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El gran testimonio del gulag que no se quería publicar
Editado en castellano ‘Un mundo aparte’, del periodista polaco Gustaw Herling-Grudzinski
Varios autores analizan por qué la izquierda europea ninguneó este tipo de relatos
Manuel Morales Madrid 9 JUL 2012 - 18:31 CET
Construcción de una línea de ferrocarril en la región ártica (1947). Es una de las fotos que tomaron presos, rescatadas por el periodista polaco Thomas Kizny para su libro 'Gulag'.
Casi un cuarto de siglo antes de que Alexandr Solzhenitsin descubriera al mundo el horror de los campos de trabajo de la Unión Soviética durante el estalinismo en Archipiélago Gulag (1973), un joven periodista y escritor polaco, Gustaw Herling-Grudzinski (1919-2000), adelantó lo que el sistema comunista había perpetrado contra millones de personas. Herling publicó en Inglaterra en 1951 Un mundo aparte, relato autobiográfico de los casi dos años que sobrevivió en el campo de Arjánguelsk, al norte de Rusia. El libro, editado por fin en castellano por Libros del Asteroide, detalla las largas jornadas de penosas tareas bajo un clima extremo, las violaciones a las mujeres, las heridas que se infligían presos para estar de baja y tener algo más de comida, el hambre atroz, el dolor por la extenuación y las kafkianas detenciones de un sistema dispuesto a lavar al cerebro al que aceptara que estaba equivocado. Un vía crucis que desgrana Herling con sencillez, con un estilo que a veces sorprende por su frialdad, incluso cuando cuenta su estancia en el barracón del mortuorio, adonde se enviaba a los desahuciados.
La explicación a esta manera de narrar tan precisa se debe a que "las muescas de la experiencia que padeció Herling eran secundarias al lado de la reflexión por lo que veía", señala el catedrático de la Universidad de Barcelona Ricardo San Vicente, traductor de autores rusos. "Herling plantea en su libro hasta qué punto el Estado puede destruir a un hombre", dice este profesor. Un régimen que el escritor José María Ridao y el periodista Jorge M. Reverte, conocedores de la literatura sobre los campos de concentración soviéticos, tachan de “monstruosidad”.
La primera edición de Un mundo aparte fue prologada por Bertrand Russell. El filósofo británico dijo que "de los muchos libros" que había leído sobre el sistema penitenciario en la URSS, este era "el más impresionante y el mejor escrito por su extraña fuerza descriptiva". A pesar de las sucesivas traducciones a distintos idiomas, la obra fue ninguneada por la izquierda europea. En Rusia y Polonia, tras varias décadas en el índice de libros prohibidos, vio la luz por fin en 1990. "El conocimiento del gulag se retrasó mucho porque la Unión Soviética fue un país vencedor del nazismo”, dice Ridao, que vivió en la URSS los años previos a su derrumbe. "El tener un enemigo común con las democracias le dio a los soviéticos unas credenciales que no tenían. La URSS había combatido en el buen lado pero no por buenas razones". Para Reverte, "aún no se ha explicado suficientemente lo que ocurrió porque hubo un manto piadoso tras la II Guerra Mundial que llevó a muchos intelectuales a ocultar esas barbaridades, que fueron similares a las de los nazis. Seguramente Stalin mató a más comunistas que Hitler". Para Ridao, esa intelectualidad se comportó como "una ideología sectaria, que aceptó una doble moral para perder toda empatía con el sufrimiento".
Aberración
De las similitudes entre Hitler y Stalin, Ridao explica que “la idea comunista de la URSS encarna la aberración de un ideal igualitario; el nazismo es un ideal de superioridad que condujo a la aberración". Unos caminos en paralelo que, según el profesor San Vicente, ya apuntó el escritor y exministro de Cultura Jorge Semprún, deportado al campo nazi de Buchenwald y expulsado del Partido Comunista de España en 1964.
Otro intelectual, Albert Camus, recomendó de forma reiterada a editores franceses Un mundo aparte, pero siempre le dieron con la puerta en las narices. "Este libro tendría que ser publicado y leído en todo el mundo, tanto por lo que es como por lo que dice”, afirmaba el autor de El extranjero. Hubo que esperar hasta 1985 para que ello sucediera en territorio francés. El propio Semprún explicaba las razones de ese retraso en el prólogo de la edición francesa: "La infiltración de comunistas" en las editoriales.
El escritor polaco Gustaw Herling-Grudzinski.
Reverte abunda en esta cuestión: “Los comunistas que vivían en Occidente, en sociedades acomodadas, defendían a Stalin porque había que defender la revolución. Sacar a flote lo que había sucedido era traicionar esa revolución, una complicidad que se explica por el antiimperialismo, estar contra los americanos”. El periodista e historiador polaco Adam Michnik escribió que la lectura con solo 15 años del libro de Grudzinski fue un "impacto". "La propaganda comunista se redujo a nada. Comprendí que todos los días, en la escuela, los libros y los periódicos, me mentían".
Herling vivió para ver cómo su obra era despreciada. Él, que había estado desde mediados de 1940 hasta comienzos de 1942 confinado en uno de esos campos, acusado de espía cuando intentaba cruzar la frontera con Lituania. El joven Herling se había enrolado en un grupo de resistencia tras la partición que hicieron Hitler y Stalin de su país en agosto de 1939, días antes de que empezase la Guerra Mundial. Solo cuando los alemanes rompieron el acuerdo e invadieron la URSS en junio de 1941, los polacos como él tuvieron esperanzas de que cambiara su suerte en el gulag. Hasta entonces su miserable existencia pasaba "día tras día, semana tras semana, mes tras mes, sin alegría, sin esperanza, sin vida", escribió el periodista.
Para Reverte, "aún no se ha explicado bien lo que ocurrió en el gulag"
"Era un sistema brutal de represión, salvaje, inhumano", subraya Reverte, autor de obras sobre la Guerra Civil española. "El fin era acabar con cualquier forma de discrepancia pero no se buscaba el exterminio". Había un matiz de perversión: "Querían que sus campos de trabajo fueran productivos". Una idea en la que está de acuerdo San Vicente, un hombre nacido en Moscú porque sus padres fueron enviados por la II República poco antes de la Guerra Civil: "Se convirtió en un sistema perfecto de producción, ¡cuántas grandes infraestructuras se construyeron con presos!". Así, cuando los campos se desmantelan por la llegada al poder de Jruschov, el sucesor de Stalin "descubre que necesita trabajadores e inicia una campaña de llamamiento al patriotismo a los jóvenes". Para Ridao, lo más terrible de aquel periodo fue "la extraordinaria impunidad con la que actuaba el régimen". San Vicente lo califica de "violencia gratuita". "Lo único racional era la estadística, tenían que aparecer tantos enemigos en cada pueblo. Y aparecían".
Cuando Herling es liberado solo tiene 22 años. La invasión nazi de Rusia ha cambiado la dirección del viento. "Polonia pasó de ser un país que debía desaparecer a usar a sus soldados como carne de cañón", destaca Reverte, que recuerda la célebre matanza del bosque de Katjyn, cuando los soviéticos asesinaron en 1940 a unos 15.000 polacos de la élite militar en Smolensk.
No solo los polacos sufrieron la saña del estalinismo. San Vicente, que prepara la traducción de un nuevo volumen de los Relatos de Kolimá, el gigantesco retrato del terror del gulag que escribió Varlam Shalámov, recuerda cómo se castigó "a los que habían caído prisioneros de los alemanes". "Cuando volvieron a casa, los enviaron a Siberia. También fue especialmente cruel el trato a los habitantes de las zonas ocupadas por los nazis".
A pesar de los padecimientos, Herling tuvo el coraje, recién salido del gulag, de alistarse en el Ejército polaco y combatir en Italia contra el fascismo. Se quedó allí tras la guerra y vivió en Nápoles hasta su muerte en 2000.
San Vicente se refiere al conocido axioma de que "el país que no conoce su pasado está condenado a repetirlo" para referirse a la situación actual en Rusia. "Hay un intento de recuperar el bagaje épico de la lucha contra los nazis, a la vez de un intento de olvidar el gulag. Las nuevas generaciones no saben qué paso pero confío en que los escritores les hagan recordar". Será la forma de evitar que resurja ese mundo aparte que sufrió Herling.
Más literatura del horror
'La corte del zar rojo’, de Simon Sebag Montefiore
‘Los que susurran’, de Orlando Figes
‘Relatos de Kolimá’, de Varlam Shalámov
‘Un día en la vida de Ivan Denisovich’, de Alexandr Solzhenitsin
‘Archipiélago Gulag’, de A. Solzhenitsin
‘Nieve roja’, de Sigismund Krzyzanowski
‘Fiel Ruslán’, de Gueorgui Vladímov
EL PAÍS
Comentarios
Pues nada, repito lo de siempre: si eso es verdad, ya se podrían haber dado cuenta los comunistas unas décadas antes. Para mí cuentan los hechos, ponerse a debatir ahora acerca de la pureza ideológica de Stalin viene a ser como hacerlo sobre el sexo de los ángeles.
Por lo demás, mi homenaje a quienes como Herling denunciaron muy pronto el terror comunista a pesar de la censura y las simpatías que muchos intelectuales progresistas sentían hacia el estalinismo.
Pues claro.
Ah, que los trotskistas fueron perseguidos por Stalin. Muchas gracias, muy interesante, no lo sabíamos.
Ahora si quieres podemos hablar de la censura que sufrieron por parte de muchos progresistas los primeros que decidieron denunciar el terror soviético. Ah, no, que eso no te interesa, a ti sólo te preocupa dejar a salvo tu ideología.
¿Qué te parece que durante más de tres décadas no se pudiera publicar el libro de Herling en Francia?
http://www.youtube.com/watch?v=IbOHfoX7_a0#
Para nada, lo organizó todo la CIA
Creo que lo leí en su día, pero es muy buen artículo, muy esclarecedor. Me lo guardo para futuros hilos.
Lo más alucinante es que hoy, año 2012, todavía quedan ciegos voluntarios de ésos que habla el artículo.
Antes del viaje
Despues del viaje
Las dictaduras comunistas han sido lo peor de la humanidad, excluyendo la nazi, pero es un error, imHo, confundir dictaduras comunistas con comunistas, los personajes citados por Jimmy son igual de victimas como personas y su ideologia no los convierte en culpables, quizas en otras circunstancias lo hubiesen sido, quizas no, el rechazo que debemos tener es a los sistemas totalitarios y las personas que los hicieron funcionar y dirigir, no a los que se creyeron la propaganda, o la esperanza de un mundo mejor para todos.
Un saludo
Mas en el The God that failed, muy acertado el paralelismo God/Comunismo, imo
A veces pareces nuevo.
El pesonaje del que habla Jimmy por supuesto que es una víctima, pero a Jimmy le interesa porque era totskista y así puede colarnos su rollo propagandístico de todos los hilos. Jimmy es la versión trotskista de Pielroja, con la diferencia de que uno es aficionado a poner fotitos con banderas de su partido y el otro tochos y más tochos.
Eso sí, del tema del hilo ni palabra. Le pregunto a Jimmy:
¿Qué te parece que durante más de tres décadas no se pudiera publicar el libro de Herling en Francia?
Respuesta de Jimmy:
http://www.youtube.com/watch?v=IbOHfoX7_a0#
Las víctimas no suelen tener culpa de nada (bueno, depende: Yagoda y Yezhov también fueron víctimas del estalinismo, y en fin... :ilu: ), pero los intelectuales occidentales que defendieron a capa y espada a la URSS no es que se creyeran la propaganda, es que ellos mismos fueron los creadores de buena parte de esa propaganda. Y ya lo creo que son culpables, para empezar de que se censurase o insultase a víctimas del estalinismo que simplemente contaban y denunciaban lo que habían sufrido, como Herling o, más tarde, Solzhenitsyn. O antes a Gide, como tú bien has dicho, de quien se burló Pablo Neruda sólo porque había contado lo que había visto en la Unión Soviética.
El artículo que ha puesto Diver lo explica muy bien, pero no ha habido todavía una autocrítica clara por parte de la izquierda europea occidental por la complicidad que mantuvo tantas veces y durante tanto tiempo con las dictaduras comunistas. Céline, Riefenstahl, Ezra Pound y otros han sido unos apestados, y lo veo lógico, pero en cambio a Neruda o Alberti no se les tienen en cuenta para nada sus apoyos explicitos a Stalin. El hoy tan valorado Julio Anguita sigue defendiendo a Fidel Castro a capa y espada, y sus admiradores no parecen ver ningún problema en ello.
E insisto en que el nazismo ha sido tan malo como el estalinismo, no veo por qué cuesta tanto entenderlo. Que se lo dijeran a Margarete Buber-Neumann, que padeció ambos y después se dedicó a defender que no había prácticamente diferencias entre ellos.
No jodas ¡¡¡ , nunca sospeche que tuviera simpatia por los troskos :ohmy:
Joder, Pedro, puedo ser tonto, pero no tonto de los cojones, me gusta la expresion , claro que lo hace porque es troskista y quiere resaltar el caracter de victimas de los troskos por parte de Stalin, pero es que SI fueron victimas, y ademas participaron en primera linea en la construccion del regimen totalitario sovietico, es mas complicado pero es mas real.
Cierto, pero ademas de mandarles una colleja historica retroactiva , queda una pregunta que es fundamental, al menos para mi, ¿porque coño lo hicieron?, sin duda hubo algunos que lo hicieron por un sobre de la embajada sovietica, por disfrutar de las ventajas de estar dentro de un grupo hegemonico en la cultura occidental, sobre todo europea, el caso de Camus vs Sartre es demoledor, pero imHo esta respuesta sola se queda coja y resulta falsa, la gran mayoria de comunistas lo eran porque creian en el comunismo, creian que era la salvacion de la Humanidad, creian en su victoria a pesar de todo, y si ese todo incluia gulags o stalines, se aceptaba como mal menor, como desvios y errores a coregir pero que no alteraba la fe en el comunismo.
Porque de eso va el comunismo, de fe, de creencia en el paraiso futuro, de aceptar sacrificios propios y ajenos por el eden prometido, no see yo quien critique el anticomunismo , pero no sere yo quien defienda que eran comunistas por maldad, interes o ignorancia, dejemos excepciones aparte.
La lenta pero inexorable decadencia del comunismo, sobre todo en Occidente, no depende tanto de la mayor o menor censura de los intelectuales comunistas sobre la realidad sovietica, a pesar que existio, porque siempre hubo una propaganda/informacion sobre la realidad tragica de la URSS, como de cual era la realidad de la gente en Occidente, y no solo aqui, cuando se desmorona la URSS nadie con dos dedos de frente sigue defendiendola como ejemplo, obviemos a los pielesrojas , la mayoria porque ve que no se vive tan mal en Occidente, y los necesitados de utopias epicas se buscan alternativas mas o menos heterodoxas.
Julio Anguita podia defender el modelo sovietico en los años 90, ¿y? seguia siendo el lider de una coalicion minoritaria que desde luego no recibia sus apoyos por su defensa del modelo sovietico, seguramente hoy recibiria mas apoyo y en parte mas por su defensa del modelo sovietico, ¿culpable? los que defendemos el modelo occidental que HOY da unos resultados no muy brillantes precisamente...
El tema es interesante, porque hubo mucha hipocresia, yo siempre señalo a Picaso, Premio Stalin, militante del PCF, que jamas dijo nada sobre la prohibicion legal del arte cubista, entre otros, en la URSS, porque hubo mucha joputez, el boicot a intelectuales y escritores de primera fila solamente por no ser comunistas, o por ser anticomunistas, como Camus o Koestler, fue de juzgado de guardia, porque hubo mucha incoherencia, gente como Cortazar o Visconti (con matices), viviendo una vida de lujo, jazz, drogas, sexo/amor libre, cultura abierta, pero siempre dispuestos a defender el modelo gris, triste y jerarquizado del hombre sovietico.
Un saludo
No creo que seas tonto ni de los cojones, pero no lo entiendes
Ya paso de hablar del Jimmy este (que sí es un poco tonto), pero lo que quiere no es resaltar el papel de víctimas de los trotskistas, lo que quiere es hablar única y exclusivamente del puto trotskismo, como hace en todos los hilos, y aprovechar así para insistir en que el comunismo no tiene nadanadanada que ver con los crímenes del comunismo. Porque el auténtico comunismo es el trotskismo. O sea, desviar el tema hacia sus putas pajas mentales, que de las víctimas de Stalin hubo muchos grupos, pero la verdad, ponerse aquí a hablar de los alemanes del Volga o los tártaros de Crimea como que se saldría un poco del tema.
Y yo opino lo mismo. El problema aparece cuando ese rasero no se aplica a los intelectuales que simpatizaron con el fascismo o el nazismo (que fueron unos cuantos también). Tenemos entonces a unos malvados apestados por un lado, y a unos idealistas crédulos por otro. Y eso no vale. O follamos todos, etecé, etecé.
Para mí entonces las intenciones no cuentan mucho, cuentan los hechos, y quienes hacen todo lo que pueden por apoyar a una dictadura sangrienta, con sus campos de concentración, sus millones de víctimas, etecé, etecé, siendo conscientes de lo que están defendiendo, son unos putos cabrones de mierda, sin más, aunque actuaran convencidísimos de estar salvando a la humanidad.
Pues eso
Ya, lo que pasa es que en realidad ahí está el problema. Creían en ello. Y sabían lo que pasaba. Y aún así creían en ello y lo silenciaban para los demás en la medida en que podían. Pero el problema es ése, que creían en ello sabiendo los crímenes que se estaban cometiendo. Anteponían la muy remota hipótesis de una salvación futura (joder, menos mal que eran intelectuales) a la certeza del sufrimiento actual de millones de personas. Como bien dices, había una opción. Se podía elegir ser Camus y se podía elegir ser Sartre. Si no hubiera habido un Camus tal vez podríamos pensar que no había opción. Pero la había.
Y todo eso para los que como dices, "creían en ello". No hace falta hablar de los que simplemente querían pertenecer a un determinado establishment.
Claro, hombre. Y si para ti es válido tacharme de nazi en otro hilo, para mí lo es decirte que eres más corto que la picha de un gorrión, porque además es verdad: no pillas una. Y ya sabes, donde las dan las toman.
:jpshakehead:
Y por eso hoy Camus es universalmente reconocido y Sastre esta en el basurero como intelectual, porque al final la verdad se impone.
Lo unico que añado, porque obviamente comparto el fondo de Afri o el tuyo, es que no es pecado intentar contextualizar las personas y las cosas, y que nos podemos y debemos permitir el fairplay de reconocer otros crimenes, honestamente yo creo que en España los comunistas son los ultimos de la lista de pedir perdon por sus crimenes de apoyo stalinista cuando hemos soportado una dictadura de 40 años de caracter derechista y nadie ha perdido perdon.
Un saludo
El caso de España es aparte. En realidad la culpa de todo esto que hablamos es de los intelectuales franceses. Tras la Segunda Guerra Mundial, con Alemania destrozada y dividida, Italia recuperándose, los británicos a lo suyo -como siempre- y España aislada por la dictadura franquista, la cultura francesa fue hegemónica durante algún tiempo en Europa Occidental. Los intelectuales franceses tuvieron entonces mucha influencia y, por desgracia, mayoritariamente simpatizaban con el comunismo y la URSS. Las gilipolleces que llegaron a decir y escribir algunos como Sartre (que tampoco veo yo que esté tan en el basurero, como dices) sobre la Unión Sovietica son increíbles. Como dice Diver, menos mal que era intelectuales.
Recordemos que a Robert Brasillach se le ejecutó por hacer exactamente lo mismo, pero en relación a los nazis. Su delito fue escribir. Muchas hijoputeces, sí, pero escribir.
En noviembre del año pasado, en el programa SER Historia, la historiadora Luiza Iordache Cârstea explicaba perfectamente en diez minutitos el horror del Gulag:
http://www.ivoox.com/luiza-iordache-republicanos-espanoles-gulag-audios-mp3_rf_1593198_1.html