapo los pechos de una madre lactante, Ruth Eliaz, a ver cuánto duraba el bebé sin comer. Afortunadamente una enfermera misericordiosa proporcionó a la madre morfina y una jeringuilla para que pudiera matar a su hijo antes de que muriera de hambre. Parece ser que se subía sobre el vientre de mujeres embarazadas hasta que expulsaba al feto. Y que diseccionó a un niño de un año que estaba vivo.
Varios prisioneros fueron testigos de cómo Mengele hizo quemar vivos a 300 niños menores de cinco años al aire libre. Se encendió una enorme hoguera, llegaron camiones de basura cargados de niños vivos, recularon y los arrojaron al fuego. A los que intentaban escapar se les volvía a echar al fuego. Höss y Mengele estaban presentes dando órdenes. El motivo para hacer esto fue que resultaba difícil envenenar a los niños en la cámara de gas.

Otro día Mengele encontró a una prisionera que había conseguido escapar varias veces de las selecciones para la cámara de gas. La cogió y le golpeó la cabeza hasta que la mató. El episodio fue relatado por la doctora Gisella Perl, otra médico prisionera que trabajó a las órdenes de Josef Mengele.

Comentarios

  • editado diciembre 2011 PM
    Como es sabido, tras la guerra consiguió escapar a Sudamérica, como tantos nazis. Allí, recibió la inestimable ayuda, entre otros, de uno de los pilotos de combate más famosos de todos los tiempos: Hans-Ulrich Rudel.


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    Rudel voló casi toda la guerra en los famosos Junkers Ju 87 Stuka, y su palmarés es realmente impresionante: llevó a cabo un total de 2.530 misiones (todas en el Frente del Este) y destruyó, entre otras cosas, 800 vehículos, 519 tanques, 150 piezas de artillería, 4 trenes acorazados, derribó 9 aviones, hundió un destructor, dos cruceros y el acorazado soviético Marat, al que partió en dos.

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    Fue derribado en no menos de 30 ocasiones por la artillería antiaérea, recibió un disparo en un hombro y terminó la guerra volando con una pierna menos. Fue el militar alemán más condecorado de toda la contienda. Su forma de volar y atacar fue tenida en cuenta en el desarrollo del avión de ataque estadounidense Fairchild A-10 Thunderbolt II.

    Vamos, que era una especie de Terminator del aire. Pero la valía en el combate no está reñida con el hijoputismo, de modo que Rudel fue también un nazi de mierda.

    Su ideología fue muy importante en su vida, y no sólo durante la guerra: después de ésta no paró de hacer propaganda en favor de los nazis. Otros antiguos pilotos de la Luftwaffe no hicieron lo mismo (e incluso alguno se volvió comunista, como Hermann Graf).
    Podremos decir que desde el punto de vista militar logró muchísimos éxitos, pero eso no quita que fuese un nazi de mierda, insisto.

    En sus memorias, tituladas "Piloto de Stukas" (Acervo, 1977), escribió lo siguiente hablando de cuando estaba prisionero de los Aliados (pp. 282-283):

    En la Novena Fuerza Aérea somos interrogados, en primer lugar, por tres jefes del Estado Mayor, todos con el grado de coronel. Para empezar, me muestran varias fotografías de supuestas torturas y barbaridades hechas por nosotros y fotografiadas por ellos. Como nosotros "hemos luchado para eso, somos cómplices y culpables". No quieren creerme cuando les digo que jamás vi ni oí nada sobre campos de concentración. Si efectivamente han ocurrido estas cosas, sería muy lamentable y despreciables en todo sentido y habría que castigar severamente a los verdaderos culpables. Sin embargo, les digo, no solamente en mi patria habría ocurrido esto. En todas las épocas los pueblos han hecho cosas semejantes. Les recuerdo lo que los ingleses hicieron con los boers en África del Sur. Por lo tanto, habría que juzgar con justicia. No puedo convencerme que estos montones de cadáveres que figuran en las fotografías sean de campos de concentración. Estas escenas, añado, aparecen sólo sobre el papel; pero cuando en realidad se han visto ha sido después de las incursiones de los cuatrimotores aliados sobre Dresden y Hamburgo y muchas otras ciudades alemanas que fueron atacadas y bombardeadas con bombas explosivas e incendiarias. Millares y millares de mujeres y niños han perecido de esta manera. Si además de esto los señores tienen tanto interés en atrocidades y crueldades, podrán encontrar un abundantísimo material "viviente" en los campos de sus aliados del Este.
    Nunca más vuelven a mostrarme las fotos. Después de mis palabras, un oficial, jefe del protocolo, dice, lanzándonos una mirada envenenada: "¡Típicos oficiales nazis!" No consigo comprender por qué se me cataloga de "típico oficial nazi" si únicamente he dicho la verdad. Parece que estos señores desconocen que nunca hemos luchado por un partido político, sino por Alemania. Cumpliendo este ideal han muerto millones de nuestros compañeros. Cuando les aseguro que algún día se arrepentirán de haber destruido el último bastión contra el comunismo, sólo dan una importancia propagandística a mis palabras y no me lo quieren creer.


    Para empezar, Rudel miente: es imposible que no supiese que había campos de concentración en Alemania, y que se perseguía a los judíos. Sería quizá el único alemán que ignorase eso. No digo que sea culpable de crímenes, puesto que él fue sólo un combatiente y de hecho no fue acusado de ninguno, pero miente como un bellaco. En todo caso, tras la guerra se tuvo que enterar bien enterado de todo lo que habían hecho sus admirados jefes nazis, y sin embargo se marchó a Argentina como asesor de Perón. Es bien sabido que Perón acogió a numerosos criminales nazis, y ahí también tuvo su papel Rudel.
    Después, Rudel regresó a Alemania donde se convirtió en uno de los líderes de un partido neonazi, el Deutsche Reichspartei, antecesor del NPD.
    Por lo demás, estoy de acuerdo con el tipo que lo catalogó de "típico oficial nazi". Por un lado dice desconocer la existencia de campos de concentración, por otro no se lo cree, y por otro trata de minimizar los crímenes nazis echando balones fuera al hacer alusión a los crímenes cometidos por otros.
    Pues eso, el típico oficial nazi.

    El nazismo de Rudel es algo que se destila de su libro, ya que no disimula en absoluto su admiración hacia Hitler, podría citar más de un libro aeronáutico que tengo en el que se hace referencia al tema. En el libro de Posner y Ware sobre el médico alemán ("Mengele", La Esfera de los Libros, 2002), Rudel aparece nada menos que en 22 páginas. Así por ejemplo, en la página 120 se dice:

    Haase también le presentó a otro contacto fundamental, el coronel Hans Ulrich Rudel, el as de la Luftwaffe más condecorado por Hitler, cuya amplia red política y comercial resultaría de gran ayuda para Mengele.

    A esas alturas ambos, Rudel y Mengele, estaban en Argentina, que por entonces era un refugio de nazis. Unas líneas después, también en la página 120, se dice:

    Rudel también colaboraba con Sassen asesorando, en el extremo argentino del Kameradenwerk, a los fugitivos acabados de llegar en temas tales como la manera de obtener papeles falsos. Aunque Rudel fue un nazi impenitente que asistió a reuniones y manifestaciones neonazis y visitó santuarios de las SS hasta su muerte en 1982, su íntima relación con dictadores como Juan Domingo Perón, Alfredo Stroessner y, posteriormente, Augusto Pinochet le hizo interesante para varias de las empresas alemanas más importantes, entre ellas Siemens, como embajador itinerante. En uno de los frecuentes viajes de negocios de Rudel a Paraguay, a principios de la década de los cincuenta, Mengele hizo uno de sus primeros viajes a ese país para encontrar perspectivas de ventas para la empresa de su padre en Günzburg.

    A partir de entonces, Mengele estuvo a caballo entre Paraguay y Argentina, a menudo acompañado de su amigo Rudel. Finalmente, El Ángel de la Muerte se refugió en Paraguay. Copio de la página 139:

    Mengele se alojó en casa de uno de los nacionalsocialistas más acérrimos de "Nueva Baviera", el hacendado Alban Krug, que también era el dirigente de la cooperativa de los hacendados de la zona. Les presentó Hans Rudel.

    Posteriormente Rudel pidió al ministro del Interior paraguayo, Edgar Ynsfran, que acelerara los trámites para que su amigo Mengele se convirtiera en ciudadano de Paraguay. Y así fue: el 24 de octubre de 1959 le entregaron una tarjeta de identidad a nombre de "José Mengele".

    Página 170:

    Stroessner telefoneó al ministro del Interior, Edgar Ynsfran, y le preguntó quién era Mengele. Ynsfran le dijo que se lo preguntara a Rudel y así lo hizo. Rudel le dijo que era simplemente un experto de laboratorio que había trabajado en una fábrica de productos químicos durante la guerra y que no había hecho nada de lo que decían los periódicos. Esto le bastó a Stroessner.

    Después Mengele se fue a Brasil, pues tras el secuestro de Eichmann ya no se sentía seguro en Paraguay. Allí le ayudó otro nazi repugnante llamado Wolfgang Gerhard, que había sido jefe de las Juventudes Hitlerianas en Austria. Copio de la página 171:

    El vínculo entre Mengele y Gerhard fue un amigo nazi que los conocía a los dos, Hans Rudel. Rudel y Gerhard eran amigos y ambos conocían a la familia que Gerhard destinaba a Mengele en Brasil.

    La amistad entre Mengele y Rudel fue denunciada por la revista alemana Der Spiegel en un artículo de 1964. Rudel escribió una carta de protesta a la revista en la que el muy cínico negaba toda amistad con el asesino de Auschwitz.
    Página 207:

    La correspondencia privada de Mengele, de hecho, demuestra que Rudel y él estuvieron en contacto toda su vida. Rudel incluso quiso visitar a Mengele en 1978, pero tuvo que retrasar el viaje debido a un tratamiento médico en la Clínica Mayo, en Estados Unidos.

    Página 244:

    Durante una etapa explosiva, en 1969, Hans Rudel le indicó a Gerhard que Klaus Barbie, el "Carnicero de Lyon", que se ocultaba en Bolivia, deseaba proporcionar refugio a Mengele.

    Pero Mengele no quiso trasladarse de nuevo.


    Rudel, por su parte, regresó a Alemania Occidental en 1953 donde, como hemos visto, se convirtió en líder neonazi y hombre de negocios. Y donde contaba con unos cuantos admiradores. Así, en 1976 fue invitado por parte de la nueva Luftwaffe a un encuentro de veteranos, lo que supuso un tremendo escándalo y obligó a dimitir a dos generales (uno de ellos, Walter Kuprinski, as de caza de la Segunda Guerra Mundial con 197 victorias). Murió en 1982 y fue incinerado. Durante la ceremonia, dos cazas alemanes hicieron una pasada a baja altura. Los oficiales, por supuesto, negaron cualquier relación del vuelo con el funeral de Rudel. Durante el mismo, además, cuatro personas fueron fotografiadas haciendo el saludo nazi.


    Hans-Ulrich Rudel sería muy bueno destruyendo tanques soviéticos, pero era un hijo de puta del mayor calibre. Amiguete de uno de los peores y más sádicos asesinos del siglo XX, a quien ayudó a escapar de la justicia.


    Saludos.
  • Lo que perseguía era perfeccionar y preservar los mejores rasgos de la mítica superraza aria, los ojos azules, el pelo rubio y el cuerpo fuerte y sano
    Y manos con cinco dedos, los ojos debajo de las cejas y que sepan cagar en cuclillas :chis:
    Cuerpos fuertes y sobre todo sanos es algo deseable para su pueblo por cualquier racista, Mengele además de ser esto era bastante gilipollas por lo visto  :D
  • Muchísimas gracias por el detalle ;)

    Interesante, como siempre. Ahora, que leyendo me ha quedado un mal cuerpo que pa qué.
  • "PathFinder&quot escribió :
    Muchísimas gracias por el detalle ;)

    De nada, hombre  :)


    Aparte de las repugnancias más obvias, quiero destacar en toda esta historia los negocios que ciertas empresas alemanas hicieron con los dictadores sudamericanos en la posguerra gracias a intermediarios nazis como Rudel.
  • Para qué hablar de las empresas atomovilísticas alemanas  :chis:
  • La figura de Mengele me interesó cuando leí un libro titulado "Los niños de Brasil", del que hay una peli protagonizada por Gregory Peck y Lawrence Olivier, sobre un experimento "imaginario" que el Dr. Mengele realiza en su exilio en Brasil. Recomiendo más el libro que la peli.
  • Aquí el doctor en el exilio con unos niños:

    creeperfacedbynonartist.jpg


    Atención: http://mengeleforum.freeforums.org/
  • Para qué hablar de las empresas atomovilísticas alemanas  :chis:

    "Automovilísticas", que cada vez escribo peor, coño.
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