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Eliminar el regimen nazi era mucho mas urgente y necesario que eliminar el regimen stalinista, dado que la realidad no permitia eliminar a ambos.
Ningun problema en esa idea.
Un saludo
Pues los ingleses podían haberlo pensado antes,cconcretamente cuando se negaron en redondo a que su aliado francés ayudase a españa cuando nuestra guerra (civil) contra el fascismo e hicieron la vista gorda con la ayuda que alemanes e italianos daban al bando fascista ... pero bueno, entonces me parece que estaba Chamberlain
Eliminar el regimen nazi era mucho mas urgente y necesario que eliminar el regimen stalinista, dado que la realidad no permitia eliminar a ambos.
Ningun problema en esa idea.
Un saludo
Pues los ingleses podían haberlo pensado antes,cconcretamente cuando se negaron en redondo a que su aliado francés ayudase a españa cuando nuestra guerra (civil) contra el fascismo e hicieron la vista gorda con la ayuda que alemanes e italianos daban al bando fascista ... pero bueno, entonces me parece que estaba Chamberlain
En 1936 el primer ministro británico era Baldwin, conservador como Chamberlain y Churchill. Fue él quien inició el programa de rearme en los años treinta para hacer frente a Alemania. El rearme se llevó a cabo un tanto tímidamente al principio, porque Baldwin (como su sucesor, Chamberlain) percibía que el pueblo británico era pacifista. Vaya, que el recuerdo de la Gran Guerra estaba aún muy reciente y la gente no quería meterse en otra movida igual. De hecho, hay que decir que el Partido Laborista se opuso al rearme, cosa que no suele tenerse muy en cuenta cuando se habla de estas cosas (en 1935, después de que Hitler afirmara que el rearme alemán no representaba una amenaza para la paz, Clement Attlee alegó que las palabras de Hitler eran una buena oportunidad para detener la carrera armamentística). Siempre se menciona lo que putearon los británicos a la Segunda República, y es cierto, pero también hay que entender que en 1936 los líderes británicos pensaban que no estaban preparados para meterse en otra guerra contra Alemania, ni en cuanto al sentir de su opinión pública ni en cuanto a su capacidad militar. Por otro lado, la suerte de España y los españoles tampoco es que le importara a mucha gente fuera de nuestras fronteras. Digamos que España ya no era muy importante, o al menos no tanto como para que nuestra guerra civil se transformara en una guerra europea.
Coño, que no se hubieran metido, pero que hubieran permitido al menos que los franceses nos vendieran armas.
Hombre, una cosa es que los británicos presionaran a Francia para que no interviniera en España y otra que se lo impidieran. El Gobierno francés (del Frente Popular, por cierto) decidió no intervenir porque si en el futuro había una guerra con Alemania le convenía tener a los británicos de su lado. A esto hubo que añadir una campaña desencadenada por la derecha francesa (simpatizante con los sublevados) en contra del apoyo a la República española. A pesar de eso, Francia sí vendió aviones y envió pilotos (como André Malraux) en secreto a la República al principio de la guerra, sobre todo gracias a la voluntad de su ministro del Aire, Pierre Cot. ¿Y quién escribió una carta al embajador francés en el Reino Unido el 31 de julio de 1936 para poner freno a todo ello? Winston Churchill
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Hochhuth's next play, Soldiers, An obituary for Geneva (1967), alleged that Winston Churchill was responsible for the death of the Prime Minister of the Polish Government in Exile , General Władysław Sikorski, in an airplane crash in 1943, contradicting the official version of events as an accident, and implying that General Sikorski had been murdered on Churchill's orders. Unbeknownst to Hochhuth, the pilot of the plane was still alive and he won a libel case that seriously affected the London theater which staged the play.[8]
That aspect of the play has overshadowed Hochhuth's conceit that the play would contribute to a debate on the ethics of the area bombing of civilian areas by the Royal Air Force during the Second World War, with particular reference to Operation Gomorrah, the Royal Air Force raids on Hamburg in 1943, and culminating in a lengthy and invented debate between Winston Churchill and the pacifist George Bell, Bishop of Chichester. The play partially drew on the work of young British author David Irving, later known as a Holocaust denier. Irving and Hochhuth have been long-standing friends.[9]
Controversy arose in Britain in 1967 when the intended premiere at Britain's National Theatre was cancelled, due to the intervention of the National Theatre board, despite the support for the play by literary manager Kenneth Tynan and Laurence Olivier, under pressure from Joan Plowright, his wife. At the time of the controversy in Britain, Irving was the only figure who gave his "unequivocal" support for Hochhuth's thesis; others consulted by Tynan considered it highly improbable.[10] The play was produced shortly afterwards in the West End with John Colicos in the cast. The English translation was again by Robert David MacDonald. In the UK, the play was seen on tour in the early 1990s and was revived most recently at the Finborough Theatre, London, in 2004.
Soldados, Necrología de Ginebra, cuyo protagonista es Winston Churchill al que acusa de los bombardeos incendiarios de Hamburgo y Dresde en 1945, y del sabotaje que sufrió W. Sikorski, general polaco, que no aceptaba la versión de los aliados sobre la masacre de Katin (Polonia). Tanto una obra como otra, se enraízan en episodios de la trágica historia del siglo XX que, se concretan dramáticamente con una determinada concepción del teatro, enunciada por uno de los personajes de Soldados: “…la escena no es un museo. / La historia sólo es dramática en lugar de arqueología / allí donde se demuestra hoy / -es la fórmula para toda la historia- /la opresión del hombre por el hombre.”
Hombre, que el unico apoyo a esta tesis venga de un conocido historiador revisionista...
Un saludo
Es una obra de teatro con dos protagonistas de la II Guerra Mundial, el referente del hilo Winston Churchill y el General Władysław Sikorski. Por ello la señalo más allá de la tesis del autor (que conocí tras ver la adaptación cinematográfica ["Amén", 2002] que Costa-Gavras hizo de su anterior y también polémica obra de 1962 El vicario).
De todas formas no entiendo que ganaba Churchill, UK, con matar a Sikorski, era un aliado, y servia a la ficcion que UK defenderia una Polonia democratica despues de la guerra.
De todas formas no entiendo que ganaba Churchill, UK, con matar a Sikorski, era un aliado, y servia a la ficcion que UK defenderia una Polonia democratica despues de la guerra.
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Vamos, blanco y en bolsita .... que preferían el nazismo al comunismo (como tantos otros torreznos de aquella época y de esta)
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Vamos, blanco y en bolsita .... que preferían el nazismo al comunismo (como tantos otros torreznos de aquella época y de esta)
¿Nazismo?.
El bando nacionalista no era un bando nazi. De hecho, en sus inicios, era un conglomerado de buena parte de las derechas del país.
Y no es de extrañar que mucha gente de derechas de Gran Bretaña o Francia albergara dudas acerca de qué bando era el "mejor".
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Vamos, blanco y en bolsita .... que preferían el nazismo al comunismo (como tantos otros torreznos de aquella época y de esta)
¿Nazismo?.
Es lo menos que podían pensar del bando al que los aviones alemanes trasladaron las tropas desde África y que politicamente estaba representado por la Falange y las Juntas Ofensivas Nacional Socialistas. De todos modos también influiría la simple cobardía, como con los casos austriaco y checo.
Y no es de extrañar que mucha gente de derechas de Gran Bretaña o Francia albergara dudas acerca de qué bando era el "mejor".
Un saludo.
Pues lo que decía, que tanto entonces como ahora hay gente que, inexplicablemente, prefiere el nazismo al comunismo. De cualquier modo, en el caso de los ingleses es sencillo, ellos siempre preferirán, para otro país que no sea el suyo, el regimen con el que les sea más fácil entrar allí a a robar.
Ningún sistema o regimen que yo conozca es preferible al fascismo, ninguno.
Pues lo que decía, que tanto entonces como ahora hay gente que, inexplicablemente, prefiere el nazismo al comunismo. De cualquier modo, en el caso de los ingleses es sencillo, ellos siempre preferirán, para otro país que no sea el suyo, el regimen con el que les sea más fácil entrar allí a a robar.
Ningún sistema o regimen que yo conozca es preferible al fascismo, ninguno.
No deberías confundir fascismo con nazismo.
Hasta que empezó la guerra mundial, las potencias democráticas siempre intentaron traer a su vera a la Italia de Mussolini. De hecho, alguna vez que otra Benito no estuvo del lado de Adolfo.
Tampoco el hecho que la alemania nazi apoyara al bando nacional implica que el bando nacional fuese nazi.
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Vamos, blanco y en bolsita .... que preferían el nazismo al comunismo (como tantos otros torreznos de aquella época y de esta)
Habría que matizar el comentario de Afri. Que los conservadores ingleses fueran anticomunistas es obvio (no tan obvio que prefirieran a los nazis como dice el Pescanova, ahí habría algo de variedad de posturas). Pero que identificaran al Gobierno del Frente Popular con el comunismo y que por eso no ayudaran a la república es menos claro. Entre los conservadores ingleses y muy en particular en Churchill pesaron mucho las noticias que llegaron a Londres sobre la represión en la zona republicana, especialmente en Cataluña. Ciertamente llegaron muy sesgadas porque sobre todo al principio se informó mucho menos sobre las muy superiores barbaridades de los fascistas, pero en algún sitio leí hace tiempo que Churchill comentó, o escribió, cuando llegaron esas noticias, que si él viviera en Cataluña, él y su familia habrían sido asesinados. Y Preston, en El Holocausto Español cuenta que cuando Pablo de Azcárate, el embajador de la República, a quien obviamente conocían como liberal y moderado, fue a ver a Churchill, éste se negó a darle la mano mientras mascullaba algo así como "Blood, blood..."
Yo le tengo un odio especial a la FAI, no sólo por lo moralmente repugnantes que fueron sus crímenes, sino también por lo que supusieron de pérdida de imagen internacional para la República y lo que pudo influir en su destrucción.
Pues lo que decía, que tanto entonces como ahora hay gente que, inexplicablemente, prefiere el nazismo al comunismo. De cualquier modo, en el caso de los ingleses es sencillo, ellos siempre preferirán, para otro país que no sea el suyo, el regimen con el que les sea más fácil entrar allí a a robar.
Hasta mediados de los años treinta, antes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, el comunismo se había mostrado bastante más brutal que el nazismo. Desde ese punto de vista no es raro que hubiera gente que prefiriera a Hitler antes que a Stalin, sobre todo si era de derechas. De todas formas no era algo matemático, te remito a la cita que pusieron más atrás de Churchill, que en 1937 dijo que si tuviera que elegir entre comunismo y nazismo optaría por el primero. De hecho así fue unos años más tarde. Y no creo que fuera por un tema moral, que a él tan repulsivo le parecía uno como el otro, sino más bien por la defensa del Imperio británico. Es decir, Stalin se dedicaba sobre todo a joder a sus compatriotas, cometía sus barrabasadas dentro de las fronteras de la URSS y había defendido la tesis del socialismo en un solo país, pero Hitler tenía puesto el ojo fuera de las fronteras del Reich, no ocultaba sus deseos expansionistas. De hecho los había dejado muy claros en Mein Kampf, donde hablaba de la expansión germana a costa de Rusia y señalaba a Francia como enemiga acérrima de Alemania. Por tanto en aquel momento la mayor amenaza para el statu quo y la paz en Europa no era Stalin, sino Hitler.
Dicho esto, como te ha señalado Sirius los franquistas no eran nazis, aunque recibieran ayuda de Hitler. Eran básicamente la derecha española.
Ningún sistema o regimen que yo conozca es preferible al fascismo, ninguno.
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Vamos, blanco y en bolsita .... que preferían el nazismo al comunismo (como tantos otros torreznos de aquella época y de esta)
Habría que matizar el comentario de Afri. Que los conservadores ingleses fueran anticomunistas es obvio (no tan obvio que prefirieran a los nazis como dice el Pescanova, ahí habría algo de variedad de posturas). Pero que identificaran al Gobierno del Frente Popular con el comunismo y que por eso no ayudaran a la república es menos claro. Entre los conservadores ingleses y muy en particular en Churchill pesaron mucho las noticias que llegaron a Londres sobre la represión en la zona republicana, especialmente en Cataluña. Ciertamente llegaron muy sesgadas porque sobre todo al principio se informó mucho menos sobre las muy superiores barbaridades de los fascistas, pero en algún sitio leí hace tiempo que Churchill comentó, o escribió, cuando llegaron esas noticias, que si él viviera en Cataluña, él y su familia habrían sido asesinados. Y Preston, en El Holocausto Español cuenta que cuando Pablo de Azcárate, el embajador de la República, a quien obviamente conocían como liberal y moderado, fue a ver a Churchill, éste se negó a darle la mano mientras mascullaba algo así como "Blood, blood..."
Churchill lo cuenta en su magna obra sobre la Segunda Guerra Mundial, que la tengo por casa. Dice que si él hubiera sido español, los republicanos lo habrían asesinado junto a su familia y amigos y que por eso no podía simpatizar con ese bando. Pero esto lo comenta hablando de la situación en España justo antes de la guerra, comparándola con la Rusia de Kerensky. Habla del asesinato de Calvo Sotelo y de cómo el débil Gobierno español había sido infiltrado por los comunistas siguiendo las directrices que dejó Lenin para hacerse con el control de los países democráticos y transformarlos en dictaduras soviéticas. Dice que con respecto a la Guerra Civil Española él optó por mantenerse neutral, pero a la vez poco menos que justifica a Franco. A mi me parece muy claro que ya desde antes de la guerra, los conservadores británicos veían al Frente Popular como un instrumento de los comunistas y a España como un país en estado prerrevolucionario.
El estallido de la Guerra Civil española en 1936 no alteró su proyecto ni su percepción del peligro nazi como una amenaza mayor para la seguridad del Imperio británico que el peligro comunista recrudecido en la Península Ibérica. Por eso, secundó la estricta neutralidad aplicada desde el principio por el Gobierno conservador británico en la contienda española, a pesar de que un bando incluía al gobierno oficialmente reconocido y el otro representaba unas fuerzas rebeldes no reconocidas. Le predisponía a ello no sólo su preocupación por preservar la paz europea a toda costa, sino también la prevención con que había observado la convulsa evolución española en los meses previos a la sublevación militar.
El objetivo básico de esa neutralidad incondicional, pronto protegida por el Acuerdo de No Intervención auspiciado por la diplomacia británica y francesa, era evidente y dual: evitar cualquier ayuda directa o indirecta a un gobierno cuya legalidad formal encubría un aborrecido proceso revolucionario y, a la par, eludir cualquier enfrentamiento con unas fuerzas militares insurgentes ilegales pero de naturaleza meramente nacionalista y contrarrevolucionaria.
Consciente de su ascendencia sobre las aturdidas y divididas autoridades francesas, el 31 de julio de 1936 Churchill había hecho llegar a través del embajador francés en Londres una clara advertencia a los gobernantes franceses: "Creo mi deber informarle que, a mi juicio, la gran mayoría del partido conservador está muy a favor de animar a los llamados rebeldes españoles. Una de las mayores dificultades que yo encuentro para defender la posición tradicional (de alianza franco-británica) es el cuento alemán de que los países anticomunistas deben permanecer unidos. Estoy seguro de que si Francia envía aviones y demás al Gobierno actual de Madrid mientras los alemanes e italianos hacen lo mismo en sentido contrario, las fuerzas dominantes aquí mirarán complacidas a Italia y Alemania y se alejarán de Francia (...). Tengo la certidumbre de que, en el presente, la única actitud correcta y segura consiste en una estricta neutralidad con una enérgica protesta contra toda infracción de la misma".
«Los que se han encontrado con el Señor Hitler cara a cara en asuntos públicos o en términos sociales han podido apreciar que se trata de un político altamente competente, ponderado, bien informado, de modales agradables y una desarmante sonrisa».
Grand Contemporaries, Londres 1935.
«Uno puede no gustarle el sistema de Hitler y, sin embargo admirar su logro patriótico. Si nuestro país fuera derrotado, espero que deberíamos encontrar un campeón tan indomable para restaurar nuestro valor y nos conduzca de nuevo a nuestro lugar entre las naciones».[21]
Otra versión: «Si un día mi patria tuviera que sufrir las penalidades de Alemania, rogaría a Dios que le diera un hombre con la activa energía de un Hitler». [22]
Otra versión: «Si nuestro país fuera derrotado, desearía que encontráramos un campeón tan indomable como el señor Hitler para restaurar nuestro coraje y conducirnos otra vez al lugar que nos corresponde entre las naciones».
Step by Step, Londres, 1937.
"Es un ser humano increíblemente complejo, contradictorio y con un aura de grandeza, y luchó con estas contradicciones durante su vida".
Allen Packwood, Centro de Archivos de Churchill
Durante las horas más oscuras de Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial, el liderazgo de Winston Churchill fue vital para mantener la moral y llevar al país hacia la victoria final contra la Alemania nazi.
En 2002, Churchill le ganó a William Shakespeare, Charles Darwin y al gran ingeniero civil victoriano Isambard Brunel y resultó elegido el mejor británico de la historia.
Pero durante una carrera que duró cerca de 70 años, Churchill tuvo más que unos pocos momentos de controversia.
"Existe el peligro de que Churchill adquiera un estatus puramente icónico, porque esto le resta humanidad", dice Allen Packwood, director del Centro de Archivos de Churchill.
Lea también: La noche en que Churchill y Stalin se fueron de fiesta
Estos son cinco de los debates más frecuentes y acalorados sobre el legado de Churchill.
1 Opiniones sobre la raza
En abril del año pasado, el candidato laborista Benjamin Whittingham tuiteó que Churchill fue "un racista y un supremacista blanco".
Sir Nicholas Soames, nieto de Churchill, se enfureció. Y el oponente conservador de Whittingham, Ben Wallace, calificó los comentarios de "ignorantes" e "increíblemente insultantes".
El tuit fue borrado, y el Partido Laborista dijo: "No representa la opinión del Partido Laborista. Él (Whittingham) se disculpa sin reservas si ha ofendido a alguien".
Pero no era la primera vez que alguien sugería que Churchill tuvo creencias racistas.
En 1937, Churchill declaró lo siguiente a la Comisión Real para Palestina: "No admito, por ejemplo, que se haya infligido una gran injusticia contra los Indios Rojos de América y el pueblo negro de Australia. No admito que se haya cometido una injusticia contra estos pueblos por el hecho de que una raza superior, una raza de grado superior, una raza con más sabiduría sobre el mundo por decirlo de alguna manera, haya llegado y haya ocupado su lugar".
Definitivamente, Churchill creía en las jerarquías raciales y en la eugenesia, dice John Charmley, autor de Churchill: The End of Glory (Churchill: el final de la gloria).
En la visión de Churchill, los cristianos blancos protestantes estaban en la cumbre, por encima de los blancos católicos, mientras que los indios estaban por encima de los africanos, añade.
"Churchill se veía a sí mismo y a Gran Bretaña como los ganadores en una jerarquía darwiniana".
"Un atenuante sería que sus ideas no eran muy singulares", explica Richard Toye, autor de Churchill´s Empire (El imperio de Churchill), "aunque había muchos otros que no las compartían".
Soames cree que es ridículo atacar a Churchill. "Estamos hablando de uno de los mejores hombres que el mundo ha visto nunca, hijo de la época eduardiana y que hablaba el idioma de su época", dice.
Y las ideas de Churchill sobre la raza no admitían comparación con la interpretación homicida que hacía Hitler sobre la jerarquía racial, dice Toye.
"Aunque es verdad que Churchill pensaba que los blancos eran superiores, esto no significaba necesariamente que pensase que era aceptable tratar a los no blancos de forma inhumana".
2 Gas venenoso
Churchill ha sido criticado por defender el uso de armas químicas, sobre todo contra los kurdos y los afganos.
"No puedo entender esta aprensión sobre el uso de gas", escribió en un memorándum cuando era ministro de la Guerra y el Aire, en 1919.
"Estoy totalmente a favor de utilizar gas venenoso contra las tribus incivilizadas", continuó.
Estas frases han sido utilizada por críticos como Noam Chomsky para atacar a Churchill.
Pero la controversia es inapropiada, dice Warren Dokter, autor de Winston Churchill and the Islamic World (Winston Churchill y el mundo islámico).
"Lo que Churchill proponía usar en Mesopotamia era gas lacrimógeno, que no es gas mostaza"
Warren Dokter, escritor
El memorándum de 1919 continuaba: "El efecto moral debería ser tan positivo, que la pérdida de vidas debería reducirse al mínimo. No es necesario usar uno de los gases más mortales: se pueden usar gases que causan mucha molestia y crean un agitado terror y, al mismo tiempo, no dejaría ningún efecto grave permanente en los afectados".
En otro memorándum sobre la utilización de gas contra los afganos, dice Dokter, Churchill se preguntaba por qué un soldado británico podría morir, herido y tirado en el suelo, mientras que era supuestamente injusto "disparar un proyectil que haga estornudar a los llamados nativos. Es, verdaderamente, muy estúpido".
Pero algunos todavía critican los ataques aéreos británicos utilizados para reprimir a las tribus rebeldes de la región.
Y es importante destacar que Churchill defendía el uso de gas mostaza contra tropas otomanas en la Primera Guerra Mundial, dice Dokter, aunque esto sucedió en un momento en el que otros países lo estaban utilizando.
3 Frases sobre Gandhi
Churchill tenía sólidas opiniones sobre un hombre que hoy en día es muy respetado por su trabajo en defensa de la autodeterminación de India.
"Es alarmante y nauseabundo ver al señor Gandhi, un abogado sedicioso, posando ahora como un faquir…dando zancadas medio desnudo subiendo las escaleras de la casa del virrey", dijo Churchill sobre su adversario anticolonialista en 1931.
"Gandhi no debería ser liberado por la simple amenaza del ayuno", Churchill le dijo a su gabinete en otra ocasión. "Nos desharíamos de un hombre malo y de un enemigo del Imperio si muriera".
Hoy en día suena pasado de moda cuestionar las tácticas políticas no violentas de Gandhi. Es venerado de la misma forma que lo es Churchill en Reino Unido.
Pero, durante años, Gandhi supuso una amenaza para la visión que tenía Churchill sobre el Imperio Británico.
"Se puso a sí mismo a cabeza de un movimiento de románticos imperialistas irreconciliables", escribió Boris Johnson en su biografía reciente de Churchill.
"Duros defensores del Raj y del derecho divino de todos los ingleses respingados de sentarse en su porche... y regodearse en su posesión de India".
"Churchill estaba más bien en la extrema derecha en cuanto a la política británica sobre India", dice Charmley.
"Incluso para la mayoría de los conservadores, por no hablar de los liberales y laboristas, las ideas de Churchill sobre India entre 1929 y 1939 eran bastante aberrantes".
Churchill era vociferante en su oposición a Gandhi, dice Toye, y no quería que India hiciera ningún movimiento hacia el autogobierno, hasta el punto de oponerse a los líderes de su propio partido y de ser generalmente bastante hostil al hinduismo.
La de Churchill era la postura del imperialismo tardío, añade Charmley.
"Estaba terriblemente alarmado", dice. "Creía que dar autonomía a los indios conduciría al imperio británico a su caída y sería el fin de la civilización".
Miembros más jóvenes del Partido Conservador, como Anthony Eden, vieron a Churchill con desconfianza durante la década de 1930, debido a su asociación con la línea de derecha más dura de la formación, explica.
La gente a veces se pregunta por qué diablos no se hizo caso a las advertencias de Churchill sobre Hitler a finales de 1930 y la respuesta corta es que había utilizado para él el mismo lenguaje que para Gandhi a principios de la década"
John Charmley, escritor
4 La actitud hacia los judíos
En 2012 hubo objeciones a la propuesta de construir el Centro Churchill en Jerusalén.
El argumento era el siguiente: "(Churchill) no es extraño al latente antisemitismo de su generación y su clase".
El biógrafo oficial del político, Martin Gilbert, contó en su momento que "estaba familiarizado con el ideal sionista y apoyó la idea de un estado judío".
Pero ser antisemita y sionista no son incompatibles, matiza Charmley.
"Churchill, sin lugar a dudas, era un ferviente sionista", dice. "Un ferviente creyente en el derecho de los judíos a tener un Estado propio y de que este estuviera en lo que entonces se llamaba Palestina".
Sin embargo, el que fuera primer ministro de Reino Unido también "compartía el antisemitismo de bajo nivel e informal de los de su clase", añade.
"Si juzgamos a los que vivieron en aquella época con los estándares de corrección política del siglo XXI, son todos culpables", señala.
"Esto no debería impedirnos ver la imagen general".
En 2007 se descubrió un artículo de 1937 sin publicar, supuestamente escrito por Churchill, titulado Cómo pueden combatir los judíos la persecución.
"Puede ser que, sin quererlo, estén invitando a la persecución. Puede que sean responsables en parte del antagonismo que sufren", decía el texto.
"Existe la sensación de que el judío es un forastero incorregible, que su lealtad siempre estará con los de su raza".
Sin embargo, hay historiadores que aseguran que el artículo en cuestión fue escrito por el periodista Adam Marshall Diston y que podría no representar con precisión el punto de vista de Churchill.
"El antisemitismo informal era rampante", concuerda Dokter. "Pero es inconcebible señalarlo como antisemita".
Prueba de ello podría ser lo que escribió en 1920: "A alguna gente le gustan los judíos y a otra no. Pero ningún hombre serio puede dudar del hecho que son, sin duda, la más formidable y notable raza que ha habido en el mundo".
5 La postura para con el islam
El presidente del partido británico Liberty GB, Paul Weston, fue arrestado el año pasado por sospechas de acoso racial después de que leyera en voz alta algunos de los pensamientos de Churchill sobre el islam.
Weston leyó pasajes del libro The River War, de 1899.
En esta obra, el político escribió: "¡Cuán terribles son las maldiciones que el mahometismo establece sobre sus devotos! Además del frenético fanatismo, que es tan peligroso en un hombre como la rabia en un perro, está esa apatía fatalista".
Y también: "Existen hábitos impróvidos, sistemas agrícolas descuidados, métodos de comercio lentos e inseguridad de la propiedad allá donde vivan los seguidores de las reglas del profeta".
Fragmentos de estas citas circulan ahora acompañados de retratos de Churchill en internet, con la intención de demostrar su postura anti islam.
"Ese era quizá el punto de vista más común y compartido por los británicos de la época de Churchill y no tengo ninguna duda de que él creía exactamente eso", dice Charmley.
Pero el que fuera primer ministro tenía una postura mucho más matizada sobre esa religión, asegura Dokter.
El libro de 1899 fue escrito en referencia a los mahdistas de Sudán, inmediatamente después de una guerra colonial (1881–1899) en la que participó Churchill.
Además, según revelaciones recientes, el islam fascinaba tanto a Churchill que en un momento su familia temió que se convirtiera.
Y en 1940 su gabinete destinó US$150.000 para la construcción de una mezquita en Londres, como reconocimiento a los musulmanes indios que lucharon por el imperio británico.
Respecto a eso, dijo en la Cámara de los Comunes, la cámara baja del Parlamento: "Muchos de nuestros amigos de los países musulmanes ya han expresado su aprecio ante este regalo".
"Su relación con el islam era más complejo de lo que la gente cree", sugiere Dokter.
Y recuerda que cuando Churchill estuvo de vacaciones en Estambul y jugó al polo con musulmanes en India.
Dinero a cambio de influencia
"Dos compañías petroleras, Royal Dutch Shell y Burmah Anglo-Persian Oil Company (la que después sería British Petroleum, BP), a cambio de un pago de US$7.500 le pidieron que apoyara su propuesta de fusión", escribió Gilbert en la biografía oficial.
De acuerdo a los estándares políticos actuales de Reino Unido, aquel pago sería considerado altamente inapropiado en 1932.
Churchill, cuya "carrera política estaba de capa caída" en aquel tiempo, según el historial de BP, estuvo de acuerdo en usar su influencia parlamentaria en el tema a cambio del dinero.
"Pero yo tendría cuidado sobre llamarlo soborno", advierte Toye.
"Aceptó todo tipo de regalos, lo que con la cultura actual de total transparencia sería expulsado inmediatamente de los Comunes. Pero esas reglas no existían en aquel tiempo".
El Registro de los Intereses de los Miembros se introdujo en 1975.
"Puedes argumentar que hubo conflicto de intereses, incluso que estuvo mal, pero no puedes llamarlo soborno en el sentido actual, como algo ilegal", explica Toye.
Churchill ha sido criticado por defender el uso de armas químicas, sobre todo contra los kurdos y los afganos.
"No puedo entender esta aprensión sobre el uso de gas", escribió en un memorándum cuando era ministro de la Guerra y el Aire, en 1919.
"Estoy totalmente a favor de utilizar gas venenoso contra las tribus incivilizadas", continuó.
Estas frases han sido utilizada por críticos como Noam Chomsky para atacar a Churchill.
Pero la controversia es inapropiada, dice Warren Dokter, autor de Winston Churchill and the Islamic World (Winston Churchill y el mundo islámico).
"Lo que Churchill proponía usar en Mesopotamia era gas lacrimógeno, que no es gas mostaza"
Warren Dokter, escritor
El memorándum de 1919 continuaba: "El efecto moral debería ser tan positivo, que la pérdida de vidas debería reducirse al mínimo. No es necesario usar uno de los gases más mortales: se pueden usar gases que causan mucha molestia y crean un agitado terror y, al mismo tiempo, no dejaría ningún efecto grave permanente en los afectados".
En otro memorándum sobre la utilización de gas contra los afganos, dice Dokter, Churchill se preguntaba por qué un soldado británico podría morir, herido y tirado en el suelo, mientras que era supuestamente injusto "disparar un proyectil que haga estornudar a los llamados nativos. Es, verdaderamente, muy estúpido".
Pero algunos todavía critican los ataques aéreos británicos utilizados para reprimir a las tribus rebeldes de la región.
Y es importante destacar que Churchill defendía el uso de gas mostaza contra tropas otomanas en la Primera Guerra Mundial, dice Dokter, aunque esto sucedió en un momento en el que otros países lo estaban utilizando.
Como puse al principio del hilo, el hecho de que hablara de gases lacrimógenos no hace que el comentario sea ni menos racista ni menos colonialista.
Churchill lo cuenta en su magna obra sobre la Segunda Guerra Mundial, que la tengo por casa. Dice que si él hubiera sido español, los republicanos lo habrían asesinado junto a su familia y amigos y que por eso no podía simpatizar con ese bando. Pero esto lo comenta hablando de la situación en España justo antes de la guerra, comparándola con la Rusia de Kerensky.
Debería haber escrito: esto lo comenta después de hablar de de la situación en España justo antes de la guerra, comparándola con la Rusia de Kerensky.
Dejo el texto completo:
A finales de julio de 1936 la creciente degeneración del régimen parlamentario español y la mayor fuerza de los movimientos favorables a una revolución comunista o, en su defecto, anarquista, trajo como consecuencia una revuelta que se venía fraguando hacía tiempo. Forma parte de la doctrina y del libro de ejercicios de los comunistas, establecidos por el propio Lenin, que los comunistas deben colaborar con todos los movimientos izquierdistas y ayudar a conseguir el poder a los gobiernos constitucionales, radicales o socialistas débiles, para después debilitarlos más y arrebatarles el poder absoluto para fundar el Estado marxista. En realidad, se estaba produciendo en España una réplica perfecta del período de Kerenski en Rusia. La diferencia era que España no estaba destrozada por las guerras extranjeras. El Ejército mantenía todavía cierta cohesión y, al mismo tiempo que la conspiración comunista, se elaboró en secreto un intenso contracomplot militar. Ninguno de los dos bandos podía reclamar que estaba en todo su derecho, y los españoles de todas las clases debían tener en cuenta la vida de España.
Muchas de las garantías comunes en una sociedad civilizada ya habían desaparecido por la penetración comunista en el decadente gobierno parlamentario. Habían comenzado a producirse asesinatos por ambos bandos, y la pestilencia comunista había llegado a tal extremo que eran capaces de llevar a sus adversarios políticos a la calle, incluso sacándolos de la cama, y matarlos. Ya se habían producido muchos asesinatos de este tipo en Madrid y sus alrededores. El momento culminante fue el asesinato de Calvo Sotelo, el dirigente conservador, que correspondía aproximadamente al tipo de sir Edward Carson en la política británica antes de la guerra de 1914. Este crimen fue la señal para que entraran en acción los generales del Ejército. Hacía un mes que el general Franco le había escrito una carta al ministro de la Guerra español dejándole claro que, si el gobierno español no podía garantizar el cumplimiento de la ley en la vida cotidiana, tendría que intervenir el Ejército. En España ya se habían producido numerosos pronunciamientos de jefes militares. Cuando el general Franco levantó el estandarte de la revuelta, el Ejército lo apoyó, incluida la tropa; también lo apoyaron la Iglesia, con la destacada excepción de los dominicos, y casi todos los elementos de la derecha y el centro, de modo que en seguida dominó varias provincias importantes. Los marinos españoles asesinaron a sus oficiales y se incorporaron en seguida a lo que pronto se convirtió en el lado comunista. Con la caída del gobierno civilizado, la secta comunista se hizo con el control y actuó según lo que disponen sus ejercicios de entrenamiento. Entonces comenzó una trágica guerra civil. Los comunistas que llegaron al poder emprendieron masacres masivas, a sangre fría, de sus adversarios políticos y de los adinerados, devueltas con creces por las fuerzas franquistas. Todos los españoles se enfrentaron a la muerte con notable compostura y fueron ejecutados muchísimos en ambos bandos. Los cadetes militares defendieron su escuela en el Alcázar de Toledo con la máxima tenacidad, y las tropas de Franco, que se abrieron camino desde el sur, dejando tras de sí un rastro de venganza en todos los pueblos comunistas, al final consiguieron liberarlos. Este episodio merece la atención de los historiadores.
En esta lucha me mantuve neutral. Naturalmente, no estaba a favor de los comunistas. Habría sido imposible, sabiendo que, de haber sido español, me habrían asesinado a mí, a mi familia y mis amigos. Sin embargo, estaba seguro de que, con todo lo demás que tenían entre manos, el gobierno británico tenía razón en mantenerse fuera de España. Francia propuso un plan de no intervención, según el cual ambos bandos lucharían sin ninguna ayuda exterior, que suscribieron los gobiernos de Gran Bretaña, Alemania, Italia y Rusia. En consecuencia, el gobierno español, entonces en manos de los revolucionarios más extremos, se encontró privado del derecho incluso de comprar las armas encargadas con el oro que poseía físicamente. Habría sido más razonable seguir el curso normal y reconocer la beligerancia de ambos bandos, como se hizo en Estados Unidos durante la guerra de secesión, de 1861 a 1865. Por el contrario, se adoptó una política de no intervención que acordaron formalmente todas las grandes potencias. Gran Bretaña respetó escrupulosamente este acuerdo, mientras que Italia y Alemania, por una parte, y la Rusia soviética, por la otra, incumplieron su compromiso de forma constante y participaron en la contienda, unos contra otros. Sobre todo Alemania usó su potencia aérea para cometer horrores experimentales, como el bombardeo del pequeño e indefenso pueblo de Guernica.
Sobre el gobierno de Léon Blum, que el cuatro de junio sucedió en el ministerio a Albert Serraut, presionaron sus partidarios comunistas en la Cámara para que apoyara al gobierno español con material bélico. El ministro de Aviación, Cot, sin demasiada consideración por la potencia de la Fuerza Aérea francesa, por entonces bastante decadente, entregaba en secreto aviones y equipo a los ejércitos republicanos. Esta situación me inquietaba y, el 31 de julio de 1936, le escribí al embajador francés:
Una de las mayores dificultades con las que tropiezo cuando trato de mantener la antigua posición es la postura alemana de que los países anticomunistas deben mantenerse unidos. Estoy seguro de que si Francia envió aviones, etcétera, al actual gobierno de Madrid, y los alemanes y los italianos apoyaron al bando contrario, las fuerzas dominantes aquí se sentirán satisfechas con Alemania e Italia y distanciadas de Francia. Espero que no le moleste que le escriba de este modo, y lo hago, evidentemente, por cuenta propia. No me gusta que digan que Inglaterra, Alemania e Italia se unen contra el comunismo europeo. Es muy fácil ser bueno.
Estoy seguro de que la única vía correcta y segura en este momento es una neutralidad absolutamente rígida, con las más enérgicas protestas contra cualquier violación. Llegará el día, si se alcanza un punto muerto, en que es posible que intervenga la Sociedad de Naciones para poner fin a los horrores. Pero hasta eso es muy dudoso.
Winston S. Churchill, "La Segunda Guerra Mundial", La Esfera de los Libros, 2001
La traducción es infame, pero bueno.
Por cierto, en la web de la Fundación Nacional Francisco Franco también reproducen este texto, pero a su manera, es decir, censurándolo a base de eliminar cualquier párrafo crítico con los franquistas. Quitan incluso la mención al bombardeo de Guernica. Contempladlo vosotros mismos.
Winston Churchill fue un patriota valiente que amó la libertad en casa y en Europa
Fernando Savater
10 FEB 2018 - 00:00 CET
Soy poco original: comparto con muchos contemporáneos mi admiración por Winston Churchill. La aflicción del Brexit ha reavivado la nostalgia por este europeo magistral, plasmada en dos películas: Churchill de Jonathan Teplitzky y El instante más oscuro de Joe Wright, esta nominada a varios Oscar. Los intérpretes del personaje —Brian Cox en una y Gary Oldman en otra— logran creaciones notables, a mi juicio superior la del primero, menos efectista y mejor apoyada por su físico. En ambos filmes se retrata la voluntad fiera y decidida del premier: he leído comentarios recomendando a nuestros gobernantes timoratos su ejemplo de coraje insobornable al desafiar en solitario la tiranía nazi contra los que aconsejaban “diálogo”, dramáticamente reflejada en El instante más oscuro. Entonces su firmeza salvó a Europa, como ahora sabemos. Pero no olvidemos lo que cuenta Churchill: que con igual tozudez se opuso al desembarco de Normandía (sin duda recordando el desastre de Gallipoli). Ahí la salvación de la democracia en Europa fue que ni Eisenhower ni Montgomery le escuchasen, pese a su prestigio. El mismo carácter brusco pero admirable puede llevar a éxito o al desastre, según las circunstancias. Es la peligrosa ambigüedad del héroe político...
Winston Churchill fue un patriota valiente que amó la libertad en casa y en Europa. Es bien conocida su afición higiénicamente incorrecta por las bebidas fuertes en dosis generosas y los puros de gran calibre. También por los caballos: Brough Scott ha contado en Churchill at the Gallop su vida como jinete desde la infancia, en la guerra y en el deporte, así como criador y propietario de purasangres de carreras. No sé si para muchos esto cuenta en el cómputo de su grandeza, pero a mis ojos le confirma como un hombre plenamente a mi gusto.
Pues Afri, está claro que no se refiere a antes de la guerra sino a después del principio de la guerra. Aunque toda la parrafada empieza antes, la frase sobre él y su familia se refiere claramente a las matanzas una vez iniciada la guerra:
"Entonces comenzó una trágica guerra civil. Los comunistas que llegaron al poder emprendieron masacres masivas, a sangre fría, de sus adversarios políticos y de los adinerados, devueltas con creces por las fuerzas franquistas. Todos los españoles se enfrentaron a la muerte con notable compostura y fueron ejecutados muchísimos en ambos bandos. Los cadetes militares defendieron su escuela en el Alcázar de Toledo con la máxima tenacidad, y las tropas de Franco, que se abrieron camino desde el sur, dejando tras de sí un rastro de venganza en todos los pueblos comunistas, al final consiguieron liberarlos. Este episodio merece la atención de los historiadores.
En esta lucha me mantuve neutral. Naturalmente, no estaba a favor de los comunistas. Habría sido imposible, sabiendo que, de haber sido español, me habrían asesinado a mí, a mi familia y mis amigos."
Lo que sorprende y en eso te doy la razón, es en la mezcolanza de meter a los comunistas por todas partes cuando aún no tenían mucho control. Hay una reelaboración posterior al momento, y como a Churchill no cabe achacarle ignorancia, parece más bien intencionada para justificar la posición inglesa.
Clara Campoamor escribe su libro de la revolución vista por una republicana al poco de empezar la guerra. Quizá ese papel comunista fue más intenso, o percibido de manera general más intensa en la época.
Pues Afri, está claro que no se refiere a antes de la guerra sino a después del principio de la guerra. Aunque toda la parrafada empieza antes, la frase sobre él y su familia se refiere claramente a las matanzas una vez iniciada la guerra:
"Entonces comenzó una trágica guerra civil. Los comunistas que llegaron al poder emprendieron masacres masivas, a sangre fría, de sus adversarios políticos y de los adinerados, devueltas con creces por las fuerzas franquistas. Todos los españoles se enfrentaron a la muerte con notable compostura y fueron ejecutados muchísimos en ambos bandos. Los cadetes militares defendieron su escuela en el Alcázar de Toledo con la máxima tenacidad, y las tropas de Franco, que se abrieron camino desde el sur, dejando tras de sí un rastro de venganza en todos los pueblos comunistas, al final consiguieron liberarlos. Este episodio merece la atención de los historiadores.
En esta lucha me mantuve neutral. Naturalmente, no estaba a favor de los comunistas. Habría sido imposible, sabiendo que, de haber sido español, me habrían asesinado a mí, a mi familia y mis amigos."
Lo que sorprende y en eso te doy la razón, es en la mezcolanza de meter a los comunistas por todas partes cuando aún no tenían mucho control. Hay una reelaboración posterior al momento, y como a Churchill no cabe achacarle ignorancia, parece más bien intencionada para justificar la posición inglesa.
Lo recordaba mal y por eso lo corregí.
Pero vamos, que lo importante es lo último que dices. Para los conservadores británicos el Gobierno del Frente Popular era un instrumento de los comunistas desde antes de la guerra. Y no sé si estaban mal informados, porque para lo que les convenía estaban mejor informados que nadie. Sobre todo porque, como ya es sabido, siempre han sido auténticos expertos en interceptar y descifrar las comunicaciones extranjeras. En 1936 descifraban sin problemas y de forma sistemática los mensajes italianos, franceses, estadounidenses y españoles (los soviéticos no: lo habían hecho hasta 1927, pero en aquel año los británicos hicieron públicas sus actividades para denunciar que los soviéticos los estaban espiando; esto llevó a la ruptura de relaciones entre en Reino Unido y la URSS -recuperadas dos años más tarde con los laboristas en el poder- e hizo que Moscú cambiara los códigos de sus mensajes, de forma que los británicos no pudieron volver a descifrarlos de forma satisfactoria hasta finales de la Segunda Guerra Mundial). Antes del alzamiento de 1936 los británicos ya estaban bastante enterados de lo que se preparaba y desde luego en ningún momento pensaron en avisar a las autoridades españolas. Ángel Viñas recuerda que uno de los británicos que le llevaron el Dragon Rapide a Franco fue Hugh Pollard, vinculado al MI6, lo que quiere decir que la operación contaba con la aprobación de las autoridades del Reino Unido. Nada más estallar la guerra los británicos se negaron a suministrar combustible en Tánger o Gibraltar a la flota republicana y también a vender armas a la República. Aplaudieron la política francesa de la no intervención y la pusieron en práctica de forma más rigurosa y contundente que los galos. Las autoridades británicas prohibieron incluso la exportación de aviones civiles a España. Obviamente esta "neutralidad" favorecía a los rebeldes y los conservadores británicos eran muy conscientes de ello. Como escribe Moradiellos en el artículo que enlacé más atrás, la intención de las autoridades británicas era evitar cualquier ayuda directa o indirecta a un gobierno cuya legalidad formal encubría un aborrecido proceso revolucionario. Hechos ocurridos en 1936 como la violencia callejera, la quema de iglesias o el asesinato de Calvo Sotelo les habían convencido de ello. Otros hechos posteriores, como la matanza de Paracuellos (las masacres masivas, a sangre fría cometidas por los comunistas, que comenta Churchill), se lo confirmaron. Entre la gente de derechas de la época el miedo al comunismo, a que se repitiera lo ocurrido en la URSS en otros países, era muy latente, de forma de cualquier conato revolucionario hacía saltar todas las alarmas. En cualquier caso lo mejor era dejar que los españoles se mataran entre sí, ayudando un poquito, eso sí, a Franco.
Comentarios
Obviamente Churchill se refería al régimen de Stalin. Y bueno, fue coherente con sus palabras.
Y obviamente yo al comentario de @Doc_McCoy.
Pues los ingleses podían haberlo pensado antes,cconcretamente cuando se negaron en redondo a que su aliado francés ayudase a españa cuando nuestra guerra (civil) contra el fascismo e hicieron la vista gorda con la ayuda que alemanes e italianos daban al bando fascista ... pero bueno, entonces me parece que estaba Chamberlain
En 1936 el primer ministro británico era Baldwin, conservador como Chamberlain y Churchill. Fue él quien inició el programa de rearme en los años treinta para hacer frente a Alemania. El rearme se llevó a cabo un tanto tímidamente al principio, porque Baldwin (como su sucesor, Chamberlain) percibía que el pueblo británico era pacifista. Vaya, que el recuerdo de la Gran Guerra estaba aún muy reciente y la gente no quería meterse en otra movida igual. De hecho, hay que decir que el Partido Laborista se opuso al rearme, cosa que no suele tenerse muy en cuenta cuando se habla de estas cosas (en 1935, después de que Hitler afirmara que el rearme alemán no representaba una amenaza para la paz, Clement Attlee alegó que las palabras de Hitler eran una buena oportunidad para detener la carrera armamentística). Siempre se menciona lo que putearon los británicos a la Segunda República, y es cierto, pero también hay que entender que en 1936 los líderes británicos pensaban que no estaban preparados para meterse en otra guerra contra Alemania, ni en cuanto al sentir de su opinión pública ni en cuanto a su capacidad militar. Por otro lado, la suerte de España y los españoles tampoco es que le importara a mucha gente fuera de nuestras fronteras. Digamos que España ya no era muy importante, o al menos no tanto como para que nuestra guerra civil se transformara en una guerra europea.
Hombre, una cosa es que los británicos presionaran a Francia para que no interviniera en España y otra que se lo impidieran. El Gobierno francés (del Frente Popular, por cierto) decidió no intervenir porque si en el futuro había una guerra con Alemania le convenía tener a los británicos de su lado. A esto hubo que añadir una campaña desencadenada por la derecha francesa (simpatizante con los sublevados) en contra del apoyo a la República española. A pesar de eso, Francia sí vendió aviones y envió pilotos (como André Malraux) en secreto a la República al principio de la guerra, sobre todo gracias a la voluntad de su ministro del Aire, Pierre Cot. ¿Y quién escribió una carta al embajador francés en el Reino Unido el 31 de julio de 1936 para poner freno a todo ello? Winston Churchill
Los conservadores británicos no sentían ninguna simpatía hacia el Gobierno del Frente Popular español porque lo identificaban completamente con el comunismo.
Soldiers and Sikorski crash theories
Hochhuth's next play, Soldiers, An obituary for Geneva (1967), alleged that Winston Churchill was responsible for the death of the Prime Minister of the Polish Government in Exile , General Władysław Sikorski, in an airplane crash in 1943, contradicting the official version of events as an accident, and implying that General Sikorski had been murdered on Churchill's orders. Unbeknownst to Hochhuth, the pilot of the plane was still alive and he won a libel case that seriously affected the London theater which staged the play.[8]
That aspect of the play has overshadowed Hochhuth's conceit that the play would contribute to a debate on the ethics of the area bombing of civilian areas by the Royal Air Force during the Second World War, with particular reference to Operation Gomorrah, the Royal Air Force raids on Hamburg in 1943, and culminating in a lengthy and invented debate between Winston Churchill and the pacifist George Bell, Bishop of Chichester. The play partially drew on the work of young British author David Irving, later known as a Holocaust denier. Irving and Hochhuth have been long-standing friends.[9]
Controversy arose in Britain in 1967 when the intended premiere at Britain's National Theatre was cancelled, due to the intervention of the National Theatre board, despite the support for the play by literary manager Kenneth Tynan and Laurence Olivier, under pressure from Joan Plowright, his wife. At the time of the controversy in Britain, Irving was the only figure who gave his "unequivocal" support for Hochhuth's thesis; others consulted by Tynan considered it highly improbable.[10] The play was produced shortly afterwards in the West End with John Colicos in the cast. The English translation was again by Robert David MacDonald. In the UK, the play was seen on tour in the early 1990s and was revived most recently at the Finborough Theatre, London, in 2004.
https://es.wikipedia.org/wiki/Rolf_Hochhuth
Soldados, Necrología de Ginebra, cuyo protagonista es Winston Churchill al que acusa de los bombardeos incendiarios de Hamburgo y Dresde en 1945, y del sabotaje que sufrió W. Sikorski, general polaco, que no aceptaba la versión de los aliados sobre la masacre de Katin (Polonia). Tanto una obra como otra, se enraízan en episodios de la trágica historia del siglo XX que, se concretan dramáticamente con una determinada concepción del teatro, enunciada por uno de los personajes de Soldados: “…la escena no es un museo. / La historia sólo es dramática en lugar de arqueología / allí donde se demuestra hoy / -es la fórmula para toda la historia- /la opresión del hombre por el hombre.”
http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=2749
Un saludo
Es una obra de teatro con dos protagonistas de la II Guerra Mundial, el referente del hilo Winston Churchill y el General Władysław Sikorski. Por ello la señalo más allá de la tesis del autor (que conocí tras ver la adaptación cinematográfica ["Amén", 2002] que Costa-Gavras hizo de su anterior y también polémica obra de 1962 El vicario).
Saludos.
No se, suena conspiranoico.
Un saludo
No molestar a Stalin.
Saludos.
Vamos, blanco y en bolsita .... que preferían el nazismo al comunismo (como tantos otros torreznos de aquella época y de esta)
¿Nazismo?.
El bando nacionalista no era un bando nazi. De hecho, en sus inicios, era un conglomerado de buena parte de las derechas del país.
Y no es de extrañar que mucha gente de derechas de Gran Bretaña o Francia albergara dudas acerca de qué bando era el "mejor".
Un saludo.
Es lo menos que podían pensar del bando al que los aviones alemanes trasladaron las tropas desde África y que politicamente estaba representado por la Falange y las Juntas Ofensivas Nacional Socialistas. De todos modos también influiría la simple cobardía, como con los casos austriaco y checo.
Pues lo que decía, que tanto entonces como ahora hay gente que, inexplicablemente, prefiere el nazismo al comunismo. De cualquier modo, en el caso de los ingleses es sencillo, ellos siempre preferirán, para otro país que no sea el suyo, el regimen con el que les sea más fácil entrar allí a a robar.
Ningún sistema o regimen que yo conozca es preferible al fascismo, ninguno.
No deberías confundir fascismo con nazismo.
Hasta que empezó la guerra mundial, las potencias democráticas siempre intentaron traer a su vera a la Italia de Mussolini. De hecho, alguna vez que otra Benito no estuvo del lado de Adolfo.
Tampoco el hecho que la alemania nazi apoyara al bando nacional implica que el bando nacional fuese nazi.
No seamos tan simplistas.
Un saludo.
Habría que matizar el comentario de Afri. Que los conservadores ingleses fueran anticomunistas es obvio (no tan obvio que prefirieran a los nazis como dice el Pescanova, ahí habría algo de variedad de posturas). Pero que identificaran al Gobierno del Frente Popular con el comunismo y que por eso no ayudaran a la república es menos claro. Entre los conservadores ingleses y muy en particular en Churchill pesaron mucho las noticias que llegaron a Londres sobre la represión en la zona republicana, especialmente en Cataluña. Ciertamente llegaron muy sesgadas porque sobre todo al principio se informó mucho menos sobre las muy superiores barbaridades de los fascistas, pero en algún sitio leí hace tiempo que Churchill comentó, o escribió, cuando llegaron esas noticias, que si él viviera en Cataluña, él y su familia habrían sido asesinados. Y Preston, en El Holocausto Español cuenta que cuando Pablo de Azcárate, el embajador de la República, a quien obviamente conocían como liberal y moderado, fue a ver a Churchill, éste se negó a darle la mano mientras mascullaba algo así como "Blood, blood..."
Yo le tengo un odio especial a la FAI, no sólo por lo moralmente repugnantes que fueron sus crímenes, sino también por lo que supusieron de pérdida de imagen internacional para la República y lo que pudo influir en su destrucción.
Hasta mediados de los años treinta, antes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, el comunismo se había mostrado bastante más brutal que el nazismo. Desde ese punto de vista no es raro que hubiera gente que prefiriera a Hitler antes que a Stalin, sobre todo si era de derechas. De todas formas no era algo matemático, te remito a la cita que pusieron más atrás de Churchill, que en 1937 dijo que si tuviera que elegir entre comunismo y nazismo optaría por el primero. De hecho así fue unos años más tarde. Y no creo que fuera por un tema moral, que a él tan repulsivo le parecía uno como el otro, sino más bien por la defensa del Imperio británico. Es decir, Stalin se dedicaba sobre todo a joder a sus compatriotas, cometía sus barrabasadas dentro de las fronteras de la URSS y había defendido la tesis del socialismo en un solo país, pero Hitler tenía puesto el ojo fuera de las fronteras del Reich, no ocultaba sus deseos expansionistas. De hecho los había dejado muy claros en Mein Kampf, donde hablaba de la expansión germana a costa de Rusia y señalaba a Francia como enemiga acérrima de Alemania. Por tanto en aquel momento la mayor amenaza para el statu quo y la paz en Europa no era Stalin, sino Hitler.
Dicho esto, como te ha señalado Sirius los franquistas no eran nazis, aunque recibieran ayuda de Hitler. Eran básicamente la derecha española.
Hombre, yo prefiero la democracia
Churchill lo cuenta en su magna obra sobre la Segunda Guerra Mundial, que la tengo por casa. Dice que si él hubiera sido español, los republicanos lo habrían asesinado junto a su familia y amigos y que por eso no podía simpatizar con ese bando. Pero esto lo comenta hablando de la situación en España justo antes de la guerra, comparándola con la Rusia de Kerensky. Habla del asesinato de Calvo Sotelo y de cómo el débil Gobierno español había sido infiltrado por los comunistas siguiendo las directrices que dejó Lenin para hacerse con el control de los países democráticos y transformarlos en dictaduras soviéticas. Dice que con respecto a la Guerra Civil Española él optó por mantenerse neutral, pero a la vez poco menos que justifica a Franco. A mi me parece muy claro que ya desde antes de la guerra, los conservadores británicos veían al Frente Popular como un instrumento de los comunistas y a España como un país en estado prerrevolucionario.
Grand Contemporaries, Londres 1935.
«Uno puede no gustarle el sistema de Hitler y, sin embargo admirar su logro patriótico. Si nuestro país fuera derrotado, espero que deberíamos encontrar un campeón tan indomable para restaurar nuestro valor y nos conduzca de nuevo a nuestro lugar entre las naciones».[21]
Otra versión: «Si un día mi patria tuviera que sufrir las penalidades de Alemania, rogaría a Dios que le diera un hombre con la activa energía de un Hitler». [22]
Otra versión: «Si nuestro país fuera derrotado, desearía que encontráramos un campeón tan indomable como el señor Hitler para restaurar nuestro coraje y conducirnos otra vez al lugar que nos corresponde entre las naciones».
Step by Step, Londres, 1937.
https://es.wikiquote.org/wiki/Winston_Churchill
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/01/150124_reino_unido_cinco_principales_controversias_winston_churchill_lv
24 enero 2015
"Es un ser humano increíblemente complejo, contradictorio y con un aura de grandeza, y luchó con estas contradicciones durante su vida".
Allen Packwood, Centro de Archivos de Churchill
Durante las horas más oscuras de Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial, el liderazgo de Winston Churchill fue vital para mantener la moral y llevar al país hacia la victoria final contra la Alemania nazi.
En 2002, Churchill le ganó a William Shakespeare, Charles Darwin y al gran ingeniero civil victoriano Isambard Brunel y resultó elegido el mejor británico de la historia.
Pero durante una carrera que duró cerca de 70 años, Churchill tuvo más que unos pocos momentos de controversia.
"Existe el peligro de que Churchill adquiera un estatus puramente icónico, porque esto le resta humanidad", dice Allen Packwood, director del Centro de Archivos de Churchill.
Lea también: La noche en que Churchill y Stalin se fueron de fiesta
Estos son cinco de los debates más frecuentes y acalorados sobre el legado de Churchill.
1 Opiniones sobre la raza
En abril del año pasado, el candidato laborista Benjamin Whittingham tuiteó que Churchill fue "un racista y un supremacista blanco".
Sir Nicholas Soames, nieto de Churchill, se enfureció. Y el oponente conservador de Whittingham, Ben Wallace, calificó los comentarios de "ignorantes" e "increíblemente insultantes".
El tuit fue borrado, y el Partido Laborista dijo: "No representa la opinión del Partido Laborista. Él (Whittingham) se disculpa sin reservas si ha ofendido a alguien".
Pero no era la primera vez que alguien sugería que Churchill tuvo creencias racistas.
En 1937, Churchill declaró lo siguiente a la Comisión Real para Palestina: "No admito, por ejemplo, que se haya infligido una gran injusticia contra los Indios Rojos de América y el pueblo negro de Australia. No admito que se haya cometido una injusticia contra estos pueblos por el hecho de que una raza superior, una raza de grado superior, una raza con más sabiduría sobre el mundo por decirlo de alguna manera, haya llegado y haya ocupado su lugar".
Definitivamente, Churchill creía en las jerarquías raciales y en la eugenesia, dice John Charmley, autor de Churchill: The End of Glory (Churchill: el final de la gloria).
En la visión de Churchill, los cristianos blancos protestantes estaban en la cumbre, por encima de los blancos católicos, mientras que los indios estaban por encima de los africanos, añade.
"Churchill se veía a sí mismo y a Gran Bretaña como los ganadores en una jerarquía darwiniana".
"Un atenuante sería que sus ideas no eran muy singulares", explica Richard Toye, autor de Churchill´s Empire (El imperio de Churchill), "aunque había muchos otros que no las compartían".
Soames cree que es ridículo atacar a Churchill. "Estamos hablando de uno de los mejores hombres que el mundo ha visto nunca, hijo de la época eduardiana y que hablaba el idioma de su época", dice.
Y las ideas de Churchill sobre la raza no admitían comparación con la interpretación homicida que hacía Hitler sobre la jerarquía racial, dice Toye.
"Aunque es verdad que Churchill pensaba que los blancos eran superiores, esto no significaba necesariamente que pensase que era aceptable tratar a los no blancos de forma inhumana".
2 Gas venenoso
Churchill ha sido criticado por defender el uso de armas químicas, sobre todo contra los kurdos y los afganos.
"No puedo entender esta aprensión sobre el uso de gas", escribió en un memorándum cuando era ministro de la Guerra y el Aire, en 1919.
"Estoy totalmente a favor de utilizar gas venenoso contra las tribus incivilizadas", continuó.
Estas frases han sido utilizada por críticos como Noam Chomsky para atacar a Churchill.
Pero la controversia es inapropiada, dice Warren Dokter, autor de Winston Churchill and the Islamic World (Winston Churchill y el mundo islámico).
"Lo que Churchill proponía usar en Mesopotamia era gas lacrimógeno, que no es gas mostaza"
Warren Dokter, escritor
El memorándum de 1919 continuaba: "El efecto moral debería ser tan positivo, que la pérdida de vidas debería reducirse al mínimo. No es necesario usar uno de los gases más mortales: se pueden usar gases que causan mucha molestia y crean un agitado terror y, al mismo tiempo, no dejaría ningún efecto grave permanente en los afectados".
En otro memorándum sobre la utilización de gas contra los afganos, dice Dokter, Churchill se preguntaba por qué un soldado británico podría morir, herido y tirado en el suelo, mientras que era supuestamente injusto "disparar un proyectil que haga estornudar a los llamados nativos. Es, verdaderamente, muy estúpido".
Pero algunos todavía critican los ataques aéreos británicos utilizados para reprimir a las tribus rebeldes de la región.
Y es importante destacar que Churchill defendía el uso de gas mostaza contra tropas otomanas en la Primera Guerra Mundial, dice Dokter, aunque esto sucedió en un momento en el que otros países lo estaban utilizando.
3 Frases sobre Gandhi
Churchill tenía sólidas opiniones sobre un hombre que hoy en día es muy respetado por su trabajo en defensa de la autodeterminación de India.
"Es alarmante y nauseabundo ver al señor Gandhi, un abogado sedicioso, posando ahora como un faquir…dando zancadas medio desnudo subiendo las escaleras de la casa del virrey", dijo Churchill sobre su adversario anticolonialista en 1931.
"Gandhi no debería ser liberado por la simple amenaza del ayuno", Churchill le dijo a su gabinete en otra ocasión. "Nos desharíamos de un hombre malo y de un enemigo del Imperio si muriera".
Hoy en día suena pasado de moda cuestionar las tácticas políticas no violentas de Gandhi. Es venerado de la misma forma que lo es Churchill en Reino Unido.
Pero, durante años, Gandhi supuso una amenaza para la visión que tenía Churchill sobre el Imperio Británico.
"Se puso a sí mismo a cabeza de un movimiento de románticos imperialistas irreconciliables", escribió Boris Johnson en su biografía reciente de Churchill.
"Duros defensores del Raj y del derecho divino de todos los ingleses respingados de sentarse en su porche... y regodearse en su posesión de India".
"Churchill estaba más bien en la extrema derecha en cuanto a la política británica sobre India", dice Charmley.
"Incluso para la mayoría de los conservadores, por no hablar de los liberales y laboristas, las ideas de Churchill sobre India entre 1929 y 1939 eran bastante aberrantes".
Churchill era vociferante en su oposición a Gandhi, dice Toye, y no quería que India hiciera ningún movimiento hacia el autogobierno, hasta el punto de oponerse a los líderes de su propio partido y de ser generalmente bastante hostil al hinduismo.
La de Churchill era la postura del imperialismo tardío, añade Charmley.
"Estaba terriblemente alarmado", dice. "Creía que dar autonomía a los indios conduciría al imperio británico a su caída y sería el fin de la civilización".
Miembros más jóvenes del Partido Conservador, como Anthony Eden, vieron a Churchill con desconfianza durante la década de 1930, debido a su asociación con la línea de derecha más dura de la formación, explica.
John Charmley, escritor
4 La actitud hacia los judíos
En 2012 hubo objeciones a la propuesta de construir el Centro Churchill en Jerusalén.
El argumento era el siguiente: "(Churchill) no es extraño al latente antisemitismo de su generación y su clase".
El biógrafo oficial del político, Martin Gilbert, contó en su momento que "estaba familiarizado con el ideal sionista y apoyó la idea de un estado judío".
Pero ser antisemita y sionista no son incompatibles, matiza Charmley.
"Churchill, sin lugar a dudas, era un ferviente sionista", dice. "Un ferviente creyente en el derecho de los judíos a tener un Estado propio y de que este estuviera en lo que entonces se llamaba Palestina".
Sin embargo, el que fuera primer ministro de Reino Unido también "compartía el antisemitismo de bajo nivel e informal de los de su clase", añade.
"Si juzgamos a los que vivieron en aquella época con los estándares de corrección política del siglo XXI, son todos culpables", señala.
"Esto no debería impedirnos ver la imagen general".
En 2007 se descubrió un artículo de 1937 sin publicar, supuestamente escrito por Churchill, titulado Cómo pueden combatir los judíos la persecución.
"Puede ser que, sin quererlo, estén invitando a la persecución. Puede que sean responsables en parte del antagonismo que sufren", decía el texto.
"Existe la sensación de que el judío es un forastero incorregible, que su lealtad siempre estará con los de su raza".
Sin embargo, hay historiadores que aseguran que el artículo en cuestión fue escrito por el periodista Adam Marshall Diston y que podría no representar con precisión el punto de vista de Churchill.
"El antisemitismo informal era rampante", concuerda Dokter. "Pero es inconcebible señalarlo como antisemita".
Prueba de ello podría ser lo que escribió en 1920: "A alguna gente le gustan los judíos y a otra no. Pero ningún hombre serio puede dudar del hecho que son, sin duda, la más formidable y notable raza que ha habido en el mundo".
5 La postura para con el islam
El presidente del partido británico Liberty GB, Paul Weston, fue arrestado el año pasado por sospechas de acoso racial después de que leyera en voz alta algunos de los pensamientos de Churchill sobre el islam.
Weston leyó pasajes del libro The River War, de 1899.
En esta obra, el político escribió: "¡Cuán terribles son las maldiciones que el mahometismo establece sobre sus devotos! Además del frenético fanatismo, que es tan peligroso en un hombre como la rabia en un perro, está esa apatía fatalista".
Y también: "Existen hábitos impróvidos, sistemas agrícolas descuidados, métodos de comercio lentos e inseguridad de la propiedad allá donde vivan los seguidores de las reglas del profeta".
Fragmentos de estas citas circulan ahora acompañados de retratos de Churchill en internet, con la intención de demostrar su postura anti islam.
"Ese era quizá el punto de vista más común y compartido por los británicos de la época de Churchill y no tengo ninguna duda de que él creía exactamente eso", dice Charmley.
Pero el que fuera primer ministro tenía una postura mucho más matizada sobre esa religión, asegura Dokter.
El libro de 1899 fue escrito en referencia a los mahdistas de Sudán, inmediatamente después de una guerra colonial (1881–1899) en la que participó Churchill.
Además, según revelaciones recientes, el islam fascinaba tanto a Churchill que en un momento su familia temió que se convirtiera.
Y en 1940 su gabinete destinó US$150.000 para la construcción de una mezquita en Londres, como reconocimiento a los musulmanes indios que lucharon por el imperio británico.
Respecto a eso, dijo en la Cámara de los Comunes, la cámara baja del Parlamento: "Muchos de nuestros amigos de los países musulmanes ya han expresado su aprecio ante este regalo".
"Su relación con el islam era más complejo de lo que la gente cree", sugiere Dokter.
Y recuerda que cuando Churchill estuvo de vacaciones en Estambul y jugó al polo con musulmanes en India.
Dinero a cambio de influencia
"Dos compañías petroleras, Royal Dutch Shell y Burmah Anglo-Persian Oil Company (la que después sería British Petroleum, BP), a cambio de un pago de US$7.500 le pidieron que apoyara su propuesta de fusión", escribió Gilbert en la biografía oficial.
De acuerdo a los estándares políticos actuales de Reino Unido, aquel pago sería considerado altamente inapropiado en 1932.
Churchill, cuya "carrera política estaba de capa caída" en aquel tiempo, según el historial de BP, estuvo de acuerdo en usar su influencia parlamentaria en el tema a cambio del dinero.
"Pero yo tendría cuidado sobre llamarlo soborno", advierte Toye.
"Aceptó todo tipo de regalos, lo que con la cultura actual de total transparencia sería expulsado inmediatamente de los Comunes. Pero esas reglas no existían en aquel tiempo".
El Registro de los Intereses de los Miembros se introdujo en 1975.
"Puedes argumentar que hubo conflicto de intereses, incluso que estuvo mal, pero no puedes llamarlo soborno en el sentido actual, como algo ilegal", explica Toye.
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/01/150124_reino_unido_cinco_principales_controversias_winston_churchill_lv
Como puse al principio del hilo, el hecho de que hablara de gases lacrimógenos no hace que el comentario sea ni menos racista ni menos colonialista.
Debería haber escrito: esto lo comenta después de hablar de de la situación en España justo antes de la guerra, comparándola con la Rusia de Kerensky.
Dejo el texto completo:
La traducción es infame, pero bueno.
Por cierto, en la web de la Fundación Nacional Francisco Franco también reproducen este texto, pero a su manera, es decir, censurándolo a base de eliminar cualquier párrafo crítico con los franquistas. Quitan incluso la mención al bombardeo de Guernica. Contempladlo vosotros mismos.
Winston Churchill fue un patriota valiente que amó la libertad en casa y en Europa
Fernando Savater
10 FEB 2018 - 00:00 CET
Soy poco original: comparto con muchos contemporáneos mi admiración por Winston Churchill. La aflicción del Brexit ha reavivado la nostalgia por este europeo magistral, plasmada en dos películas: Churchill de Jonathan Teplitzky y El instante más oscuro de Joe Wright, esta nominada a varios Oscar. Los intérpretes del personaje —Brian Cox en una y Gary Oldman en otra— logran creaciones notables, a mi juicio superior la del primero, menos efectista y mejor apoyada por su físico. En ambos filmes se retrata la voluntad fiera y decidida del premier: he leído comentarios recomendando a nuestros gobernantes timoratos su ejemplo de coraje insobornable al desafiar en solitario la tiranía nazi contra los que aconsejaban “diálogo”, dramáticamente reflejada en El instante más oscuro. Entonces su firmeza salvó a Europa, como ahora sabemos. Pero no olvidemos lo que cuenta Churchill: que con igual tozudez se opuso al desembarco de Normandía (sin duda recordando el desastre de Gallipoli). Ahí la salvación de la democracia en Europa fue que ni Eisenhower ni Montgomery le escuchasen, pese a su prestigio. El mismo carácter brusco pero admirable puede llevar a éxito o al desastre, según las circunstancias. Es la peligrosa ambigüedad del héroe político...
Winston Churchill fue un patriota valiente que amó la libertad en casa y en Europa. Es bien conocida su afición higiénicamente incorrecta por las bebidas fuertes en dosis generosas y los puros de gran calibre. También por los caballos: Brough Scott ha contado en Churchill at the Gallop su vida como jinete desde la infancia, en la guerra y en el deporte, así como criador y propietario de purasangres de carreras. No sé si para muchos esto cuenta en el cómputo de su grandeza, pero a mis ojos le confirma como un hombre plenamente a mi gusto.
https://elpais.com/elpais/2018/02/07/opinion/1517994994_056041.html
"Entonces comenzó una trágica guerra civil. Los comunistas que llegaron al poder emprendieron masacres masivas, a sangre fría, de sus adversarios políticos y de los adinerados, devueltas con creces por las fuerzas franquistas. Todos los españoles se enfrentaron a la muerte con notable compostura y fueron ejecutados muchísimos en ambos bandos. Los cadetes militares defendieron su escuela en el Alcázar de Toledo con la máxima tenacidad, y las tropas de Franco, que se abrieron camino desde el sur, dejando tras de sí un rastro de venganza en todos los pueblos comunistas, al final consiguieron liberarlos. Este episodio merece la atención de los historiadores.
En esta lucha me mantuve neutral. Naturalmente, no estaba a favor de los comunistas. Habría sido imposible, sabiendo que, de haber sido español, me habrían asesinado a mí, a mi familia y mis amigos."
Lo que sorprende y en eso te doy la razón, es en la mezcolanza de meter a los comunistas por todas partes cuando aún no tenían mucho control. Hay una reelaboración posterior al momento, y como a Churchill no cabe achacarle ignorancia, parece más bien intencionada para justificar la posición inglesa.
Lo recordaba mal y por eso lo corregí.
Pero vamos, que lo importante es lo último que dices. Para los conservadores británicos el Gobierno del Frente Popular era un instrumento de los comunistas desde antes de la guerra. Y no sé si estaban mal informados, porque para lo que les convenía estaban mejor informados que nadie. Sobre todo porque, como ya es sabido, siempre han sido auténticos expertos en interceptar y descifrar las comunicaciones extranjeras. En 1936 descifraban sin problemas y de forma sistemática los mensajes italianos, franceses, estadounidenses y españoles (los soviéticos no: lo habían hecho hasta 1927, pero en aquel año los británicos hicieron públicas sus actividades para denunciar que los soviéticos los estaban espiando; esto llevó a la ruptura de relaciones entre en Reino Unido y la URSS -recuperadas dos años más tarde con los laboristas en el poder- e hizo que Moscú cambiara los códigos de sus mensajes, de forma que los británicos no pudieron volver a descifrarlos de forma satisfactoria hasta finales de la Segunda Guerra Mundial). Antes del alzamiento de 1936 los británicos ya estaban bastante enterados de lo que se preparaba y desde luego en ningún momento pensaron en avisar a las autoridades españolas. Ángel Viñas recuerda que uno de los británicos que le llevaron el Dragon Rapide a Franco fue Hugh Pollard, vinculado al MI6, lo que quiere decir que la operación contaba con la aprobación de las autoridades del Reino Unido. Nada más estallar la guerra los británicos se negaron a suministrar combustible en Tánger o Gibraltar a la flota republicana y también a vender armas a la República. Aplaudieron la política francesa de la no intervención y la pusieron en práctica de forma más rigurosa y contundente que los galos. Las autoridades británicas prohibieron incluso la exportación de aviones civiles a España. Obviamente esta "neutralidad" favorecía a los rebeldes y los conservadores británicos eran muy conscientes de ello. Como escribe Moradiellos en el artículo que enlacé más atrás, la intención de las autoridades británicas era evitar cualquier ayuda directa o indirecta a un gobierno cuya legalidad formal encubría un aborrecido proceso revolucionario. Hechos ocurridos en 1936 como la violencia callejera, la quema de iglesias o el asesinato de Calvo Sotelo les habían convencido de ello. Otros hechos posteriores, como la matanza de Paracuellos (las masacres masivas, a sangre fría cometidas por los comunistas, que comenta Churchill), se lo confirmaron. Entre la gente de derechas de la época el miedo al comunismo, a que se repitiera lo ocurrido en la URSS en otros países, era muy latente, de forma de cualquier conato revolucionario hacía saltar todas las alarmas. En cualquier caso lo mejor era dejar que los españoles se mataran entre sí, ayudando un poquito, eso sí, a Franco.